8 - Contrabando

6 1 0
                                    

Día 26 del mes de Amber.

Waterfall, Inker.


Acostumbrado por su cuerpo, Ark, un tanto adolorido, despertó temprano, aún sentía los golpes de su padre y sus manos habían manchado con un poco de sangre las sábanas de su cama. Aún adormilado, se sentó en la cama, se desemperezó y, tras tomar ropa limpia, tomó un baño, dejando que el agua fría relajara sus músculos. Al terminar, aún con incomodidad, vendó sus manos y comenzó a vestirse para la ceremonia. Así, con un pantalón negro, una camisa azul y una túnica vino, el joven estaba listo para su graduación. Solo faltaba la espada, pero en la mesa solo estaba la gema.

— ¿Se habrá caído? — pensó extrañado.

Buscó debajo de la cama, tras de la mesa, entre las sábanas, en las esquinas de su habitación, volteó el cuarto de cabeza, cada vez más preocupado por no encontrar la bendita arma a tiempo.

— Recuerdo que ayer chocó con la gema — reflexionó tomando la piedra entre sus manos, cuando reparó que la piedra ya no estaba opaca ni estaba manchada de sangre, sino más bien parecía cristalina y brillante —, pero... ¿qué demonios? — se preguntó mirando la piedra con atención — Debo concentrarme, necesito esa espada o tendré problemas en el liceo. 

Preocupado, Ark sintió una pequeña chispa correr por su mano derecha con la que sostenía la gema, como una ligera energía resonante desde ella, para luego sentir como, su mano izquierda se aferraba a algo y en un breve instante, vió como un destello salía proyectado de la gema a su mano, materializando la espada perdida en su puño.

Pasaron unos segundos antes de que el joven reaccionara, asustado, soltó la espada y el cristal, observando cómo, en el suelo, volvía a ser absorbida por la gema. Sorprendido en demasía, levantó el cristal y reaccionando a sus deseos, la espada volvió a salir de él. El joven quedó perplejo, intentando encontrar una explicación racional a lo que ocurría. Observó la gema con detenimiento, había recuperado algo de brillo e incluso podía distinguir un débil tono azulado en el cristal. Repitió el sacar y guardar la espada de la gema, sin problema, intrigado, intentó con la cama, no hubo éxito, pero logró repetir el efecto con un libro y con otros objetos pequeños.

— ¿Esto es...? — dudó en pronunciarlo.

— Ark, date prisa o se te hará tarde — le gritó su madre desde la cocina.

— Si, sí... ya... ¡ya voy! — respondió.

Consideró dejar la piedra en casa, pero al reflexionar su conveniente utilidad, decidió llevarla consigo, encontrándole un lugar en un bolsillo interno de su ropa. Sin demorarse más, colocó la espada en su cinturón y se presentó en la sala, donde su madre le esperaba. Su padre hace mucho que había salido al trabajo.

— ¿Cómo te encuentras? 

— He tenido días mejores — intentó sonreír.

La madre de Ark se mostraba un tanto incómoda, cosa que intrigó a su hijo y antes de preguntarle el motivo, le extendió un pequeño envuelto de telas.

— Es de tu padre, fue a trabajar, pero nos alcanzará más tarde para tu graduación, se escapará del trabajo para estar presente — explicó con incomodidad — yo no quería dártelo, pero él insistió como regalo de graduación. 

Extrañado, Ark removió las telas y en silencio, descubrió un cuchillo de hoja de plata y empuñadura dorada, nuevo, filo agudo y ahora, suyo.

— Es igual al suyo — musitó con incomodidad — ¿De dónde lo sacó?

— No tengo idea, no me dijo — respondió molesta —. Ya sabes cómo es él con su cuchillo.

— Mataría por él — se burló —. Si es tan bueno como el suyo, puede que sea útil.

— Yo preferiría que no lo usaras — reiteró —. Tu padre tiene una manera muy rara de decirte que te quiere.

— No lo dudo, casi me mata.

— Jamás haría eso — consideró su madre —, yo lo mataría primero — aseguró.

— Tampoco lo dudo — repitió sonriendo.

— Desayuna bien y date prisa, ¿ya pensaste en tu futuro?

— Pues... quizá tenga oportunidad como comerciante — habló no del todo convencido. 

— Suena bien, mientras te guste y no te metas en problemas. 

— Solo un poco de contrabando — dijo moviendo el cuchillo con audacia.

Un golpe en la cabeza ayudó a que Ark recobrara la compostura. 

— Es broma, madre — alegó el joven sobándose con una mano.

— Mas te vale.  Ahora guarda esa cosa y come. 

Ark no dijo más, guardó el cuchillo en el cinturón en su espalda, se sentó a la mesa y comenzó a comer un estofado rojo de papas con un poco de carne de cerdo y pan. La mañana era joven y en unos momentos sus hermanos despertarían para desayunar, comenzar sus actividades y ayudar en la casa. El dinero comenzaba a escasear un poco, terminar el liceo ayudaría a regresar un poco de efectivo a casa, después, buscaría una cofradía de comerciantes que lo aceptara como aprendiz e intentaría aprender el oficio. La idea no lo emocionaba en absoluto.

Al terminar de comer, mientras levantaba la mesa y su madre lavaba los platos, vió a alguien familiar por la ventana de la sala y sonrió.

— Madre, tengo que irme. La ceremonia empezará en la segunda hora, si no pueden ir no hay problema.

— Sabes que iremos.

El joven besó la frente de su madre para despedirse y saliendo de casa, se encontró con su vecino y amigo.

— ¡Ark! — exclamó el joven robusto y sonriente, viéndolo a su amigo con ropas de gala — ¡Déjame felicitarte!

— Espera, Azfel, no...

Con un abrazo de oso, su amigo hizo crujir las costillas y espalda de Ark, tras lo cual, lo depositó en el suelo, sin aliento.

— Solo fue un pequeño abrazo, puedes aguantar más que eso — rió —. Vengo a desearte suerte y a despedirme, amigo.

Ark recobró la compostura y miró con tristeza a Azfel.

— ¿Tu madre no mejoró?

— Muy poco, el médico recomienda un lugar más tranquilo, puede que una temporada en el campo le ayude — aseguró el joven —, perdona que no pueda estar en tu ceremonia, todo esto ha sido muy complicado.

— No te preocupes — le aseguró Ark —, espero que mejore pronto. Ve con cuidado.

Los jóvenes volvieron a abrazarse para despedirse y tomaron direcciones opuestas sobre las calles de adoquín. La mente de Ark estaba agobiada con todo lo sucedido, pero intentó concentrarse en su ceremonia. 


Erasus DrakoneWhere stories live. Discover now