—Solo una —solté a Zoey, andando hacia el escritorio, coloqué ambas manos en la madera, acercando mi rostro al suyo. Lo señalé—: Si amas a mi hermana, díselo. Si te manda a la jodida, no te merece; pero si ambos se aman, no dejes que se case sin saberlo o el silencio te atormentará para siempre.

—No sé de qué...

—Esa es mi herencia, que cuides de ella por mí.

—Qué mala herencia, en serio —intentó bromear, pero el atisbo de tristeza se asomó en su voz. No sé porqué terminaron, y tampoco me interesa, lo que importa es que si
formaron un lazo, no tienen que dejarlo ir tan fácil.

Estiré mi brazo para golpear su nuca. Sonrió de lado. Realmente espero que puedan arreglar lo que sucedió entre ellos; tenerlo de cuñado no sería tan mala idea. Incluso si dicen odiarse cada que se ven.

Tomé mis cosas, le di una última mirada a Zoey y salí del despacho; tenía que hacer muchas cosas antes de que sucediera una desgracia.






Dolía ver los ojos llorosos de Bruno y la tensión en su mandíbula para no derramar ninguna lágrima. Se puso de pie y anduvo hasta su habitación. Cerré mi mano, apretándola. Es lo mejor.

Maggie suspiró.

—Fue la mejor decisión que tomaste. Es por su seguridad.

—No creo que él lo vea así —admití con pesar. El pecho me ardía. Yo también quería echarme a llorar. Ya podía hacerme una imagen mental de nosotros como familia. Incluso Picky se acostumbró a él.

Llevábamos poco tiempo juntos, pero fue suficiente para generar cariño por él. Lo voy a extrañar demasiado.

—Haré todo lo posible por esperarte —prometió. Se levantó, acomodando su traje—. Vendré mañana por él.

—Maggie, si aparece alguien más que pienses que será bueno para él, déjalo ir. No sé cuando termine esta guerra o si alguna vez lo haga.

—Intenta salir ileso y que sea rápido; eres la mejor opción para Bruno con todo lo que ha tenido que pasar.

La acompañé hasta la salida. Cerré la puerta, giré y Picky me miró desde el sillón. Pareciera que ella siente cada cosa mala y se deprime por eso. No pude soportar su triste mirada; en estos momentos tengo que lidiar con otra.

Toqué la puerta de la habitación de Bruno. No abrió. No había ruido adentro. Ni siquiera cajones siendo azotados o sollozos. Todo estaba en silencio. Sé que no contestar es señal de querer estar solo, pero no puedo solo darme la vuelta e irme. Necesito que entienda que esto lo hago por su bienestar.

Tomé el picaporte, girándolo. Lo primero que hice fue tomar aire para después asomar mi cabeza. Estaba recostado en su cama, observando el techo, abrazando una almohada que Amanda le regaló.

—¿Puedo pasar?

—Es tu casa.

—Pero es tu habitación —le recuerdo.

—No por mucho tiempo —murmuró con amargura. No tuve otra opción que soltar el aire y adentrarme. Picky lo hizo detrás de mí y sin pena, se subió en la cama con Bruno, acostando su cabeza en su abdomen.

Te propongo un deslizWhere stories live. Discover now