Capítulo 133 - Pendiendo de un hilo

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- ¡Lucius! – mustió alterada la mujer bien entrada en sus cuarenta.

Apreté la mandíbula y agaché la cabeza tratando de no llorar. La imagen de Severus más muerto que vivo de la última vez que lo visite se me vino a la cabeza.

Habían aumentado notablemente la cantidad de viales que entraban y salían de su cuerpo y su piel comenzaba a tornarse levemente morada, pese a que el color del anillo no había cambiado. La impresión fue tal que me habían mantenido los dos últimos días encerrada.

En un desesperado acto de desahogo le había contado todo a mi madre mientras arreglaba el desastre de mi pelo. Ni siquiera había tenido tiempo de hablar con Nikolaj y eso que la última semana desde la batalla había frecuentado el laboratorio de la Mansión Prince.

- Tengo que irme – cogí mis cartas y salí de allí a paso rápido.

- Lyra, ¿a dónde vas? – preguntó mi madre preocupada, pero yo ya me encontraba lo bastante lejos como para contestar.

Una vez fuera de aquellos atosigantes terrenos me aparecí en mi otro hogar.

Los elfos me recibieron con amabilidad. Para ellos seguía siendo su ama. Mis kneazles también acudieron a darme una calurosa bienvenida.

Subí al ático, donde Severus había montado un sorprendente laboratorio, equipado con cualquier cosa que pudiera hacer falta en cualquier elaboración y más allá.

Coloqué los ingredientes de continuación para la difícil formulación sobre la mesa de trabajo e invoqué un caldero donde trabajar.

Tras un par de horas de trabajo dejé la nueva preparación bullendo al mínimo fuego posible mientras enfrascaba las que había dejado reposar los días anteriores.

Estaba por guardar las botellas cuando justo vi a una figura ingresar a la casa. Volví a dejar el vial sobre el poyete de mármol y descendí deprisa las escaleras en busca de Nikolaj.

El joven de veintiocho primaveras lucía peor que nunca. Su piel morena estaba cetrina y apagada, el pelo más descuidado de lo usual y unas marcadas ojeras.

- Lyra – pronunció frio – te he dicho expresamente que no quería verte – cruzó por delante de mí sin parar.

Aquel tono me dejó helada en el sitio. Hacía unos meses que no veía a Nikolaj y, por primera vez, le vi el parecido con su hermano.

- ¿No quieres verlo? – comenté temerosa de su respuesta. Él se quedó parado bajo el marco de la puerta entre el pasillo y el salón. – Está en San Mungo – aquello le hizo dar la vuelta.

- No va conmigo eso de despedirse de un cadáver.

- Critico no significa muerto – le corregí seca –. Voy a ir a llevar sus pociones quieras o no venir – me di la vuelta hacia las escaleras.

- Lyra, ¿quién más lo sabe?

- Solo mi madre – contesté sin siquiera volverle la vista.

Cinco minutos después, cuando descendía de vuelta al recibidor, vislumbré Nikolaj cabizbajo frente a la puerta principal.

- ¿Qué vas a hacer? – me acomodé la vieja rebeca gris y me crucé de brazos frente a él.

- Ver con mis propios ojos que no me mientes.

Estuve a punto de reprochar que dudara de mí, pero encontrarme con sus ojos vacíos me hicieron tragarme las palabras.

Salimos por las puertas de la mansión por el camino principal y al llegar a la calzada de grava nos aparecimos frente a los descuidados ladrillos rojos bajo el letrero de "Purge y Dowse S.A.".

Dark Shadow ~Severus SnapeWhere stories live. Discover now