CUARENTA Y CUATRO

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:= Adán =:

Cierro el cajón con llave y ganas no me faltan de tirarla por la alcantarilla para no tener tentación de abrirla, pero solo se la paso a mi amigo y él la pone en el bolsillo de su saco. Asiente y toma su taza de café oscuro. Ya dejó atrás los frappes y verse desaliñado.

Jesús supera rápido las rupturas.

—Fue lo mejor, amigo —me animó.

—Lo sé, con Bruno ya no puedo darme los lujos de morir por un caso.

—Sin él tampoco te podías dar el lujo, pero no estás listo para esa conversación.

Resoplé y tomé mi taza. Incluso cambié la pantalla de mi computadora para dejar de ver las cámaras. Es tiempo de avanzar, pero antes, un poco de drama.

—¡Claro que me podía dar el lujo! Picky quedaría con Zoey; Abel tiene a su familia y Adara pronto formará una —Y con el drama viene un poco de sal a la herida, pero Jesús ni se inmuta; continuo—; solo a ti te haría falta y posiblemente también habrías muerto conmigo.

—Subestimas la importancia que tienes en las vidas de las personas.

—¿Me ibas a extrañar? —revoloteé mis pestañas y él sonrió.

—Te dije que eras la relación más larga que he tenido; sería como perder a mi alma gemela.

Aww, solo te falta decirme que tengo bonitos ojos.

Reímos y disfrutamos de nuestras tazas de cafés en silencio. Ya ni siquiera me importó cuando vi a Zoey entrar al despacho seguida de su prometido. José sintió mi mirada porque giró el rostro y levantó el brazo cuando sus ojos se cruzaron con los míos. Lo saludé de regreso, después de todo, seguía siendo mi primo y no puedo vivir toda la vida con rencores. Cada persona busca la forma de ser feliz en esta basta existencia y si ellos lo son juntos, no soy nadie para privarlos de eso.

Jesús también volteó a verlo, pero no fue tan educado como yo; les dio la espalda.

—El día de la boda está cerca; ¿estás bien?

—Por supuesto. Tuve cinco meses para hacerme a la idea de que todo entre nosotros había terminado.

—Estoy orgulloso de ti, vayamos al Dirty a celebrar.

—Para ti todo es motivo suficiente para beber.

Levantó su taza y sonrió.

—Es que soy mexicano y la mala influencia en esta relación.

Dejé que terminara su café para correrlo de mi oficina y concentrarme en las demandas donde no corre peligro mi vida. Fue una decisión que no me dejó dormir por varios días, pero era lo correcto cerrar todo para poder seguir con el proceso de adopción de Bruno ahora qué pasó un mes conmigo.

Solo espero que los Pegraso vean la bandera blanca desde la distancia y no disparen sin avisar. Por eso no fui capaz de tirar las pocas pruebas que teníamos; son mi seguro por si algo llegaba a sucederme. Incluso le envié el primer mensaje a Bárbara después de nuestra salida al cine, diciéndole que yo me bajaba del drama.

Te propongo un deslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora