VEINTITRÉS

8.6K 1.4K 568
                                    


:= Adán =:

No es tan difícil convivir como si nada después del beso que tuvimos, creo que es la ventaja de hacerse adulto, pues recuerdo como evité a Zoey después de nuestro primer beso.

Ella rasca la cabeza de Picky mientras ve una película en la televisión, la semana mayor de Semana Santa está cerca, y no soy muy creyente, pero no está demás no comer carne roja por varios días.

—¿Te gusta el pescado? —le pregunto.

—Solo si no está crudo.

—¿El ceviche cuenta como algo crudo?

—No sé. —Giró su cabeza hacia mí—. ¿Por qué preguntas?

—Para saber que comer en Semana Santa —expliqué; sonrió y asintió.

—Cuando iba a la primaria, era un colegio católico, y nuestro director, que era un Fraile, dijo que se podía comer todo tipo de carne.

La miré con escepticismo y la boca abierta.

—¡¿He vivido engañado toda mi vida?!

—Posiblemente. —Se encogió de hombros.

—Ya está, comeremos hamburguesas.

—Debo llevar una dieta para no tener complicaciones en el embarazo, Adán.

—¿La dieta no incluye hamburguesas? —inquiero con extrañeza, se acaba de comer una de doble carne y todas las papas fritas. Hasta las mías se comió.

—Todo en exceso hace daño, hasta el agua. A mi prima le dio infección en los riñones por tomar como seis litros diarios.

Observé mi vaso de agua con recelo. Ahora me entero que el agua me puede matar y que pude haber comido carne en todas las cuaresmas. Me siento como si hubiera vivido en una realidad alterna toda mi vida.

Su largo bostezo me sacó del momento de reflexión, me animé a tomar nuevamente el vaso y beber su contenido. 250 mililitros no me matarán.

—¿Verás la televisión? Voy a dormir ya.

—No, apágala —pedí terminando mi último pedazo de hamburguesa—, también me iré a dormir en un rato.

—De acuerdo, buenas noches, Adán.

—Buenas noches —musité, pasó por mi lado y se agachó para besar rápidamente mi mejilla. Le sonreí y se encerró en su habitación.

Picky levantó su cabeza y siguió de largo hacia mi recámara. Solté un suspiro y me relajé contra el asiento. De acuerdo, el beso en la mejilla fue raro, pero no voy a hacer un escándalo por ello.

Ordené todo antes de apagar las luces e irme a la cama, sin embargo, no hacer drama no es parte de mi naturaleza. Cerré la puerta de la habitación y marqué el número de mi amigo.

—No pienso ir a mitad de la noche con tu hermana solo para dejarte una cama —advirtió en saludo. Él siempre tan amable.

—Okaaay —dije, ya sabía que se detestaban, pero ahora su voz no tenía la pizca de sorna de siempre—, pero no te llamo para algo así. Ahora sí es una crisis existencial.

Te propongo un deslizTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon