CINCUENTA [Final]

5.3K 591 517
                                    

:= Zoey =:

Mis manos manchadas de sangre no dejaban de temblar. Mi pierna sube y baja, intentando calmar la ansiedad y nerviosismo que recorre cada rincón de mi cuerpo. Los ojos me arden y ni siquiera sé qué cara tengo para que ninguno de los clientes que entran a la clínica canina se me quede mirando demasiado tiempo.

El corazón me late a toda prisa. No puedo pensar en nada más que en la salud de mi pobre cachorra. La ingresaron rápido a quirófano. Solo espero que puedan salvarla, yo... jamás podré perdonarme no haber podido cuidar de ella.

Fui una idiota cuando acepté ir por Picky antes de tiempo. Este era el plan de José para dañarme, me descuidé y estas son las consecuencias. Sin importarme manchar mi rostro, lo oculté en mis manos. Era un reto siquiera respirar con la angustia que amenazaba con consumir mi alma.

La campanilla de la entrada sonó y no tardó mucho en que sintiera unas manos sobre las mías. Me encontré con los ojos de Adán cuando las retiraron de mi cara, y le lancé los brazos al cuello.

—Lo siento, Adán —sollocé. Se puso de pie conmigo, abrazando mi cintura. Sentí como acariciaba mi cabello, pero una parte de mí no quería que fuera lindo. Por mi culpa habían herido a Picky. Por mi culpa quieren herir a Amanda y ni siquiera fui capaz de proteger a Adán. Todo mi esfuerzo fue por nada—. Debí haber sido yo.

—No es tu culpa —murmuró en mi oído—. Ella estará bien.

—No la viste, Adán. Había mucha sangre. No creo que lo logre.

—Lo hará, porque es fuerte como sus padres y no nos va a dejar.

—Estoy arruinando todo —admití con voz ahogada—. No pude salvarte, ni a ella, ni a Amanda. Ojalá nunca me hubieras conocido.

Intentó despegarme de su cuerpo, pero se lo impedí. Lo abracé con más fuerza porque sabía que diría algo refutando mis palabras; sin embargo, nada me haría cambiar de opinión. Soy lo peor que le había pasado en la vida. Quizás debí mantenerme callada y vivir en silencio al lado de José. Adán habría encontrado a alguien más, y sería feliz, haciendo una familia con Bruno.

—No sé porqué dices eso. Sin ti no habría podido terminar la licenciatura, ni abierto el despacho. Me has apoyado en todo nuestro tiempo juntos, me hiciste tan feliz que a pesar de haber creído que te habías ido con mi primo, nunca te dejé de amar.

»Eres lo mejor que me ha pasado, Zoey. Jamás me arrepentiría de haberte conocido. De lo que sí, es nacer en la misma familia que José. Él es responsable de todo este mal, no tú. Solo eres una víctima más.

No quise decir nada, solo me quedé así, abrazando al hombre que amo, escuchando aún los alaridos de mi cachorra en mis oídos, como si alguien los hubiera grabado y reprodujeran a todo volumen.

Es algo que jamás podré olvidar. Solo quiero que esté bien; no importa cuánto tiempo o dinero tenga que invertir en su tratamiento, necesito que vuelva a correr conmigo, a jugar con cualquier cosa que encuentre en el piso. Necesito a mi familia completa para no sentir que toda la farsa con José fue una pérdida de tiempo.

No sé cuánto tiempo duramos en la sala de espera del hospital para animales, mis ojos ardían y mi estómago no quería ningún bocado. Lo único que acepté fue un poco de agua y los brazos de Adán sobre mis hombros.

Personas entraban con sus mascotas y más salían, todos con una pizca de alivio al saber que los pequeños integrantes de la familia estaban bien.

Por una puerta para el personal, salió uno de los que se llevaron a Picky. No tenía fuerzas para ponerme de pie. Intenté descifrar su rostro, pero no tenía ninguna expresión.

Te propongo un deslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora