Capítulo quince

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Como buen fin de semana tras una celebración, toda la familia de Ash se trasladó hacia la casa que tenían junto a la playa para poder pasar la tarde y descansar

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Como buen fin de semana tras una celebración, toda la familia de Ash se trasladó hacia la casa que tenían junto a la playa para poder pasar la tarde y descansar. Agradecí inmensamente que Irene metiera mi traje de baño dentro de mi maleta, ya que así podría meterme a nadar y tumbarme bajo los rayos del sol.

Cuando llegamos, nuevamente distribuyeron las habitaciones, dejándonos a Ash y a mí la más alejada de las demás. Esta tenía una terraza con vista al resto de la playa, además de contar con  jacuzzi al exterior. 

—Las reglas son las mismas —dictaminé de inmediato. —. Yo en el lado derecho y dos almohadas extra para mí. 

Ash se encontraba paseando sus dedos por su sien debido a la resaca y el dolor de cabeza que se cargaba desde temprano. 

No le presté atención y me encerré en baño para poder cambiarme y ponerme el traje de dos piezas. Até mi cabello en un tomate alto en mi cabeza y me dispuse en colocarme el vestido floreado encima, sin embargo... la voz de Irene sonó en mi cabeza, diciéndome "¡Aprovecha y hazlo sufrir!". 

Y no entendí el propósito hasta ese momento en que salí del cuarto de baño solo usando mi bikini, paseándome alrededor como si Ash no existiera. 

Me agaché para recoger mis sandalias, sintiendo su mirada fija sobre mí, siguiendo cada uno de mis movimientos. 

—Bueno, iré a nadar —avisé, tomando mi sombrero y mi bolso. 

—Yo... iré enseguida —contestó, parpadeando varias veces. 

—Tengo pastillas para el dolor de cabeza en mi maleta. Puedes sacarlas —apunté antes de salir de la habitación, en dirección a la playa. 

La familia de Ash ya se encontraba bajo el toldo, disfrutando de la brisa marítima. Mi suegra y Vivian estaban tendidas sobre las tumbonas, así que tomé un lugar junto a ellas. 

—Fue una excelente idea venir aquí —comentó Eida. —. Nos hacia falta un fin de semana en familia. 

—Es cierto —asintió Vivian, aplicándose el bronceador. 

—¿Y Ash? —me preguntó su madre, buscándolo alrededor. —¿No piensa bajar?

—Vendrá enseguida —contesté, quitándome las sandalias. 

—Matt traerá el yate por la tarde. Así podremos seguir la celebración sobre el agua —avisó Vivian. 

Justo en ese momento, Ash cruzó las puertas de vidrio, luciendo solo su bañador y dejando su torso desnudo a la vista de todos. Contuve la respiración antes de apartar la mirada y salir de mi estado de ensoñación al ver el cuerpo fornido y musculoso de mi ex-esposo. 

Se acercó hasta nosotras, colocándose las gafas y tomando asiento en la tumbona conjunta a la mía. 

—¿Podrías ponerme el bloqueador, amor? —le pregunté en tono suave, mientras me colocaba boca abajo. 

El divorcio de mis sueños ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora