Capítulo siete

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Me sentía tan avergonzada de mí misma y de que mi cuerpo me traicionara constantemente al estar con Ash

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Me sentía tan avergonzada de mí misma y de que mi cuerpo me traicionara constantemente al estar con Ash. Por eso mismo, quería que la tierra me tragara y escupiera en algun pueblo lejano en donde pudiese huir de tan embarazosa situación.

Y es que solo yo podría tener un sueño erótico con mi ex, dejándome en evidencia en frente de él.

En mi defensa, las últimas escenas románticas que habíamos grabado me habían dejado muy susceptible, porque en todas había tenido que ver la faceta más coqueta, atractiva y romántica de Ash siendo Aidan. 

Justo ahora estábamos a punto de grabar otra de nuestras tantas escenas y desde ya me sentía demasiado receptiva a él, sobre todo porque ya pronto nos acercaríamos al beso tan esperado en la película. 

Y luego vendría esa escena de sexo... De solo pensarlo ya me ardían las mejillas. 

Me golpeé la cara para salir de mis pensamientos y entrar en el papel. Así que sin más me moví hacia mi posición, antes de iniciar con la grabación. 

La lluvia artificial caía sobre nosotros, humedeciendo y trasluciendo mi ropa, mientras las gotas escurrían por mi cuerpo y mi rostro. Una delgada capa de vapor escapaba de mis labios con cada exhalación, mientras me movía por la acera con expresión molesta y llena de tristeza. 

—¡Liz, espera! —los dedos del hombre detrás de mí, se enredaron en mi brazo, girándome hacia él.  

Mi pecho chocó contra el suyo dramáticamente, uniéndonos y mezclando nuestras respiraciones en el rostro del otro. 

—¿Por qué me sigues? —pregunté, confundida—. ¿Por qué no solo continúas bajo esa faceta en donde intentas demostrar que no te importo? ¿por qué te arrepientes...? —aquello último lo dije en susurro tembloroso. 

Él estaba igual de mojado que yo, apegando la camisa a su cuerpo dejando entrever la figura tonificada. Algunos mechones de cabello le caían sobre el rostro, goteando y haciéndolo lucir igual de desesperado que yo. 

—Me importas —murmuró sin soltar mis brazos, sujetándome para que no me apartara de él. 

—¿En serio lo haces? —solté con sorna, alzando una de mis cejas—. Porque tu forma de demostrármelo parece todo lo contrario, Aidan. 

—Si no lo hiciera, no estaría corriendo tras de ti cada que veo que algo te está hiriendo.

—¡Porque tú lo provocas! —solté indignada, zafándome de sus manos—. Y luego te sientes culpable...

No hice ningún esfuerzo para que las lágrimas surgieran, porque estas aparecieron en el instante en que terminé de decir mis líneas. 

Y entonces Ash me abrazó con fuerza otra vez, fundiendo su cuerpo con el mío, mientras la lluvia seguía cayendo con más y más fuerza. Me estremecí debido a su contacto el cual me proporcionó el calor que necesitaba en ese momento, mientras aquel ardor albergado dentro de mí seguía reaccionando ante su toque. 

El divorcio de mis sueños ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora