Citas a ciegas [One Shots | BNHA]

Especial [+18]: Bakugou Katsuki.

—Qué quejica eres, madre mía. —Había quedado un poco de merengue en el bol, así que volviste a pillar un poco con el dedo—. ¿No lo quieres probar? Está delicioso.

Bakugou te miró con desinterés. Suspiraste al ver como ni siquiera te contestó, pero una sonrisa burlesca apareció en tu rostro al pensar en como volver a molestarlo.

—¡¿Qué haces, maldita?!—gritó el chico cuando le tomaste la mano rápidamente. Untaste uno de sus dedos en el merengue sobrante, dejándolo un par de dedos embarrados.

—Ups, fue sin querer —reíste al verlo enojado y a punto de atacarte.

Te ibas a escapar y salir de la cocina, pero este te atrapó incluso antes de que pudieras dar un paso en falso. Bakugou te había agarrado de la cintura, atrayéndote hacia él.

—No saldrás de acá hasta que limpies la estupidez que hiciste —dijo el chico mientras apuntaba las servilletas con su mentón, indicándote que las tomaras.

Bufaste por su actitud. Había estado serio todo el tiempo que estuvo contigo, por eso tratabas de animar el ambiente con algo de travesuras, pero parecía que ese tipo de bromas no le gustaban al chico, así que tratarías otro tipo de travesuras.

—¿Qué mierdas estás... —Tomaste la mano embarrada de Katsuki y llevaste sus dedos a tu boca—... haciendo?

Empezaste a quitarle todo el merengue de sus dedos entre succionadas y lamidas. El rubio no dijo nada, simplemente miraba con impacto la forma tan erótica que tenías de limpiarle.

—¿No dijiste que te limpiara? —dijiste después de quitar sus dedos de tu boca sonoramente y empezando a lamerlos—. Eso estoy haciendo.

Este quitó la mano que estaba sucia y la llevó a tus mejillas, apretándolas con fuerza mientras te apretaba contra él. Se acercó peligrosamente.

—Maldita sucia —susurró el chico sobre tus labios antes de darte un beso lascivo. Verte como te divertías con sus dedos le había prendido de sobremanera, nunca pensó verte de esa forma tan sensual.

Tus brazos se aferraron a la camiseta de Bakugou atrayéndolo lo más que podías. Tenías la necesidad de no soltarlo, de que no se fuera; querías tenerlo cerca.

Empezaron una lucha dentro de sus bocas, como si la desesperación se hubiese apoderado de sus cuerpos. Ya no pensabas en nada más que en él. Verlo así de fogoso solo te causaba más sensaciones corporales.

—Estuviste todo el tiempo serio, pero ahora pareces un animal —dijiste mientras sentías el miembro de Katsuki sobre la tela de su pantalón.

—Tú me pones como un animal —Su voz sonó más ronca de lo normal.

Sonreíste ante esa declaración. Llevaste ahora tus brazos a su cuello y te acercaste a su oído.

—Muéstrame ese animal que puedes ser.

Con esas palabras, no supiste qué fue lo que pasó después, de un momento a otro te encontrabas sentada sobre el mesón de la cocina y a Katsuki entre tus piernas mirándote con deseo.

El chico empezó a desabrochar tu pantalón, bajándolo y quitándolo por completo; mientras que tú intentabas quitarle la camiseta.

—Ahora quién es el sucio... —dijiste al verlo bajar hacia tu vulva.

—Cállate —gruñó. Te hizo abrir las piernas de par en par, dejándo casi expuesta tu zona íntima hacia él.

Viste como movió hacia un lado tu ropa interior. Primero empezó acariciando tu clítoris con su dedo pulgar, dándote una sensación exquisita en el cuerpo. Con solo ese toque tus piernas ya se contraían del placer.