Capítulo veinticinco

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Durante nuestra estadía, todo fue risas y salidas nocturnas, que terminaban con Ash sobre mí, haciéndome el amor sin dar tregua al descanso

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Durante nuestra estadía, todo fue risas y salidas nocturnas, que terminaban con Ash sobre mí, haciéndome el amor sin dar tregua al descanso. Pasamos toda una semana paseando, disfrutando del sol, la playa, y asistiendo a los eventos tradicionales de la isla.

Sin embargo, esta semana teníamos un plan diferente en nuestro itinerario. 

Cuando abrí mis ojos esa mañana, lo primero que vi frente a mis ojos fue a Ash entrando a la habitación con una torta de fresas y chocolate, además del café recién hecho para el desayuno.

—Feliz cumpleaños, amor — canturreó, hundiendo un lado de la cama para dejar la bandeja. —. Me alegro de que podamos pasar juntos este día tan especial. Te amo —sonrió y sus labios presionaron mi frente. 

—Gracias —reí, cuando recibí más besos por todos mi rostro. —¿En qué momento hiciste todo esto? —pregunté, al detallar el ramo de flores junto a mi mesita de noche y también, las bolsas de regalos en el borde de la cama. 

—Lo he planeado desde hace un tiempo —contestó con autosuficiencia. —. Quería sorprenderte. 

—Pues, realmente lo hiciste —dije, dándole un sonoro beso. 

Me permití soplar las velas, y posterior a ello, mordí el pastel. 

—Abre este primero —Ash me extendió uno de sus tantos regalos. No tenía ni idea de en qué momento los compró o dónde los escondió por tanto tiempo. 

Su mirada llena de ansiedad, hizo que dejara mi vaso de jugo a un lado para prestarle atención al paquete, con un lienzo enorme de color rojo. Lo abrí lentamente, encontrándome con unas sandalias de tacón delgado y tiras que se ataban hasta un poco más abajo de mis rodillas. Eran realmente hermosas, y las combinó con el siguiente regalo, el cual consistía en un hermoso vestido de tela fina y espalda descubierta. El conjunto completamente me encantó. 

Los demás regalos eran collares, aretes, y mucha ropa que pudiese usar en nuestra estadía. Incluso había agregado ropa interior que definitivamente era de su propio gusto. 

—No puedo creer que me compraras todo esto... —dije casi sin aliento. Y Ash me conocía tan bien. 

—Te mereces eso y más —murmuró, abrazándome. —. Aún tengo algunos pendientes, pero te los daré por la noche...

—¿Más?

—Ajá —sonrió con picardía. 

—Te esperaré envuelto en un lienzo —le guiñé un ojo, juguetonamente. 

—Si eso es lo que quieres... —no tuvo problema con esa propuesta. 

Y no hizo falta decir nada más, ya que después de eso, volvimos a caer sobre la cama iniciando mi cumpleaños con sexo por la mañana y toqueteos dentro de la ducha. 

Teníamos un viaje planeado a Santorini, y para ello, arrendamos un catamarán para dirigirnos hacia aquel pedacito de tierra en el Egeo.

—¡Feliz cumpleaños a la mejor actriz, mi mejor amiga y la segunda mujer más bella en este mundo! Obvio la primera soy yo —me felicitó Irene, repartiendo besos por mis mejillas. 

El divorcio de mis sueños ✔️حيث تعيش القصص. اكتشف الآن