Perrie:
Regresamos a la mansión cerca de la medianoche, y después Abby y yo nos separamos. Me dijo que iba ir a tratar de cocinar algo para su hermano y Zayn, y que era bienvenida a acompañarla si quería. Tuve que regresar a mi habitación para darme una ducha, pero mientras me secaba y me vestía, el gruñido de mi estómago estaba lista para aceptar la oferta de Abby.
Mientras abría la puerta de mi habitación, el pequeño gatito, Edward, pasó entre mis pies, escapando de mi habitación.
Con pánico, me volteé, tratando de correr detrás de él, pero esa pequeña bola de pelo no tenía intención de detenerse. Corrió por el pasillo a toda velocidad -mucho más rápido de lo que yo esperaba de un gatito de su tamaño.
-¡Edward! -Siseé, corriendo detrás de él, haciendo ruiditos para llamar su atención-. Edward, no puedes estar aquí afuera-
Pero continuó corriendo lejos de mí, haciendo que trotara detrás de él por el pasillo principal y hacia el vestíbulo de los esclavos superiores.
Se detuvo por un momento, levantando la mirada hacia mí a quince pies de distancia, y maulló.
Me arrodillé, maullándole, y con cuidado me acerqué a él lo más lento posible así no empezaría a correr de nuevo. Sus brillantes ojos jade me observaron, y como si él quisiera incitarme, dio un lento paso en mi dirección antes de voltearse y continuar su carrera.
-¡Edward! -Regañé, frustrada mientas empezaba a correr detrás de él otra vez. Mientras ganaba distancia, acercándome más y más a él, entró a una de las habitaciones abiertas, viendo que era su única oportunidad de escapar de mí.
Tan pronto como entre a la habitación, una ola de nostalgia me abrumó, y miré al acuario muro, recordando las noches que me escabullía a la habitación de Harry cuando no podía dormir. Sabía que durante la semana pasada, Lottie y su hijo, William, estuvieron ocupando la habitación, pero se fueron a la habitación de Louis así Harry podría estar en la suya.
De entre todas estas habitaciones en el pasillo, el gatito de ojos verdes eligió esta en particular, como si enfatizara a propósito sobre cómo ha sido nombrado, y esos ojos que me recordaban a alguien.
-Edward, -gimoteé, quería salir de aquí lo más pronto posible. Por lo que sabía, Harry no estaba aquí, lo que significaba que tenía que encontrar rápido a Edward y salir.
Sin embargo tan pronto Edward se metió debajo de la cama, sabía todo esto sería más fácil decirlo que hacerlo.
Rápidamente me encaminé de regreso a la puerta de la habitación de Harry, cerrándola así Edward no podría escapar. Subí sobre la cama de Harry, tratando de hacer un diminuto ruido para no asustar a Edward, y esperaba que esto no tomara mucho tiempo.
Mirando su mesita de noche, encontré ese viejo collar de un avión de papel situado encima de la madera, y una idea vino a mi mente. Sujeté la cadena, fría contra las yemas de mis dedos y lentamente la bajé, balanceándola de un lado a otro, esperando que Edward saliera de debajo de la cama.
Mientras me recostaba sobre mi estómago y bajaba el collar para atraer a Edward, me congelé cuando escuche la perilla de la puerta moverse y después la puerta se abrió.
Escuché un suave gemido de Harry y el sonido de sus dedos pasando a lo largo del muro, buscando el interruptor de luz, y cerré mis ojos, sabía lo extraña que iba a ser toda esta situación.
Tan pronto como las luces iluminaron la habitación, escuché un pequeño sonido de sorpresa de Harry, y después maldijo-. ¿Qué mierda?
Me senté extrañamente, haciendo una mueca, sosteniendo el collar dentro de mi puño.
-Perrie, ¿qué diablos estás haciendo en mi habitación? -Preguntó, sus cejas estaban juntas con confusión mientras bajaba su mochila de sus hombros.
-Um, -me trabé con mis palabras-, es una larga historia... pero mi gatito esta escondido debajo de tu cama.
-¿Qué? -Ahora su voz salió suave, y ladeó su cabeza, incluso más confundido-. ¿Un gatito?
-Sí, -asentí-, encontré un gatito afuera esta mañana, y lo traje adentro, pero escapó de mi habitación y ahora esta aquí y no sé cómo sacarlo de debajo de tu cama y juro que me iré en pocos minutos lo siento si estoy invadiendo tu espacio personal sólo necesito sacar a Edward-
-Wow, -Harry me observó y si no estaba equivocada, había preocupación en sus ojos-. Cálmate, no voy a morderte.
Tragué el nudo en mi garganta, asintiendo. Algo sobre Harry estando aquí, tan cerca, me puso emocional, aunque terminé con él hace mucho. No podía descifrar mis emociones -casi un desorden de nostalgia, pena, tristeza, ira y júbilo llenaban mis pensamientos, y no podía separarlos unos de otros.
Dio un paso cuidadoso hacia su cama, sus cejas se arrugaron con concentración-. ¿Y él está debajo de la cama?
Asentí, lo observaba nerviosa, en silencio, jugando con el collar en mis manos.
Su pierna se estiró detrás de él, cerrando la puerta y después se acercó para apagar las luces, y encender la luz del acuario. La luz del acuario iluminó la oscura habitación, una vez más me recordó las noches que me dormí con los brazos de Harry a mi alrededor, pero rápidamente alejé el recuerdo.
Harry dio algunos pasos hasta que estuvo de pie junto a mí, y después se sentó a mi lado, subiendo sus piernas sobre la cama, ocultándolos de la vista de Edward.
-Debería salir de debajo de la cama, ¿no crees? -Dijo Harry, señalando el acuario de peces-. Será capaz de ver a los peces, y salir para atacarlos a través del vidrio. -Mientras él decía esto, soltó una risa indiferente, pero sonaba, como si algo estuviera mal con él.
-Sí, eso espero, -susurré, y suspiré-. Creo que Edward tal vez se aburrió encerrado en mi habitación todo el día. Digo, sé que puse juguetes para él e incluso le hice una caja de arena. No sé porque escapó tan rápidamente.
Harry se giró hacia mí, ladeando su cabeza, sus ojos verdes eran intensos en la tenue habitación-. ¿Lo nombraste Edward?
El hielo llenó mis venas por su pregunta, y recé que no preguntara porque. Dócilmente, asentí-. Sí.
Y como asumí, su siguientes pregunta fue-, ¿por qué?
Sólo me encogí de hombros, desviando mi mirada hacia el acuario de peces-. No lo sé.
-Tonterías, -dijo, negando con la cabeza-. Perrie, te conozco. Haces todo por una razón.
Para evadir su pregunta, miré su mochila que estaba sobre el piso y después le hice una pregunta-. ¿A dónde irás?
Sus ojos siguieron los míos hacia la mochila que estaba inclinada contra el muro sobre el piso, y después me observó-. Londres. -Afirmó, como ya conociera la respuesta-. Donde siempre quisimos ir.
Asentí lentamente, comprendiendo la información un instante tardío. Finalmente se iría, finalmente iría a donde soñó llegar durante una década pasada de su vida-. ¿Cuándo?
-En algunas horas, -respondió, mirándome inquisitorialmente, casi como si esperara que dijera algo más.
-Oh, -repliqué, insegura sobre como replicar.
Su mano se estiró para sujetar la mía, su intensa mirada verde no rompía el contacto visual conmigo-. Ven conmigo.
Con esto, no tenía más opción que apartar la mirada-. No puedo.
-Perrie-
-No puedo Harry. No puedo ir contigo. -Repetí, tratando de ser firme. Humedad llenaba mis ojos, pero rápidamente la aparte.
-¿Por qué no? -Su voz se elevó, con ira, o dolor, no lo sabía.
-Porque, -respondí-. Sólo no puedo. -Mi voz se quebró con la última palabra, apartando lo que sentía.
-Dime porque nombraste a ese gatito Edward. -Exigió, sin embargo sus ojos me dijeron lo que ya sabía. Sólo estaba tratando de probar su punto.
-Dime, -repitió-. ¿Es por qué tu apellido es Edwards?
-No, -desvié la mirada otra vez.
-¿Entonces por qué?
Si le mentía a Harry, él lo sabría -como dijo antes, me conocía muy bien.
-Los ojos de Edward... -empecé. Cuando observé a Harry, sus similares ojos me veían-. Me recordaron a los tuyos, ¿sí? -Confesé-. Y Edward-
-Es mi segundo nombre. -Harry completó la oración por mí-. Le pusiste ese nombre por mí.
Una afirmación, no una pregunta.
-Sí. -Digo por lo bajo, y llevo mis mano hacia mi cara.
Una de sus manos subió hacia mi muñeca, sus dedos la rodearon con delicadeza, apartando mi mano de mi cara-. Entonces ven conmigo, a Londres.
-No, -repetí mi respuesta anterior-. No puedo.
-¿Por qué no? -Débil ira y dolor llenaban su voz de nuevo, e hizo que mi corazón doliera.
-Porque Harry. Este es un viaje al que tienes que ir solo. Tienes que encontrar lo que sea que quieras realmente -libertad, por ti mismo. Yo sólo me interpondré en tu camino.
-No, no lo harás, -me aseguró-. Quiero que estés conmigo.
Sólo negué con mi cabeza otra vez-. No vamos a mentirnos, Harry. Sé que tal vez pienses que aún tienen sentimientos por mí, pero no funcionará. Ambos sabemos que si algo ocurre, sólo empacarás y te irás, y me dejarás varada. Voy a quedarme aquí.
Con esto, él no estuvo en desacuerdo conmigo. Y por más que deseara que todo fuera mucho más simple, y que Harry no hubiera causado mucho daño a todos aquí, lo hizo. Él y yo sabíamos que tenía razón -si había algo que Harry quería, nada podría detenerlo. Su pasión sobrepasaba todo -cada pensamiento racional y decisión a favor que lo acercara a su objetivo. Destruiría a todo en su camino y lo quemaría hasta las cenizas si se interponía a donde quería llegar el.
-La arruinaste mucho, Harry y no creo que pueda ir en esos términos con lo que hiciste.
-Puedo cambiar, -Harry trató una última vez, tiempo final, su voz era suplicante.
Pero sólo negué con la cabeza-. La gente no cambia Harry. Las máscaras caen, y revelan quienes están detrás, pero no cambian.
Harry asintió lentamente-, siempre la obstinada, sabia ¿no Perrie? -Su voz ahora era fastidiosa, y me observó, mostrándome una sonrisa despreocupada. Todavía podía escuchare el dolor en su voz, sin embargo elegí ignorarlo. Si me rendía y accedía, él no me dejaría ir. Y él no sólo podía ser así con las cosas que se interponían en su camino, no después de lo que hizo.
Solté una suave risa-, ese soy yo.
Mordí mi labio debido a como dijo mi Edward, deseando saber que quería decir con eso. Sin embargo aparté esos pensamientos, sabiendo que no nos llevaría a ningún lugar, y después sólo iríamos en círculos de nuevo como si lo cuestionara sobre eso.
El colchón se hundió bajo su peso, cuando se levantó y se encaminó hacia el gatito, quien estaba atacando el vidrio con sus diminutas patas, jugando con los coloridos peces que brillaban detrás del cristal.
Cuando sujetó a la pequeña cosa entre sus inmensas manos, no pude evitar admirar cuan delicado era mientras lo llevaba hacia su cama donde estaba sentada.
El pequeño de inmediato comenzó a ronronear cuando Harry lo puso sobre la cama y pasó sus dedos entre su pelo, acariciándolo.
La esquina de mi labio se curvó hacia arriba-. Le agradas, -observé a Harry, quien aún acariciaba al gatito que ronroneaba-. No ronronea cuando lo acaricio.
-Hmm, -sonrió de nuevo-, quizá tengo un encanto para los gatitos.
-¡Harry! -Lo golpeé juguetonamente, riendo-. ¡No eres divertido!
-Bueno, solicito discrepar -y tú risa dice lo contrario. -Fastidió, sus ojos se arrugaron en los costados mientras reía conmigo por su estúpida indirecta.
-¿Siempre tienes que ser un pervertido? -Golpeé su pecho, aun riendo.
-Bueno, tú lo dijiste Perrie. "La gente no cambia". Entonces, una vez pervertido, siempre será pervertido. -Me fastidió de nuevo, su mano aún acariciaba a Edward, quien decidió salir de la cama y recostarse sobre el regazo de Harry.
-Como sea, -negué con la cabeza-. De todas formas, sólo iba a cenar, Abby está preparando algo abajo. ¿Quieres venir?
Harry se calmó, la sonrisa se desvaneció de sus labios-. No. Estoy bien.
Me paré de su cama, ladeando mi cabeza así podría observarlo-. Tu... -mi voz salió baja, insegura-, ¿te disculpaste con ella?
Con esto Harry mordió su labio-. No.
-¿Vas a hacerlo?
Me respondió negando con la cabeza, su expresión ahora era seria. Un silencioso no.
-Bueno, -solté un suspiro decepcionado-. No puedo obligarte a hacer nada, tampoco a intentarlo.
-Gracias. -Me sorprendió diciendo-. Por no presionarme.
Sólo me encogí de hombros. Quería que se disculpara con ella, que hablara con Abby y que aclararan todo, pero sabía que sería en vano suplicarle a Harry. Él sólo era tan obstinado como yo, y más.
-Bueno, creo que eso es todo entonces. -Dije, cruzando mis brazos.
Harry asintió, y se puso de pie, con Edward aún en sus brazos-. Sí, eso creo. Aquí está tu gato.
Negué con mi cabeza mientras él intentaba entregarme el gatito-. Quédatelo, llévatelo contigo a Londres. Puede ser un amigo.
-Perrie, él es tuyo-
-Descuida Harry. Le agradas mucho más, y de todas formas no creo que pueda hacer que se quede en la mansión. No sé cómo se sentirá Zayn respecto a mi manteniéndolo aquí.
Cuando parecía que estaba a punto de protestar, levanté un dedo, mis palabras finales-. Quédatelo.
Harry finalmente asintió, y colocó a Edward sobre su cama, liberando sus manos-. Gracias por todo.
-Desde luego, -repliqué, volteándome para salir de su habitación-. Cuídate.
Me siguió hasta la puerta, y cuando estiré mi brazo para jalar la perilla de la puerta, recordé el collar de avión de papel aún en mi mano.
-Oh, rayos, esto es tuyo. -Dije, extendiendo mi mano así él podría tomar su collar.
Bajó la mirada hacia él, y después negó con la cabeza-. Consérvalo.
-Harry, no puedo-
Estoy sorprendida cuando rápidamente sujetó el collar de mi mano, casi por completo sin una discusión. Y después jaló mi brazo, apegándome hacia él, jugando con la cadena de su collar.
-Harry...
-Shhh... -me calló con delicadeza, y puso el collar alrededor de mi cuello, con un gesto veloz, suave. Sus fríos dedos rozaron la parte trasera de mi cuello mientras aseguraba el collar, y después apartó sus manos.
-Gracias, -susurré, llevando mi mano para sentir el frío metal del avión de papel reposando entre mis clavículas.
Asintió-. Cuídate.
Pero antes de que pudiera salir de la habitación, le hice una última pregunta-. ¿Me contactarás, cuando puedas? ¿Una llamada telefónica, o una carta?
Negó con la cabeza, seriamente-. No.
-Harry-
-Esto es todo para nosotros, -dijo Harry con delicadeza-. Este es el fin. El final.
De inmediato desvié mi mirada -algo parecía estar haciendo esta una noche pesada, pero no podía verlo a los ojos mientras los míos estaban llenos de lágrimas con la conclusión de todo-. De acuerdo.
Permanecí en silencio mientras él me veía abrir la puerta de su habitación, y salí. Edward vino para frotarse contra la pierna de Harry, sin embargo los ojos de Harry aún estaban fijos en mí.
-Buena suerte, -mi voz me traicionó mientras se quebraba, pero en este punto, no me importaba. Sabía que este final era el mejor para nosotros, y que sólo tenía que aceptarlo.
Asintió, y se inclinó hacia mí, presionando un corto beso sobre mi mejilla-. Adiós, Perr.
-Adiós Harry. -Y después, con la humedad en mis ojos y la lista de emociones en mi garganta, me volteé, y comencé a alejarme.
Con Harry, era como un libro que no terminé de leer. Seguí y seguí, agregando capítulo tras capítulo de nuestra historia sin fin, yendo en círculos alrededor una y otra vez. Pero ahora, juntos, completamos nuestra oración final. Lo escribimos juntos, intercambiando nuestras despedidas y pequeñas pertenencias, y terminando la oración con el punto final, concluyendo nuestra historia para siempre.
Y sólo mientras Harry dijo hace varios momentos, este era nuestro final. Esto es cuando nosotros escribimos esa palabra, y cinco letras.
Y mientras me alejaba, cerré el libro, por ahora y para siempre.
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Mientras pasaba de largo por la entrada principal de la mansión de mi camino de la habitación de Harry, divisé a Amber y a Niall juntos, completamente arreglados y colocándose sus zapatos, con maletas en sus costados.
-¿Se van? -Me aproximé a ellos. Mi voz era algo triste, debido al nudo que aún estaba atorado en mi garganta.
Amber me observó-, sí, nos vamos. Jillian ya se hizo sacar su rastreador y también se irá, en pocas horas. -Colocó sus brazos a mi alrededor, en un abrazo-, voy a extrañarte.
-También te extrañaré. -Dije, y después moví mis ojos hacia Niall-. ¿A dónde planean ir?
Niall me mostró una dulce sonrisa-, compramos un apartamento en la parte noreste de la ciudad, así que estaremos ahí. No muy lejos -sólo a una hora en auto, a lo mucho.
Asentí-. Disfruten chicos. Los echaré de menos a ambos. Buena suerte ¿si?
Cuando Amber me soltó, Niall me dio un abrazo rápido antes de apartarse-. A ti también Perrie.
-Adiós, -dije, mostrándoles una sonrisa.
-No es una despedida, -me dijo ella-, sólo un "hasta luego".
Asentí de nuevo-. Bien. Hasta luego.
-Nos veremos.
Y justamente antes de que salieran, las puertas se abrieron y Zayn y el hermano de Abby, Sebastian entraron, las narices de ambos estaban rosas debido al frío.
-A tiempo, -le mencioné a Zayn y Sebastian me siguió-, Abby está abajo preparando la cena para los cuatro. Síganme.
Y después Niall y Amber salieron, y Zayn y Sebastian me siguieron, algunos pasos detrás de mí.
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Zayn:
Mientras nos sentamos en la cocina alrededor de la mesa Abby colocó la comida, de inmediato noté que su mano izquierda estaba envuelta con un vendaje blanco, cubriendo sus nudillos y dedos. No quería hacer un gran revuelo en frente de Sebastian y Perrie, así que le pregunte casualmente-, ¿Abby, te cortaste con un cuchillo?
Levantó la mirada hacia mí con ojos salvajes, bajando su tenedor y colocando un mechón de cabello detrás de su oreja, un hábito nervioso de ella-. Um, sí.
De inmediato supe que estaba mintiendo -podía escucharlo en su voz, y lo vi en sus ojos. Pero sus ojos también me decían algo más- estaban suplicándome para dejar para después la discusión, y no en frente de su hermano y Perrie, así que asentí, dándole una mirada de reconocimiento y después bajé la mirada a la comida en mi plato.
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Mientras subíamos al elevador, de inmediato supe que ella no estaba bien, y que había algo que no me estaba diciendo. Normalmente, ella tomaría mi mano, colocaría sus brazos a mi alrededor, o susurraría algo en mi oído, asegurándome que todo estaba bien.
Pero ahora no -permaneció en silencio, apoyándose contra el muro del elevador, sus ojos se cerraron y se abrazaba a sí misma.
Así que me atreví a tocarla, colocando una mano sobre su espalda, mirándola con preocupación-. ¿Estás bien?
Esperé que ella de inmediato me apartara y dijera sí, a pesar de que sabía que no lo estaba, pero no lo hizo. Negó con la cabeza, mordiendo el interior de su labio-. No.
Cuando las puertas del elevador se abrieron, tomé la mano que no estaba vendada con la mía, y la llevé conmigo-. ¿Abigail, qué ocurre?
Le guié a mi habitación, donde se sentó al borde de mi cama, y después me observó.
-Muchas cosas, -me respondió finalmente.
-Bueno, ¿siempre podemos comenzar con una? Como, ¿contarme porque tienes tu mano envuelta en un vendaje hecho de servilletas? -Dije, sentándome junto a ella y sujetando su mano con la mía.
-Golpeé a alguien.
Sus palabras me sorprendieron -era la última cosa que esperaba, y me giré hacia ella para tener una mejor mirada de su expresión-. ¿Qué? ¿A quién?
Asintió-. Lo golpeé realmente fuerte.
Mientras sacaba las servilletas, podría ver que sus nudillos estaban levemente lastimados, había un pequeño corte encima del segundo nudillo. Nada grave, pero aún suficiente sangre manchaba las servilletas me impresionó-. Puedo verlo, -reí-. Pero ¿a quién golpeaste?
Se movió, inquieta y bajó la mirada-. Harry.
Con esto, alcé mis cejas-. Lo merecía.
Hizo una mueca-. Tal vez, pero no golpeo a la gente. No me gusta golpear personas.
-De todas formas, ¿por qué lo golpeaste? -Pregunté, deseando saber que la llevaría a ese punto. Le conté brevemente sobre como ayer casi él se suicidó al tragar todo el contenido de una botella de acetaminofeno, pero no tenía idea porque ella lo golpeó. ¿Por qué sería?
-Dijo algunas cosas. No iba a hacerle o decirle nada, pero estaba instigándome a una pelea. Siguió diciendo todas esas cosas para irritarme.
-Ese cabrón, -gruñí, levantándome-. Lo destrozaré. No le dejaré tomar ese vuelo a Londres, juro por Dios-
-¡No, no! -Protestó, negando con la cabeza-. Déjalo ir. De esa manera él se irá y podrá dejarnos solos ¿sí?
-De acuerdo, -gruñí, furioso por el estúpido ingrato, pero me percaté de que Abby tenía razón -sería mejor sólo deshacernos de él y nunca verlo de nuevo.
-Ahora, ¿podemos sólo ir a la cama? -Preguntó, inclinándose sobre mí y reposando su cabeza contra mi hombro-. Estoy realmente exhausta y sólo quiero estar contigo. No quiero pensar en nada más.
Coloqué mi brazo a su alrededor, permitiéndole que se apoyará más contra mí-. Eso es definitivamente realizable. Pero ¿estás segura de que no quieres hielo en esos nudillos?
Negó con la cabeza-. Olvídalo. No me importa. Sólo vayamos a dormir.
Asentí, el cansancio se sentía en cada hueso de mi cuerpo, y me puse de pie, sacándome mis vaqueros y camisa, lanzándolos hacia el suelo. Abby también se desvistió así estaba sólo en ropa interior y una camiseta, y después me acompañó en la cama.
Puse las mantas por encima de nosotros, apegándola fuertemente contra mi pecho, enredando mis piernas con las suyas y entrelazando mis dedos en su suave cabello. Cerré mis ojos, despejando mi mente, concentrándome en su respiración, y el palpitar de su corazón contra mi mano que reposaba sobre su pecho.
El sobre sin abrir en mi cómoda al otro lado de la habitación me llamaba, esperando ser leído, sin embargo rápidamente alejé el pensamiento, no estaba listo para lidiar con las emociones que vendrían al leer la carta. La vería más tarde, en un tiempo diferente, cuando estuviera preparado.
-¿Le diste un buen golpe? -Medio sonreí mientras hundía mi cara en su cuello, y se estremeció cuando mi aliento golpeó su piel.
-Oh sí, -rió melodiosamente, llenando el aire con la agradable música de su alivio, asintiendo-. Seguro tendrá una contusión.
Me uno a su suave risa, presionando mis labios sobre su hombro-. Esa es mi chica.
© izzysaphira
¡AWWWWWW! asdfgñlkjh *w* que lindo momento Zabby, yo por un momento olvidé el puñetazo que le pegó Abby a Harry y pensé: ¿se corto la mano o qué? Herrie ya no va más... por el momento, pero parece que Harry será feliz con Edward (XD suena raro). Pronto, pronto salseo Zabby.
PD: ¡AL FIN COMIENZAN MIS VACACIONES! ¡FELIZ LUNES! a quién engaño, todo el mundo odia los lunes... incluso las mascotas y con eso me refiero a Garfield.