Ad Originem Capítulo 275 - El peligro de la República Abrupta

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-El peligro de la República Abrupta-



     Justo cuando la Olímpica Atenea se estaba marchando, huyendo del encantador Santo Caballero Iber Aron, este la detuvo cogiéndola de la muñeca.

- Espera Atenea, se que tienes prisa y ya te he entretenido mucho tiempo. Pero dado que tus nuevas discípulas son del Valle Fortaleza, pienso que puede interesarte lo que está por suceder en los próximos años en el Reino Abrupto.
Indicó el Santo Caballero Iber Aron, cambiando su tono y gesto gentil, por uno más serio.

- Ay Aron, qué serio te has puesto... Y yo que me emocioné cuando me cogiste de la muñeca, pensando que te ibas a poner cariñoso y romántico...
Bromeó Lady Atenea con un tono muy coqueto, incluso jugueteando con su dedo índice en el labio inferior, con sus mofletes sonrojados.

- No seas traviesa Atenea, no juguetees así conmigo que uno no es de piedra...
Regañó el Santo Caballero Iber Aron impotente ante las travesuras de Su Lady Atenea.

Si no fuera porque eran grandes amigos desde hace más de mil años y la conocía como la palma de su mano, hasta se habría emocionado de ver a Atenea actuando tan coqueta.

- Tú lo puedes llamar travesura Aron, pero es solo una forma de asegurarme de seguir teniendo mi lugar en tu corazón... Quién sabe cuándo te cansarás de esperarme...
Se explicó Lady Atenea haciendo pucheros, con su siempre tan dulce voz, aunque con un toque dramático.

- Solo hay una mujer en mi corazón y seguirá siendo así hasta el día en que me muera. Se llama Atenea, es muy traviesa y se hace de rogar demasiado, pero es la que he elegido contra viento y marea y eso es algo que jamás cambiará, pase lo que pase.
Medio bromeó el Santo Caballero Iber Aron, después de poner los ojos en blanco al mismo tiempo que negaba con la cabeza.

- ¿Entonces me esperarás pase lo que pase, incluso si tuvieras que esperarme durante otros mil años más?
Preguntó Lady Atenea con un brillo en sus ojos tan profundo, que sería difícil adivinar si realmente estaba emocionada o si por el contrario solo estaba fastidiando al Santo Caballero.

- Chica traviesa... ¿Por qué sigues molestándome...?
Preguntó el Santo Caballero Iber Aron, bajando las esquinas de sus labios, con claro gesto de impotencia. No obstante, Lady Atenea le imitó y bajó sus labios aún más que el Santo Caballero, haciendo pucheros de nuevo.
... ¡Hah...! Eres incorregible Atenea... tú ganas... Yo, Iber Aron, Santo Caballero de la casa Iber, hijo del Santo Patriarca Iber Arse y de la Santa Matriarca Iber Marianna. Juro ante los Dioses, que en mi vida solo he amado y solo amaré a Milady Atenea, hija del poderoso Lord Protector Zeus y la honorable Oceánide Lady Metis y la esperaré pase lo que pase incluso si tuviera que esperar cien mil años o un millón de años más...
Juró el Santo Caballero Iber Aron con la mano en el corazón, mientras sonreía a la traviesa Lady Atenea, confirmando que siempre fue y siempre será su consentida amada.

- Yo, Atenea, hija del excéntrico Zeus y la valiente Metis, te juro Iber Aron, Santo Caballero e hijo del Santo Patriarca Iber Arse y la Santa Matriarca Iber Marianna, que como no cumplas tu juramento y no me esperes hasta que esté libre de mis obligaciones, te arrancaré el corazón y lo enterraré junto al mío.
Juró Lady Atenea con un gesto asombrosamente serio, provocando el desconcierto del Santo Caballero Iber Aron, quien no pensó que la Lady Atenea se estuviera tomando ni un poco en serio sus palabras y su juramento.

Pues estas mismas palabras ya se las había dicho infinidad de veces y siempre se limitó a sonreír complacida.

- ¿Por qué de repente te pondrías tan seria? ¿Será que después de tanto tiempo, por fin te estás planteando ser mi esposa?
Preguntó el Santo Caballero Iber Aron, incrédulo ante esa posibilidad.

Ad Originem (Volumen 2)Where stories live. Discover now