—Liam, Stiles y yo queremos decirte algo... —comenzó a decir Hannah, reunida en el estacionamiento con Scott, Mason, Liam y Stiles, todos alrededor del Jeep.
—¿Estás embarazada? —preguntó Liam apresuradamente, sus ojos abriéndose de par en par.
—¿Qué? No —exclamó Hannah—. Cállate y escúchanos. Dado que serás el nuevo Alfa aquí...
—No soy un Alfa —le recordó.
—No te preocupes, ya conseguiré a un Alfa para que asesines y robes su poder —dijo Hannah tan casualmente que nadie supo si estaba bromeando o estaba hablando en serio.
—Por ahora eres un Alfa en entrenamiento —añadió Stiles, cambiando rápidamente de tema—. Te quedas a cargo...
—¿Me quedo a cargo? —exclamó Liam, comenzando a entrar en pánico—. Pensé que Hannah se quedaría aquí para supervisarnos.
—No me quedo aquí para supervisarlos —lo corrigió Hannah, poniendo los ojos en blanco—. Me quedo aquí porque no sé qué quiero hacer con mi vida. Y porque mis padres piensan que estaré tomando un año sabático y finalmente reconsideraré meterme en la escuela de negocios y regresar a Italia, y mientras tanto les intentaré sacar tanto dinero como pueda.
Mason silbó por lo bajo.
—Eso es frío.
—Bueno, estuve muerta o a punto de morir como seis veces estos últimos años. No son exactamente los padres del año. Pero ese no es el punto, Mason.
—El punto es que lo que debes recordar es que Mason siempre va a estar presente para sacarte de aprietos —insistió Stiles, mirando a Liam.
—No todo el tiempo —respondió Scott, haciendo una mueca.
—Pero casi siempre, y por eso... —Stiles rebuscó en el maletero de su Jeep y sacó su famoso bate—. Creo que vas a necesitar esto.
—Yo no juego al beisbol —replicó Mason, confundido.
—Mason, me decepciona que el primer uso que se te venga a la cabeza sea jugar beisbol y no el lastimar gente. Realmente me decepciona —lo regañó Hannah, exagerando—. Solo toma el bate y tendrás todo lo necesario.
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Hannah era un manojo de nervios. No dejaba de mover ansiosamente su pierna y de arreglar su cabello. Extrañamente estaba en total silencio, lo que hizo que todos supieran que algo andaba raro.
—¿Hannah? —La llamó Scott, frunciendo el ceño ligeramente—. ¿Estás bien?
—Estoy bien —respondió Hannah, al mismo tiempo que Malia decía:
—Está nerviosa porque hoy es la graduación y nadie de su familia está aquí —una vez que acabó de decir eso, Hannah no tuvo compasión y le dio un no muy amistoso golpe en el brazo—. ¡Ey! Es verdad. Mi padre vendrá. La madre de Scott vendrá. El sheriff vendrá. La madre de Lydia también.
Stiles comenzó a acariciar suavemente el brazo de Hannah, sintiendo su incomodidad.
—Pensé que le habías dicho a tu hermano que viniera —murmuró.
—Lo hice —suspiró Hannah—. Dijo que no porque teme encontrarse a mis padres. Mis padres no vendrán porque soy la peor hija del mundo para ellos.
—Mi madre y yo iremos a comer después. Ven con nosotras —ofreció Lydia inmediatamente, logrando que Hannah sonriera ligeramente.
—Aunque la idea de causarle a tu madre un infarto al ver que me invitaste es tentadora, paso.
—Mi madre te adora —añadió Scott—. Sabes que siempre eres bienvenida con nosotros.
—Scotty, en serio. Está bien. No es la gran cosa —mintió Hannah.
—Asumí que vendrías a casa con mi papá y yo —dijo Stiles, ladeando la cabeza.
—Oh, no. No quiero interrumpir tu tiempo con él —negó con la cabeza, sabiendo que Stiles se marcharía pronto y no quería monopolizar su tiempo. Sabía que necesitaba estar con su padre, a solas, y no le molestaba en lo absoluto.
—Te ofrecería venir conmigo pero ya les dijiste a todos que no —exclamó Malia, encogiéndose de hombros.
—Chicos, está bien —insistió Hannah, sonriendo, acomodándose la estúpida toga—. Probablemente haga una videollamada con Kira más al rato.
De la nada, apareció el entrenador detrás de ellos, gritándoles.
—¿Qué hacen ahí parados? ¡La ceremonia ya va a empezar! Arrastren sus traseros, ahora.
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La entrega de diplomas comenzó. De la Z a la A, sus compañeros de clase comenzaron a ser nombrados. Hannah sonrió y gritó cuando sus amigos pasaron, y cuando menos lo pensó, escuchó su nombre:
"Hannah Hale"
Por un momento tardó en entender que se referían a ella, pero rápidamente recuperó la compostura y tratando de no matarse en los tacones que llevaba puestos, caminó hacia el escenario, aceptando el diploma y estrechando manos de profesores que odiaba.
Observó las filas de sillas por un instante, queriendo absorber el momento. Scott, sentado al lado de Lydia, gritaba tan fuerte que Hannah se preguntó por un instante si también era una banshee. Lydia, con sus pulmones de hierro, también gritaba. Stiles incluso se había puesto de pie, aplaudiéndole. Inevitablemente, Hannah le mandó un beso.
Entonces los escuchó gritar su nombre. Sin creer lo que oía, Hannah inmediatamente volteó a la fuente del sonido, solo para ver a Peter y a Derek gritándole desde el fondo de la sala.
No lo pensó dos veces. Dio un salto muy poco humano con total gracia y corrió hacia ellos, abrazándolos.
—No puedo creer que estén aquí —jadeó Hannah.
—Bueno, después de todo, eres una Hale —dijo Derek, tan orgulloso que hizo que el corazón de Hannah se encogiera.
—Puede que no nos una la sangre pero somos tu familia, Hannieh —musitó Peter elegantemente, dándole una sonrisa inusualmente sincera—. Ahora, vuelve a tu asiento. Todos te están viendo.
Hannah pareció percatarse entonces del silencio en la habitación y la mirada de todos sobre ellos. Hannah soltó una carcajada.
—Bueno, no sería una Hale si no hiciera un espectáculo —guiñó un ojo, haciendo una falsa reverencia y volviendo a su asiento.
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Hannah no lo admitiría en voz alta, pero había amado su fiesta de graduación. Las luces que irritaban los ojos, el olor rancio del gimnasio, los feos adornos tratando de ocultar la humedad en él, la música ensordecedora de las bocinas... Le había encantado.
Lydia estaba bailando con ella, ayudándole a dar una vuelta mientras Malia hacía raros movimientos de baile a su alrededor. Hannah inmediatamente sintió la mirada de Stiles sobre ella, así que ella lo vio de vuelta. Estaba junto Scott, al lado del terrible ponche, sonriéndole ampliamente.
Con la cabeza, Stiles le hizo una señal. Hannah se disculpó con Lydia y la dejó tratando de enseñarle a Malia cómo bailar y siguió a Stiles y a Scott por la puerta trasera.
—No puedo creer que se haya terminado —suspiró Stiles, negando con la cabeza.
—Lo lamento —dijo Hannah, sinceramente. Stiles se había perdido de demasiado en los meses que había estado desaparecido.
—Está bien —se encogió de hombros, tratando de restarle importancia—. Así que, ¿cómo fueron las cosas mientras yo no estaba?
—Horribles —admitió Hannah.
—Malia y ella se llevaban mejor —dijo Scott—. Ya sabes, ahora son mejores amigas pero...
—Puedo imaginármelo —musitó Stiles, pensativo.
—Te extrañaba un montón —añadió Hannah—. Todo el tiempo pensaba en ti, incluso aunque no supiera que pensaba en ti.
Stiles asintió, relamiéndose los labios.
—¿Y tú, Scott? ¿Me extrañaste?
—Uh, sí —balbuceó Scott, confundido por la pregunta—. Bueno, tal vez no de la manera en que Hannah, pero...
—¿Y qué hacían ustedes mientras yo no estaba? —preguntó Stiles, casualmente.
—¿Qué? —por un instante, Scott volteó a ver a Hannah, sin saber qué hacer. Hannah negó con la cabeza, callándolo con la mirada.
—Ya saben, somos toda la manada pero generalmente somos nosotros tres. Debió de haber sido raro ser solo ustedes dos —explicó Stiles.
—No fue raro, no —dijo Hannah, sin confiar en que Scott respondiera—. Quiero decir, ¿por qué lo sería?
—¿Y qué hacían? ¿Veían películas, comían juntos...?
—Uh, estudiábamos juntos —respondió Scott—. Síp, un montón de estudio.
—No fue tan bueno el estudio —se apresuró a decir Hannah—. Estudiar contigo es mil veces mejor, Stiles.
Scott frunció el ceño.
—Bueno, yo no diría que fue tan malo. Solo fue extraño.
Finalmente, Stiles no pudo contenerlo y soltó una carcajada.
—Vamos, chicos —rió—. Ya lo sé.
—Mira, te juro que hubiera terminado incluso si mi mamá no hubiera entrado a la habitación —balbuceó Scott apresuradamente.
—Sí, y ni siquiera nos besábamos tanto en la boca —añadió Hannah—. Eran mayormente solo besos en el cuello.
—Esperen, ¿qué? —exclamó Stiles, poniéndose de pie—. Me refería a que sabía que ustedes dos estaban juntos, no a que habían estado literalmente juntos —volteó a ver a Scott—. ¿Te acostaste con mi novia?
—Casi, pero no. Y fue horrible y nunca lo volvería a hacer —aseguró Scott, asintiendo fervientemente.
—Espantoso —afirmó Hannah—. Era como besar a un hermano. Además... no fue porque quisiéramos, fue porque...
—Por los estúpidos Jinetes, sí... —suspiró Stiles—. Bueno, regresaré adentro...
—Stiles... —intentó llamarlo Hannah, pero él no la escuchó.
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—No estés molesto —murmuró Hannah, abrazando por detrás a Stiles—. Es nuestra graduación.
—No estoy molesto con ustedes —admitió Stiles, dándose la vuelta para ver a Hannah—. Estoy molesto con la situación, es todo —hizo una pausa—. Además, ¿Scott y tú?
—¿Preferirías que hubiera llenado tu vacío con Malia? —preguntó Hannah, escéptica. Stiles fingió pensarlo un instante.
—Ustedes dos serían algo sexy.
Hannah fingió estar enfadada, poniendo los ojos en blanco pero siendo traicionada por una sonrisa en su rostro.
—No sé si me sorprende lo de Scott y tú —añadió Stiles—. Después de todo, tienes tendencia por el incesto, ya sabes, con Derek...
—¿Terminaste? —bufó Hannah, cruzándose de brazos.
—Síp, ya no tengo más chistes.
—Eres espantoso.
—Y tú te ves hermosa hoy —dijo Stiles, tragando saliva pesadamente—. Y hablo en serio.
Hannah se sonrojó, acomodándose nerviosamente un mechón de cabello detrás de la oreja.
—Amo cuando usas vestidos —añadió Stiles, tomando los brazos de Hannah y poniéndolos alrededor de su cuello. Poco a poco, Hannah comprendió que iban a empezar a bailar.
—Son muy poco prácticos —le recordó Hannah, comenzando a mover sus pies lentamente—. No puedes pelear con un vestido puesto.
—No lo sé, creo que tú te las arreglarías para hacerlo.
Hannah sonrió, de esa manera tímida y sin escudos ni barreras, como solamente le sonreía a él.
—Tienes razón. Además, los puedes quitar más fácil —musitó Hannah, con la mirada traviesa.
—Te amo. Más que a nada —murmuró Stiles, envolviendo aún más sus manos alrededor del cuerpo de Hannah.
—Va a ser tan difícil estar separada de ti ahora que ya sé lo que se siente —susurró Hannah, recargando la cabeza en su hombro—. Te voy a extrañar tanto que ya te extraño y aun no te has ido.
—No sé qué voy a hacer sin ti —admitió Stiles, con la voz ronca cargada de sentimiento. Se separó levemente de Hannah, dándole un beso en la frente—. Pero sé que vamos a estar bien. Tú y yo siempre vamos a estar bien, pase lo que pase.
Hannah tomó aire, asintiendo. Quería creer en las palabras de Stiles.
—Te amo —dijo Hannah, relamiéndose los labios. Stiles sonrió.
—Lo sé.
—Espera, ¿acabas de aplicarme la de Han Solo?
—Bueno, te besaste con mi mejor amigo que es prácticamente como tu hermano, así que...
—Te odio tanto —gruñó Hannah, negando con la cabeza como si no pudiera creer lo que estaba sucediendo y cerrando los ojos para proceder besar a Stiles como si fuera su último día juntos.
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Hannah odiaba las despedidas. Siempre las había odiado. E incluso aunque no estuviera despidiéndose de Stiles, le partía el corazón ver a Scott despedirse de él. Intentó darles privacidad, poniéndose audífonos y viendo una película en su celular mientras se despedían.
—¿Cómo estás manejando la separación de todos? —preguntó Scott, recordando lo preocupado que había estado Stiles el año pasado, con la anticipación de todos tomando caminos diferentes y dejar de ser amigos.
—Extrañamente, bien —dijo Stiles sinceramente—. Lydia se irá al Instituto Tecnológico de Massachusetts y entrará en penúltimo año porque es una maldita genio, tú te irás a UC Davis... ¿Por cierto, cómo lograste entrar a UC Davis? —preguntó, escéptico.
—Al parecer recibieron una llamada anónima de una chica muy convincente sobre por qué debían admitirme —mientras hablaba, una sonrisa se asomaba por su rostro—. ¿Cómo entraste a George Washington después de... ya sabes?
—¿Desaparecer de la existencia? —Preguntó Stiles sarcásticamente—. Pensé que tú habías tenido algo que ver en el asunto. Tu padre me ayudó.
—Yo no le dije nada —admitió Scott, confundido por un instante antes de ver de reojo a Hannah—. Vaya.
—Realmente es especial, ¿no es así? —musitó Stiles, sus ojos brillando llenos de emoción al ver a su novia.
—La mejor decisión que has tomado en tu vida —afirmó, sonriendo. Lentamente, su sonrisa se debilitó—. Supongo que ya no somos los mismos niños que iban por el bosque buscando cadáveres.
—No, cambiamos.
Se abrazaron como por quinta vez cuando Hannah decidió intervenir, o nunca se irían de ahí. Se quitó los audífonos y trotó hacia ellos.
—Mi bebé es todo tuyo —le dijo Stiles a Scott—. No es necesario aclarar que hablo del Jeep y no de Hannah, ¿cierto?
—Las primeras diez veces que hiciste ese chiste me hiciste sentir culpable. Ahora solo siento ganas de golpearte —replicó Hannah, entrecerrando los ojos. Stiles le sonrió ampliamente.
—Oh, yo también te quiero, amor —hizo una pausa, tomando la cinta adhesiva—. Esto servirá prácticamente para todo. No le hagas daño, o te mato.
—¿Seguro que no lo necesitas? —insistió Scott.
—Hann y yo iremos en su nuevo auto, estaremos bien —respondió Stiles.
—Cortesía de Peter —explicó Hannah, encogiéndose de hombros—. Ayudaré a Stiles con la mudanza y todo eso.
—¿Y luego regresarás? —preguntó Scott, aun sabiendo ya la respuesta. Hannah asintió.
—Luego regresaré. Y después tú te irás a la universidad, Lydia también y... bueno, no tengo ni idea de qué hará Malia pero supongo que no estará presente.
—¿Estarás bien sola? —dijo Stiles, incapaz de ocultar la preocupación en su voz.
—Estaré con Liam, Mason y Corey. No estaré realmente sola —aseguró Hannah—. Estaré bien.
—Y tendrás un montón de tiempo libre para ir a visitar a tu prometido pre-agente del FBI —le recordó Stiles.
—En el momento en que recibas el uniforme quiero que lo conserves porque pienso divertirme bastante con él —canturreó Hannah, entrelazando sus manos.
—Ustedes dos me dan asco —mintió Scott, la sonrisa en su rostro delatándolo. Stiles sacó las llaves del Jeep de su bolsillo, e inmediatamente la sonrisa se desvaneció—. Puedes quedarte con el Jeep, en serio.
—No, quiero que lo tengas tú —respondió Stiles, agachando la mirada y pasándole las llaves a Scott.
Al tenerlas en sus manos, Scott frunció el ceño.
—Éstas no son las llaves de tu Jeep —observó.
—Bueno, son las llaves de tu casa, la otra es de tu cuarto, la llave maestra de la veterinaria, de la escuela, la estación de policía y de la casa de Hannah.
—Tengo una copia en mi casa por si algún día necesitas alguna —aseguró Hannah—. Stiles pensó que tú y yo debíamos tener todas las copias de las llaves que hizo en secreto.
Scott rió a entredientes, abrazando a sus dos mejores amigos fuertemente.
—Ustedes son los mejores —dijo, quedamente.
—Odio las despedidas, así que no hagamos de esto una, ¿sí? —Pidió Hannah, con voz suave—. Puede que no nos veamos todos los días, pero siempre, sin importar qué, ustedes dos serán mis mejores amigos. Gracias por aceptarme y cambiar mi vida para siempre. No quiero ni imaginarme lo que sería de mí si ustedes no hubieran decidido que valía la pena luchar por mí. Así que... gracias.
Scott le dio un beso en la mejilla antes de separarse lentamente. Los tres se quedaron viendo un instante, antes que Hannah se alzara de puntillas y le diera un sonoroso beso a cada uno.
Tenía miedo del futuro, no iba a mentir. Pero sabía que después de todo lo malo que habían pasado a lo largo de los años, no había nada que no pudieran superar.
O eso pensaba.
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hunting, la última parte oficial de esta saga será subida en algún punto del día de hoy, para que estén pendientes. solo me falta escribir la intro y así, pero ya quiero que la lean.
si no son de las que leen mucho, gracias por leer y nos vemos en hunting! si sí, les dejo mis agradecimientos en el siguiente capítulo y una oportunidad de que le hagan preguntas a mis personajes