CUARENTA Y NUEVE

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*Cuidado, antes hay un capítulo nuevo*

:= Adán =:

No he dormido bien en días y mi cuerpo ya lo resiente, pero no puedo darme un descanso cuando no puedo encontrar una salida. Ni siquiera son Zoey de mi lado podemos conseguir los papeles que tanto necesitamos e infiltrarnos en la casa de mi primo no quiero que sea una opción.

Jesús sentado frente a mí lanza una pelota al aire, bostezando. Él tampoco ha dormido mucho. Ambos hemos estado de un lado para otro, buscando soluciones. Incluso Bárbara ha intentado hablar con Uriel, pero se encuentra fuera del país, de vacaciones. No hay nadie que detenga al imbécil de su sobrino y mi primo si no actuamos contra ellos.

Los oficiales que trabajan con nosotros ya están enterados del acoso que Tyler tiene contra Amanda, pero la demandada no procesaría ya que solo salen en una foto y no hay ninguna otra prueba de que la está siguiendo. No pudieron rastrear la cuenta que le envió varios mensajes a Amanda, frustrándome más.

Golpeé la mesa.

—¡No hay nada en ningún lado! —me desesperé. Quiero a tirar todo al piso para liberar un poco el estrés que tengo.

—Te digo que nos infiltremos en su casa, pero no quieres. —Se mira las uñas, como si estuviera hablando del café que preparé.

—Si nos atrapan es allanamiento a morada y nos vamos al bote.

—La palabra clave en tu oración es el «si» en condicional. Es todo o nada, amigo. No podemos darnos el lujo de seguir buscando alternativas cuando tenemos la respuesta frente a nosotros.

Lo observé, llevándome la mano a la boca, pensando. Había mucho en riesgo, pero más lo hay ahorita. No tenemos otra opción, esos papeles hundirían a lo Pegraso. Asentí.

—Lo haremos esta noche.

—¡A huevo! Iré a comprar pasamontañas.

Llamé a Zoey pidiéndole consejos sobre que entradas usar, consiguiendo lo que quería: que se lo llevara de casa y dejara abierta la puerta trasera. Todo habría sido más sencillo si tan solo hubiéramos trabajado juntos desde antes. La comunicación es algo esencial en una relación, no la juzgo por querer protegerme al irse con mi primo, pero era completamente innecesario.

Cuadré todo con Charlie, para que vigilara mientras Jesús y yo nos infiltrábamos a la cueva de los lobos. Tengo bastantes nervios de lo que podría pasar en esta noche, así que decido ponerme un conjunto deportivo, ponerle la correa a Picky y salir con ella a correr. A ver si así puedo quitarme un poco de ansiedad. 

Ni siquiera me preocupo de ver el mismo auto blanco siguiendo mis pasos. Si me fueran a matar, este sería un buen momento para disparar a mi cabeza y terminar con todo este drama de perseguir inocentes que solo tuvieron la mala fortuna de cruzarse conmigo.

Picky marca mi ritmo en la pista vacía del parque. Logré mi objetivo de solo pensar él el viento chocar en mi rostro. Mis niveles de estrés bajaron un poco con este hábito que Amanda dejó en mí.

Y yo solo logré que le pusieran un blanco. ¿Podría mandarles un mensaje a Tyler y José diciéndoles que Amanda no es mi punto débil o eso conseguiría el resaludado contrario a lo que quiero?

Te propongo un deslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora