Ash y Sky, dos reconocidas estrellas de cine, están en medio de un proceso de divorcio.
El desgaste, la distancia, la falta de comunicación y la sospecha de una posible infidelidad, han llevado a Sky a concluir el por qué del desenamoramiento de su...
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—¿Por qué sonabas tan desesperada por teléfono? —le pregunté a Irene al entrar a la habitación de hotel.
Dejé mi cartera sobre el sofá, y avance hacia ella.
En la llamada parecía estar sufriendo un colapso nervioso, puesto que tartamudeaba y solo repetía una y otra vez "¡Ven rápido, necesitas saber esto!".
—Te tengo grandes noticias, Sky —sonrió emocionada, palmeando a un lado de ella para que me sentara. —. Y es algo que necesitamos hablar con urgencia.
—¿Bien? —la miré expectante a que me dijera que era eso tan importante que debía decirme.
Me acomodé junto a ella, viéndola a los ojos. Sus dedos sostuvieron su tableta electrónica, girándola hacia mí antes de soltar un chillido.
Mi mirada captó el mensaje y la propuesta que definitivamente no me esperaba.
—¡Quieren que conduzcas la gala en los premios! —soltó eufórica. —. Contarás una hora de espacio para que entrevistes y animes a la audiencia. Están muy entusiasmados con la idea de tenerte allí, Sky.
Parpadeé varias veces, sin poder creérmelo.
¿Ellos en verdad me querían a mí?
Definitivamente era una gran oportunidad, casi no podía imaginarme a mi misma estar llevando a cabo un evento como ese... pero... me hacía sentir abrumada y aterrada con la idea de que el público y las cámaras se abalanzaran sobre mí.
—Yo... —respiré hondo, viendo a Irene con preocupación. —. No lo sé...
Su sonrisa se desvaneció lentamente.
—¿No lo sabes?
—Sé que debería aceptar sin dudar, pero tengo miedo...
—No puedes dejar que eso te detenga de brillar, Sky. Lo tienes todo para ser la próxima conductora; eres exitosa, tienes una gran trayectoria, y todos apuestan por ti —insistió, dejando la tableta a un lado para centrarse solo en mí. —. Y ni siquiera te he mencionado todas las demás propuestas que están lloviendo para ti. Marcas reconocidas quieren trabajar contigo y tenerte como embajadora, incluso podrías tener la tuya si te lo propusieras...
Todo eso... era lo que siempre soñé, pero ¿por qué me costaba tanto aceptar?
¿Por qué estaba dudando de mí misma?
Se estaban abriendo miles de posibilidades en mi vida, y yo seguía estancándome con el miedo de que siguieran recordándome lo que pasó. Pero no podía detenerme, no podía dejar que las cosas continuaran afectándome sin permitirme tomar todo lo que me estaban ofreciendo.
Yo quería seguir brillando, porque me encantaba este mundo y todo lo que conllevaba; tomarme fotografías, ser el centro de atención... Y ahora todo eso se había convertido en mi peor pesadilla porque dejé que me lastimaran.
