Capítulo veintiocho

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—Ash, tienes que prepararte

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—Ash, tienes que prepararte. Mañana es el día y... —el discurso de Oliver quedó a medias en el momento en que me empiné el vaso de ron, y aquello lo llevó a quitarme la botella medio vacía que tenía aferrada a mis manos. 

—Dámela...

—No, ya tuviste suficiente —dictaminó. —. Debes afrontarlo y entender que el divorcio se va a concretar. 

—No puedo... De verdad no puedo —contesté, sintiendo ese ardor en mi garganta que no se iba ni con el alcohol. 

No podía creer que... en menos de un pestañeo, todo se hubiese ido a la mierda. 

—Tendrás que hacerlo, porque Sky ya firmó los papeles —soltó y aquello me hizo recordar la razón por la que me encontraba devastado.

Ella en verdad los firmó... 

Ya no sería mi esposa. Ya no sería mía...

—Necesito explicarle una vez más —Intenté levantarme del sofá. —. Ella tiene que saber que lo de Camille fue algo sin importancia. 

—Tienes que entender que... ya no hay nada entre ustedes, Ash —me sostuvo, devolviéndome al sofá. —. Se terminó. 

—No...

—Sí —insistió. —. Y si antes querías alejarte de ella, entonces será mejor que vuelvas a tomar ese camino. Porque Sky no te lo va a perdonar. 

No, ella si lo hará. 

Solo necesitaba saber que seguía amándola con todo mi ser, que en realidad todo había sido una equivocación y que... joder, estaba sufriendo por no tenerla conmigo. 

El anillo se encontraba sobre la mesa de vidrio delante de mí, y detallarlo me hizo recordar esa maldita noche en que todo se arruinó. En que no pude detenerla y ella construyó una barrera impenetrable que me distanció completamente de su lado. No contestaba mis llamadas, no contestaba mis mensajes, y mucho menos me dejó ir a verla para pedirle perdón. 

Y su maldita ausencia me estaba matando como nunca. 

—Su abogado está pidiendo una indemnización por los daños a su imagen pública —murmuró Oliver. —. Todo el mundo está hablando de su quiebre y de tu... infidelidad.

—Yo no le fui infiel. 

—No entraré en contiendas contigo, Ash. Porque tú sabes que sí fue así, o de otra forma no te hubieses ido a la casa de Camille la misma noche en que le pediste el divorcio a Sky.

Pasé saliva en seco, asumiendo que eso fue lo peor que pude haber hecho. 

—Será mejor que dejes de beber y entiendas que mañana debes estar completamente consciente de lo que va a pasar en ese juicio. Los paparazis van a estar esperándolos y te atormentarán con preguntas. 

El divorcio de mis sueños ✔️Where stories live. Discover now