Capítulo seis

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Ash entró sigilosamente a la habitación, mientras yo me mantenía silenciosa y sin dedicarle mirada alguna

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Ash entró sigilosamente a la habitación, mientras yo me mantenía silenciosa y sin dedicarle mirada alguna. No le dirige la palabra en todo el día desde que desperté, porque realmente no quería hablar con él.

Sabía que tenía un plan de reconquista, pero por hoy no tenía ganas de lidiar con Ash. No después de haber llorado toda la noche, escondiéndome bajo las sabanas, mientras él dormía plácidamente en el sofá.

O eso fue lo que creí hasta que me di cuenta de que no roncó en toda la noche. 

—Te traje el almuerzo —murmuró detrás de mí, mientras yo intentaba esconder mis ojeras con el maquillaje antes de tener que ir al set. 

—Ya comí —mentí. 

En realidad, no sentía apetito alguno. 

—No, no lo hiciste —reprochó por lo bajo—. Has estado encerrada aquí toda la mañana. Pregunté al servicio de habitación y me dijeron que no habías encargado el menú de almuerzo —declaró, dejándome en evidencia. 

Escuché sus pasos avanzar en mi dirección.

—Pues no tengo hambre. 

—Tienes que comer —insistió, parándose delante de mí y enseñándome el plato de lasaña. 

Dios, la lasaña era mi debilidad, pero no quería ceder ante él, así que me negué. 

—Ya te dije que no quiero —sentencié.

—Pues me lo voy a comer yo delante de ti —amenazó, sentándose justo en frente mío, dejando que el plato humeante y rebosante de salsa, llenara la habitación con el delicioso aroma que emanaba. 

Pasé saliva con dificultad. 

—Haz lo que quieras, de todas formas ya me iba —solté, levantándome de la cama de mala gana, tomando mi cartera y mi guión. 

Sentí sus dedos rodear mi muñeca antes de que pudiese cruzar la puerta de salida y en menos de nada me tenía sentada sobre la cama, sujetándome con fuerza para que no arrancara. 

—La lasaña es tu comida favorita y la vas a probar —demandó, frunciendo el ceño—. Así que abre la boca, Skyler. 

Solo me llamaba Skyler cuando estaba enojado.  

Acercó el tenedor hacia mí, dejándolo a centímetros de mis labios. 

—De seguro lo envenenaste ¿no?, ¿buscas deshacerte de mí? —acusé, girando mi rostro hacia él. 

Lo tenía tan cerca de mí, que podía sentir su aliento cosquilleándome la piel. Seguía rodeándome entre sus brazos para inmovilizarme, sin siquiera percatarse de que estaba casi sentada encima de él. 

—No hables idioteces. Solo saca la lengua y deja que te meta esto. 

—Ya te dije que-

Me calló de golpe, metiendo la lasaña dentro de mi boca. Aquello me tomó desprevenida, provocando que tosiera. 

El divorcio de mis sueños ✔️Where stories live. Discover now