Extra Tristan

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Tristan

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Tristan

—Una malteada de frambuesa, un postre de cerezas y un helado de chocolate y brownie —nos entregaron a cada uno nuestros respectivos postres. 

Observé de reojo la enorme montaña de chocolate que Sky estaba a punto de comer. Apostaba a que no podría con todo eso, porque su pequeña figura no resistiría esa norme dosis de azúcar. Y si lo hacía, probablemente corría el riesgo de sufrir un coma diabético. 

—¿Quiere chispas de chocolate? —preguntó el mesero, y me aterroricé de que ella aceptara. 

¿Acaso no era suficiente? ¿no le haría daño? además, con ese nivel de azúcar, no podría dormir en un buen rato. Aún así, ella parecía maravillada con esa bomba de chocolate. 

—¿Quieres probar? —saco un poco con su cuchara y lo extendió hacia mí.

Pasé saliva en seco y asentí. No me pude negar a pesar de que no me gustaba el chocolate en absoluto.

Sentí en mi paladar la crema, y tragué, provocando que ella levantara la comisura de sus labios.

—Está asqueroso —dije, provocando que su sonrisa desapareciera lentamente.

—¿Qué dices?

—Es una aversión natural que Tristan tiene por el chocolate —comentó Dylan.

—¿Entonces por qué aceptaste probar? —alzó una de sus cejas.

Cierto ¿Por qué acepté?

—Es que no puede negarse cuando se trata de ti —contestó Dylan, provocando que esos enormes ojos marrones me vieran con más profundidad.

Mierda.

Un primer latido chocó fuerte contra mi pecho. Respiré hondo, intentando calmar mi taquicardia.

Solo es simpatía.

—¿Ya conseguiste un nuevo lugar en el cual quedarte? —preguntó Dylan, continuando la conversación.

Usualmente yo no sabía qué decir. O más bien, no me gustaba tener que hablar. Prefería oír y observar, pero en estos momentos, me costaba mucho mirar a la persona frente a mí.

Mis sentidos se atrofiaban.

—Sí, logramos encontrar un hotel cerca del set —contestó ella, revolviendo la mezcla en su copa. 

Desvíe mi mirada hacia el paisaje, mientras la conversación entraba por mis oídos. Estábamos en un restaurante en lo alto de un edificio, con enormes ventanales por los que entraba la luz natural, pero siendo lo suficientemente privado para estar tranquilos. Después de todo, Sky era como un imán para los paparazzis.

Bebí de mi malteada, pensando en lo que estaba en mi itinerario. Tendría que buscar la forma de entrenar sin tener que forzar el movimiento de mi brazo. Debía cuidarme para dejar de tener esas reacciones exageradas en las que perdía el control de mí mismo.

El divorcio de mis sueños ✔️Where stories live. Discover now