79 - Uno nunca sabe

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Día 16 del mes de Opalios.

Ciudad de Mecator, Región de Danke.


En la región de Danke, en la ciudad de Mecator, en el interior de la habitación de una posada, se encontraba Paris, recostado en una cama, reflexionando mientras que el dragón de la tierra, Cerro, recostado en el suelo, ambos contemplaban el fulgente sol de la mañana entrar por su ventana. El joven se recuperaba muy bien de su última pelea contra los hermanos Deimos y Fobos, siendo torturado e incluso herido en el cuello por el par. Para fortuna de Paris, su gema le había salvado, siendo abandonado, herido y desangrándose, en la ciudad de Mecator, dándole tiempo suficiente para sanar de forma extraordinaria. 

— ¿Qué haremos? — pensó Paris en voz alta.

— ¿Aún quiere hacer algo? — cuestionó Cerro levantando una ceja — después de todo lo que pasó, ¿quiere exponer su vida a algo peor? — reprochó su dragón mientras estiraba su imponente cuerpo.

— Aún así, no podemos quedarnos para siempre aquí. 

— ¿Quería hacer algo en especial?

La indiferencia de su dragón incomodaba a Paris.

— Con mis compañeros teníamos el plan de llegar hasta Owen en Risent, pero — Paris bajó la mirada — estamos en el lugar más alejado de la capital, tan solo regresar a Waterfall podría tomarnos más de diez días en carreta.

— Entonces supongo que no iremos — masculló Cerro.

— ¿Pero si ellos ya están allá?

— Podemos ir si lo desea, solo considere que tarde o temprano nos volveremos a topar con esos guerreros que destruyeron el volcán.

Paris guardó silencio confuso en sus ideas, se llevó las manos a la cabeza y se despeinó.

— No sé qué hacer — hablaba molesto — ¿Qué me sugieres dragón?

— A mí me da igual — declaró sin inmutar su semblante.

— ¿No se supone que ibas a apoyarme?

— Estoy para apoyarle, no para decidir por usted — Paris lo miró con los ojos rasgados.

— ¿Podrías dar tu opinión al menos?

— Me da igual.

— ¡¿Qué clase de apoyo es ese?! — Paris, lleno de conflictos se dejó caer en la cama.

— Amo... ¿en verdad vale la pena luchar? ¿usted quiere luchar? — Paris levantó la cara y encontró a Cerro mirando por una ventana — Perdió contra un par de bandidos por que tomaron rehenes y usted valoró más la seguridad de otros que la suya. Con los decretos esa elección no podrá repetirse, deberá dar todo de sí para defender, pero... ¿es su deseo luchar, lo hace por ayudar o no se le ocurre nada mejor? — El dragón miró con sus profundos ojos negros el rostro confuso de su amo, el silencio que surgió delató las dudas del corazón de Paris. 

— ¡Acercaos todos, acercaos! — se escuchó una voz salir de la ventana, Cerro, curioso, miró como la gente se acercaba en masas.

— ¿Qué sucede? — Paris intentó ver, pero la ventana era alta, enojado, se subió a la cama donde alcanzó a ver mejor — parece un vocero del rey, tiene ropas con escudo real.

El vocero se colocó sobre un pequeño banco donde, a la vista de todos, desenrollo un pergamino y comenzó a leer.

— «Por decreto real, yo Eivan Victorius, cedo el trono a mi estimado e íntimo amigo, Gladius, señor de Risent, esto, debido a la terrible depresión que me embarga al haber perdido al que alguna vez consideré mi hijo, ahora enemigo del reino. La ceremonia de sucesión será dentro de un mes, donde todos serán invitados, sean cofrades, hombres libres o esclavos. Agradezco su apoyo para atrapar a aquel traidor de mi hijo, Aisac, y espero puedan ser tan fieles con el próximo rey Gladius tal como lo fueron conmigo.» Firmado, Eivan Victorius, antiguo Rey de WindRose.

Erasus DrakoneWhere stories live. Discover now