Ad Originem Capítulo 240 - El despertar del León

35 11 4
                                    



-El despertar del León-



     Tanto Neus, como Aleix estaban en serios problemas, pero Suer no podía ayudarles, ni siquiera podía ayudarse a sí misma.

Su suerte, la suerte de todos ellos ya estaba echada y en ese fatídico momento, inevitablemente tuvo pensamientos para alguien más.

Sus ojos se movieron de nuevo y le echaba un último vistazo a Arin.

Ella ya estaba cruelmente sentenciada, pero lo mismo sería para Arin.

No quedaría nadie que le cuidase mientras se decidía a despertar. Nadie le alimentaría, nadie le daría agua para hidratarse, nadie le taparía en las frías y duras cuevas de la mina.

¿Siquiera alguien se dignaría a levantarle del sitio y le volvería a acomodar en su habitáculo?

No, claro que no. ¿Cómo podía ser tan estúpida?

Arin era peso muerto. Si ella no estaba para protegerle, simplemente lo matarían para que trajeran a otro esclavo que pudiera trabajar.

Suer estiró su mano izquierda, no podía llegar a él. No podía moverse, ni siquiera podía arrastrarse. Las fuerzas le abandonaban, se sentía impotente.

- ¡WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH...!
Gritó Suer impotente, con sus ojos llorosos y llenos de rabia. Pura ira descontrolada siendo liberada.
... ¡WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH...!
Volvió a gritar. No era un grito de dolor, pues ya no sentía apenas nada. No era un grito de auxilio, pues jamás pediría ayuda y mucho menos suplicaría por ser perdonada. Era el más absoluto y sincero y humilde grito de rabia y de la más cruel impotencia.
... ¡Lo siento, Arin...!
Susurró haciendo un último esfuerzo.

- Así que es así como se llama nuestro bello durmiente... Arin... Jejejeje... JEJEJEJEJE...
Reía Blai como un loco que había conseguido sus más oscuras metas, o en su defecto que estaba a punto de culminarlas.

Blai se separó de Suer después de darle un asqueroso lametón desde la barbilla hasta la frente, que Suer no tuvo fuerzas ni de evitar y se acercó a Arin, le cogió de sus harapos que le servían de ropa y lo tiró al lado de donde estaba Suer.

- Voy a ser gentil contigo Suer y lo mataré en este instante, para que no sufras más por él. Para que veas lo magnánimo que soy... Jajajajaja... JAJAJAJAJAJAJAJA...
Reía Blai con su risa enfermiza.

Suer giró muy despacito su cabeza y miraba a Arin con sus ojos temblorosos.

Blai puso su mano derecha rodeándole el cuello y comenzó a apretar, mientras miraba la reacción de Suer.

Los ojos de Suer pasaron de humedecerse a estar empapados en cuestión de un segundo.

- Noo... Arin...
Balbuceó Suer que buscó la mano derecha de Arin palpando el suelo hasta encontrarla y se la agarró entrelazando sus dedos.

Lo miró dos segundos más, mientras le apretaba fuertemente la mano y retiró la mirada dejando caer los párpados, al mismo tiempo que caían lagrimas por ambos lados de su cara.

- Arin... yo... lo siento...
Se disculpó Suer, lamentándose porque le había fallado, pues no pudo protegerle hasta despertar y poco a poco el fuerte apretón en su mano, fue haciéndose más ligero y su voz ya no era capaz de emitir sonido.
"Arin"
Se dijo a sí misma una última vez, sintiendo como se desvanecía su consciencia.

Pero justo cuando creía que perdería el conocimiento, notó un apretón en su mano izquierda que es la que estaba agarrada a Arin y no podía quedarse inconsciente antes de comprobar si sus esperanzas eran reales o si no eran más que una maldita broma del destino, por medio de su subconsciente.

Ad Originem (Volumen 2)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora