Lottie:
El tiempo no existía durante las semanas pasadas. Era como si viera cambiar el rojo escarlata del reloj digital en la habitación de Louis, de alguna manera representaba el pasar del tiempo, pero esos números no significaban nada para mí. Yo.
Yo. Un suave bufido salió de mis labios por la palabra, por el abstracto concepto de quien era –o preferiblemente, de quien creí que era.
No sabía quién era. No podía entender como de alguna forma, atrapada dentro de mi cráneo, era yo. ¿Cómo era que a través de masas de células nerviosas entrelazadas entre sí de alguna manera podían determinar mi personalidad, mi vida, y traer a la vida recuerdos que no desearía rememorar?
Entre los casuales encuentros de recuerdos seguidos por largos periodos de un vacío desolador, sólo una cosa retumbaba dentro de mi cráneo, balanceándose contra el interior de mis huesos que protegían esas cuatro conexiones de retirada y en mi memoria estaban dos palabras. Sólo dos.
Quiero morir.
Ojos agua marina observaron los míos, y estaba ensimismada de nuevo, igual que la otra vez. Su cabello, un rico, castaño oscuro, estaba desaliñado sobre su cabeza. La familiaridad de la incipiente barba contra la línea de su rígida mandíbula regía un dolor conocido en el interior de mi pecho, como la leve arruga junto a sus labios mientras formaban una sonrisa.
—Blaise, —solté, mi voz era ronca, seca. Como si no hubiera comido en años; como si no hubiera bebido en décadas.
Pero después el cabello oscuro se convirtió en rubio y la barba desapareció, y después no estaba más el rostro del hombre al que contemplaba. El rostro era más joven –más aniñado, suave. El rostro de William.
—Mami, —su diminuta mano sacudió mi rodilla, la cual reposaba contra mi barbilla mientras abrazaba mis piernas contra mi pecho.
Mordí mi labios, tratando de contener la abrumadora sensación de emoción que estaba sintiendo. No estaba sintiendo –no era nada. Estaba vacía. Era un agujero, nada más que una simple cáscara –y no quería que el viera eso.
—Will, —la voz de Louis sonó desde el otro lado del dormitorio, llamando suavemente al niño—. Ven aquí; deja a mami sola. No se siente bien.
—Mami, —trató de nuevo Will, sacudiendo mi rodilla con más fuerza. Podría verlo sacudir mi rodilla, pero no podía sentir su toque. Quería alcanzarlo y decirle que estaba bin, que debería escuchar a su tío Louis, sin embargo no podía moverme. No tenía energía, y estaba privada de todas las sensaciones. No sabía cómo.
Mis ojos se concentraron en los dígitos rojos del reloj y los observé con la mente en blanco.
Un golpeteo sonó en la puerta, y William continuó llorando a mis pies. No podía ayudarlo.
Alguien levantó a William de mis pies. Noté que era Perrie, pero de nuevo –es sólo un registro pequeño trozo de información dentro de mi infructuosa cabeza, acomodándose en el cajón vacío en el fondo de mi cerebro. Para ser pensado después; en otro tiempo.
Se lo entregó a Louis, quien asumí que salió de la habitación, mientras los lloriqueos de William bajaron su volumen.
Y después se deslizó contra el muro junto a mí, exhalando.
Inhalé. Exhalé. Arrugué mis cejas. Tomé otro respiro. ¿Cómo es que no lo noté antes como de alguna forma continué inhalar y exhalar, a pesar de mi deseo de estar tumbada dentro de un ataúd de madera, y que sea colocado bajo seis pies de tierra?
Exhalé una vez más.
—No puedes seguir haciendo esto, —la voz de Perrie salió delicada—. Louis está preocupado por ti, y William no entiende porque no hablas. Piensa que estás enojada con él.
Por su boca salen palabras, sin embargo no puedo escucharlas. Todas son un murmullo.
Por primera vez en lo que parecía décadas, pero eran sólo 43 horas –según el reloj al que seguía mirando– cerré mis ojos, más largo que un parpadeo. Los cerré y después inhalé otra vez.
Lo divertido era que, inhalaba. ¿Por qué estaba haciéndolo de nuevo?
Trato de situar mi concentración de nuevo en Perrie, y capto algunas palabras como, "William" y "desayuno" y algo sobre crepas, pero no puedo escucharlas. Quizá ella estaba tratando de convencerme de comer ¿otra vez?
Pero no podía comer –no porque no quería– pero sí porque mi estómago no podía mantener nada dentro. Por más que intentara consumir algunos pequeños mordiscos de comida, todo regresaba.
Tomó mi mano entre las suyas, y al principio, creí que era un intento para consolarme; pero después coloco algo en mi mano –una taza.
Finalmente, aparté mi mirada del reloj y la observé inquisitorialmente.
—Chocolate caliente, —respondió—. Pruébalo, está bueno.
Hice una mueca, tratando de regresarle la taza, sin embargo ella la mantuvo firme en mis manos, llevándola a mis labios.
—Tienes que beberlo, —presionó, negando con la cabeza—. No puedes seguirte matando de hambre así.
Quería decirle que no estaba muriendo de hambre, que no podía beberlo, sin embargo no podía formar las palabras y pronunciarlas a través de mis labios agrietados.
Llevó mi mano con la taza hacia mis labios de nuevo, y el dulce sabor del chocolate caliente se metió entre mis labios secos, pero el aroma era más dulce de lo que imaginaba, y sentí una repentina punzada de hambre.
El líquido caliente golpeó mi estómago de la manera más incómoda, y podía sentir el chorro en mi interior. El sonido solo me hizo sentir náuseas, así que cerré mis ojos con fuerza, usando toda la fuerza que tenía.
Varios minutos después, cuando la urgencia de vomitar se desvaneció, tomé otro sorbo.
Y otro.
Y otro.
-
Louis:
—Está durmiendo, —dijo Perrie será, saliendo de mi dormitorio—. La fría medicina del chocolate caliente la noqueó, bien.
Suelto un suspiro aliviado, tocando el puente de mi nariz y moviendo a Will en mis brazos—. No durmió en dos días, y antes de eso, ella sólo durmió por cortas cantidades de tiempo antes de despertar de golpe jadeando y llorando. No fue a la cama.
Perrie asintió—. Bueno, ella ahora está dormida. ¿Puedes levantarla y ponerla sobre la cama?
Asentí, entregándole a Will y después empujé la puerta de madera de roble—. Sí.
Cuando volví a salir, esperando que Perrie se hubiera ido con Will a alguna parte. Fui sorprendido encontrándola a ella aún esperando, con Will en sus brazos.
Me observó en silencio, y tenía el presentimiento que ella quería preguntarme algo.
Arqueando una ceja, dije—, ¿sí?
Se movió incómoda, y después bajó la voz—. ¿A dónde planean ir después de todo esto?
Suelto un suspiro—. Blaise... dejó todos sus bienes –todas sus propiedades a nombre de Lottie. Así que lo más razonable es que se quede a usar uno de los muchos lugares para quedarse.
—¿Crees que Lottie esta lo suficientemente bien para cuidar a William? —Preguntó, conociendo ya la respuesta para su pregunta.
—No, obviamente no, pero me encargaré de él por ahora.
Ella asintió en silencio, y sostuve a William mientras ella hablaba—. De acuerdo, bueno, necesito encontrar a Sebastian antes de que se vaya a la mansión de rehabilitación. Iré a ayudar a Liam otra vez hoy. Te veré más tarde.
—¿Tío Woowii? ¿Pod qué mami está enojada conmigo? ¿Dónde está papi? Papi hace sentir mejor a mami.
Suelto un suspiro melancólico, sosteniendo al pequeño infante en mis brazos, y rebuscó en mi cerebro alguna forma con la que sea posible contestarle.
Domingo
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes, 8:15 AM
Zayn:
En medio del agotador plan y aflicciones y caos de las semanas anteriores, apenas vi a Abigail. Me fui muy temprano por la mañana para encontrarme con la Agencia de Libertad de Londres, completar innumerables tareas y debatir sobre cómo se llevaría a cabo nuestro nuevo gobierno.
Aunque deseaba pasar más tiempo con Abigail, no podía quejarme sobre estar ocupado –mantenía mi mente ocupada de otros pensamientos– como lo mucho que echaba de menos a Caleb y Blaise.
Así que en mi opinión, estando ocupado siempre era mejor que no tener nada que hacer a sentarse y ahogarse en la miseria y dolor.
Jugué con los botones de mi traje negro y después ajusté mis mangas, soltando un suspiro exhausto. No dormí mucho la noche de ayer. Ayer llegué a casa tan tarde que Abby ya se durmió en su habitación y no tuve el corazón de despertarla y llevarla arriba conmigo.
Mientras me dirigía a los elevadores, decidí que haría una parada en la habitación de Abigail para saludarla antes de irme por otro día entero –esperando que ella no estuviera dormida.
Cuando salí del elevador, cerca de la entrada principal vi a Sebastian colocándose sus zapatos, y arqueé mis cejas, confundido –él no tenía que venir conmigo hoy –se suponía que sería un día libre para él.
—¿A dónde vas? —Pregunté, caminando hacia él—. ¿No quieres tomarte un descanso?
Levantó la mirada desde donde estaba atando su zapato, asintiendo—. Sólo iré a dejar a Perrie en el Centro de Rehabilitación para ayudar, —me informó—, y después regresaré. Sólo dormiré todo el día. Estoy exhausto.
El Centro de Rehabilitación era el nuevo nombre que le di a la inanimada mansión de Nathan Sykes para aclarar la confusión de llamarla de diferentes nombres. Y eso era exactamente cómo funcionaba –un centro de rehabilitación funcional incluyendo todo de una cafetería que servía merienda cuatro veces al día, para el ala principal del edificio, para un centro de recreación que los pacientes podían usar mientras se curaban hasta recuperar su salud por el equipo de doctores, enfermeros y enfermeras y otros asistentes de Liam.
—Aquí está, —dijo de nuevo, parándose del todo, mientras Perrie y Abby se encaminaban a la entrada principal –hacia nosotros.
—¡Abby! —dijo de repente, con emoción en su voz mientras caminaba hacia su hermana y Perrie—. Iba a pasar por tu habitación para desearte feliz cumpleaños, pero no quería despertarte-
Sus ojos se abrieron en realización, y después soltó una risa extraña—. Rayos, olvidé por completo que era hoy.
Colocó sus brazos alrededor de ella, pasando una mano entre su cabello, riendo con diversión—, ¿tienes que recordarte tu hermano mayor que es tu cumpleaños? Que pena, —la fastidió—. Feliz cumpleaños hermanita.
—Gracias, —rió y después lo empujó juguetonamente—. Ahora, quítate.
Perrie soltó una risa, negando con la cabeza mientras le daba un abrazo fugaz— Feliz cumpleaños Abby. Debiste habérmelo dicho. Al menos podría haber preparado algo y no me sentiría como una amiga terrible.
—Nah, descuida, —le aseguró Abby—. También yo lo olvidé, jaja. —Sus ojos finalmente hicieron contacto con los míos, y le sostuve la mirada, sintiéndome culpable de repente.
Forcé una sonrisa en mi cara, y tan pronto como Perrie la soltó, Abby se encaminó hacia mí, casi en una manera tímida.
—Hola, —me mostró una sonrisa genuina.
—Feliz cumpleaños, —repliqué tímidamente, tratando de encontrar una explicación y una disculpa—, lo siento se me olvidó por completo –es sólo que todo estaba ocurriendo y yo-
—Shh, —colocó sus brazos alrededor de mí rápidamente, negando con la cabeza—. No te preocupes por eso.
—No, sé que debí haber- —Continué.
—Zayn. Lo digo en serio. No es la gran coda. Incluso yo lo olvidé. Lo entiendo. —Me aseguró, reposando su mejilla contra mi pecho. Cerró sus ojos, respirando—. Luces realmente bien entre este traje.
Me tensé momentáneamente, no acostumbrado a sus cumplidos –normalmente ella era demasiado tímida para darme cumplidos abiertamente– lo cual hizo esto un millón de veces más significativo y podía sentir mi cara sonrojarse.
—Um, gracias, —solté una extraña risa, y bajo mi voz a un susurro, así solo ella puede escuchar—. Mira, lo arreglaré para ti cuando regrese esta noche ¿sí? Escucha, um, ¿no quieres solo mudarte arriba conmigo? Puedo hacer que muevan todas tus cosas arriba y de esa manera puedes acomodarte y sólo quedarte conmigo.
Se apartó de mí por unas cuantas pulgadas, así ella podía mirarme, y después asintió—. Me encantaría.
Nos separamos antes de que se pusiera raro con Sebastian y Perrie sólo estando parados ahí, pero cuando miré a esos dos, ambos estaban ocupados en su propia conversación mientras se dirigían hacia las puertas de salida.
—Bien entonces, —le asentí y coloqué un mechón de su cabello detrás de su oreja—. Podemos salir a algún sitio esta noche, si quieres. Puedo mostrarte los alrededores ¿sabes? O a donde sea que quieras ir... —divagué, inseguro sobre cómo lo tomaría ella.
Pareció considerar mis palabras por un momento, percatándose de lo que insinué, sus mejillas se ruborizaron levemente—. De acuerdo. Podemos decidirlo cuando regreses.
Asentí—. Sí, claro.
—De todas formas, ¿a qué hora regresaras? —Preguntó, su mano delicadamente quitó algún hilo de mi hombro.
—Espero regresar a las seis. Máximo siete en punto. ¿Suena bien? —Pregunté, inseguro.
Sus labios formaron una sonrisa, sus ojos se arrugaron en los costados—. Es perfecto.
—Bien, entonces. —Rápidamente presioné mis labios sobre su frente por un segundo—. Te veré dentro de algunas horas.
Me mostró otra sonrisa cálida y asintió—. Estaré esperando por ti.
© izzysaphira
Lottie esta muy mal por lo de Blaise :c :c :c :c :c ¿y quién no? Cuando William dijo: papi hace sentir mejor a mami. Ese momento quería morir x.x ¿por qué? ¿por qué la escritora es tan cruel? Nos quitó al mini negro y a Blaise TT.TT espero que Lottie se recupere pronto, aunque la depresión es horrible.
Por otra parte, ¿a dónde querrá llevar Zayn a Abby por su cumpleaños? e.e ¿Alguna idea?
PD1: ¡FELIZ CUMPLE! Seguramente hoy alguien esta cumpliendo años :D le deseo muchas felicidades.
PD2: Una pregunta para ustedes: ¿qué marca de celular tienen? yo tengo un sony n.n
PD3: Cómo hay muchas personas que quieren entrar al grupo de Whatsapp de Laced. Bueno es la última oportunidad, comenten en este párrafo su número con el código de su país. OJO: solo en este párrafo.
I LOVE U!