Ad Originem Capítulo 276 - El Monte Olimpo

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-El Monte Olimpo-



     Tiempo después, la Sacerdotisa Lady Atenea se despidió del Santo Caballero Iber Aron y salió del Gran Palacio Patriarcal.

Su destino, el Monte Olimpo.

Tras desplazarse velozmente, apenas tardó en llegar hasta la enorme Mantia Vergeliae.

Esquivó con su elegante vuelo cientos de rocas y peñascos que flotaban a su alrededor como si fuesen ingrávidos y por fin, llegó al Monte Olimpo.

- ¡Abrid las puertas de la Formación, llegó nuestra Sacerdotisa Lady Atenea!
Dijo un Guardia Olímpico, al ver llegar a la Olímpica Atenea.

Enseguida se abrieron las puertas de la Fortaleza Olímpica, situada al frente de una enorme cúpula transparente, hecha a partir de una poderosa 'Formación Defensiva', que abarcaba todo el Olimpo.

- Gracias, Basil.
Dijo Lady Atenea, sin detener su vuelo, al tiempo que le obsequiaba al Guardia Olímpico con su siempre amable sonrisa.

- A sus pies, Milady Atenea.
Respondió con gesto serio el Guardia Olímpico Basil, llevándose su puño derecho al lado izquierdo del pecho con mucho respeto y justo después del saludo oficial, se relajó y también la sonrió con gesto alegre.

- ¡Nuestra Sacerdotisa Lady Atenea, está de vuelta...! ¡Avisen al Lord Protector Zeus de inmediato...! Saludos Milady Atenea, Milord Zeus está esperando su vuelta y nos indicó que le avisáramos inmediatamente en cuanto pusiera un pie en el Olimpo. No está en el Palacio Olímpico, está en el Palacio de Júpiter. Por favor, no se demore y vaya a verlo cuanto antes.
Explicó el Tercer Mayordomo Olímpico inclinando su cabeza, tras encargar a varios de los Mayordomos a su cargo, que fueran a buscar al Lord Protector Zeus para informarle de la llegada de su hija.

- Hola Cicero, no te preocupes, enseguida voy a buscarle.
Afirmó la sonriente Lady Atenea, que si bien veía la preocupación en los ojos del Tercer Mayordomo Cicero, ella intuía que su preocupación se debía exclusivamente por tener a su padre, el gran Lord Protector Zeus, esperando su llegada impacientemente y que realmente, no sería por un asunto importante.

- Se lo agradezco Milady Atenea. Su padre se veía bastante agobiado...
Indicó el Tercer Mayordomo Olímpico Cicero, para que entendiera por qué las prisas.

- ¿Y cuándo no está agobiado mi padre, Cicero?
Respondió con una pregunta Atenea esbozando una risita traviesa mientras se dirigía al palacio del Lord Zeus.

El Tercer Mayordomo Cicero no contestó y en cambio se limitó a sonreír tímidamente.

Obviamente era distinta la posición de Lady Atenea siendo su hija, que la suya siendo el encargado de cumplir las órdenes del poderoso Olímpico Lord Zeus.

¿Pero qué podía decir o hacer al respecto?

La Olímpica Lady Atenea se dirigió a una pequeña colina algo apartada del palacio principal y según llegó tocó tierra para continuar su camino a pie, hasta llegar a la puerta del palacio de Zeus, conocido como el Palacio de Júpiter.

- ¡Hermana...!
Dijo de pronto una joven, justo un momento antes de que Lady Atenea entrara al Palacio de Júpiter y saltó sobre ella, acomodando su cabeza entre sus grandes pechos y derramando un río de lágrimas, enormemente feliz de verla de nuevo.

Manchándole de paso el vestido con sus morros llenos de chocolate.

Ella era una joven de dieciséis años, medía un metro sesenta y un centímetros, cabello muy largo castaño claro, su ojo derecho era azul y el izquierdo era marrón, cejas largas y estrechas, labios carnosos, su rostro era verdaderamente hermoso, extremadamente hermoso, su piel era blanca rosadita y su cuerpo estaba bastante rellenito.

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⏰ Última atualização: Mar 23 ⏰

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