[Capítulo 46]

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-¿Qué pasa, ángel?-Fijó su mirada en la mía, la cual volvió a ser completamente fría y se quedó inmóvil.
-Ya no quiero estar contigo.
En ese momento sentí que mi corazón se detuvo por unos segundos, me llevé la mano al pecho, no podía creer lo que había dicho, mucho menos entender el porqué de sus palabras. Pero las lágrimas que se apresuraron en caer por mis mejillas me aseguraron que aquello era real...

--------OLI--------

Los meses al lado de Juli pasaban volando. Mi existencia y permanencia en la tierra, gracias a ella, se habían hecho amenos e incluso, ahora, sinceramente me negaba a irme. Quería estar con ella para siempre.
Me hacía tan feliz verla a mi lado cada día y ser correspondido en totalidad. En sus ojos podía ver a diario que el amor que me profesaba era real y sincero y en realidad, seguía sin comprender cómo es que me amaba o más bien, por qué lo hacía.
Yo era un fantasma, un alma en pena y un ser condenado a la nada y, sin embargo, eso a ella parecía no importarle, amaba lo que podía darle y amaba lo que podía ver de mí.
Los primeros meses y días como pareja fueron sensacionales, no había temores, ni penas, ni frenos, todo era amor y demostraciones. Incluso mis amigos y Jordan, su hermano, se habían tomado bien lo nuestro aún cuando yo en algún momento pensé que dirían que era una locura.
Juli regresó a la escuela luego de las vacaciones y ni siquiera así la relación se vio afectada. Yo iba a clases con ella y trataba de pasar el mayor tiempo posible pegado a su lado.
Pero todo lo bello tiene algún problema y el primero en lo nuestro ya había surgido.
Había estado tan ocupado y enfocado en mi relación con Juli y la valoración de mis sentimientos que había olvidado por completo que justo el día en que terminaron clases, Javier Blake, aquel chico al que tanto rencor le guardaba y que tan mal me caía, había hecho trámites para ingresar a la escuela en la que cursaba mi novia.
Lo malo no terminaba ahí.
De los cientos de chicos que asistían a aquella escuela, justo el día en que yo no acompañé a Juli, tenía que venirse a topar con Javier, quien (a pesar de que ella me dijo, sólo fue un accidente y un chico con quien no pensaba volverse a topar) no había pasado desapercibido para ella, después de todo ¿En qué momento cuando chocas con alguien preguntas su nombre y más aún, cuando cuentas el suceso, sigues recordándolo?
En el momento en que ella me contó estuve por perder la cabeza.
No, no eran celos, confiaba plenamente en mi novia y en lo que decía sentir por mí, en quien no confiaba era en la otra parte que conformaba la historia.
Tenía mil temores encima con ese simple encuentro entre mi novia y ex-cuñado.
Si por alguna razón llegaban a ser más cercanos, volverse amigos quizás, mi relación con Juli se iría a la basura pues estaba seguro, en algún momento Javier sacaría a colación lo mío con su hermana y con ello, la verdadera causa de mi muerte, y si Julieta se enteraba de eso, no sólo me iba a juzgar por mi acto sino que también me odiaría por haberle mentido y todo terminaría ahí.
Debía estar pendiente y tratar de hacer lo posible para que mi novia se mantuviera alejada de ese sujeto.
El siguiente problema, era yo.
Comenzaba a desesperarme el no poder tener un contacto físico con Julieta, el no poder tocarla, no poder darle calor, no poder besarla, no poder nada.
Ella insistía en que no lo importaba el no tocarme pero yo no era tonto y era capaz de ver en cada ocasión que ella hacía aquel gesto de "tocarme" que realmente le dolía no hacerlo en sí.
Siempre escuché que la base de una pareja era el amor y el respeto y habiendo aquellas dos cosas, lo demás no importaba, pero yo bien sabía que el contacto físico era básico también, era una necesidad.
Después de todo, si no fuera así ¿Por qué les era imposible a las parejas jóvenes no besarse y tocarse en cada oportunidad que estuvieran juntos? ¿Cómo es que por falta de caricias, relaciones e incluso matrimonios se iban a la mierda?
Me estaba frustrando bastante aquel hecho pero trataba por todos los medios de ocultar frente a Juli aquella frustración y el dolor que mi incapacidad me producía.
Mi novia y yo habíamos decidido pasar un fin de semana solos en la que había sido mi casa, pero al llegar nos encontramos con Harry a quien invitamos a pasar para platicar un rato los tres juntos.
-Con permiso, voy al baño-anunció Julieta poniéndose de pie y caminando por el pasillo que conducía al baño de la casa mientras yo me paraba también y la veía perderse tras la puerta.
-Adelante-dijimos H y yo.
-Mientras Juli regresa, me le adelantaré a lavar los trastes-Dijo-Ya vengo, Oli-caminó hacia mí y yo por reacción cerré los ojos. Se sentía extraño cuando me atravesaba algo o alguien.
Para cuando abrí los ojos, vi todo diferente e incluso, yo me sentí diferente.
Sentía calor, sentía peso, sentía la sangre correrme por las venas, mis pulmones hinchándose a cada respiro y un corazón latiéndome en el pecho.
Extrañado fruncí el ceño y cuando alcé mis manos, me encontré con las de Harry y tras tocarme a mí mismo, y ver mi reflejo en el cristal del trinchador, me di cuenta que estaba dentro del cuerpo de mi amigo.
Escuché entonces la puerta del baño abrirse, seguido de unos pasos aproximarse y en cuanto me giré vi a Julieta acercándose, para entonces, sin dar tiempo a análisis y pensamientos, arrojarme sobre ella y abrazarla con todas mis fuerzas (o las fuerzas de mi amigo).
-Harry ¿Qué pasa?-Preguntó claramente confundida mientras yo la miraba con aquellos "nuevos" ojos y no desperdiciaba momento para tocar su rostro, brazos y labios-¡Ángel!-gritó cuando llegué a estos últimos.
-Dime-respondí aún fascinado por el primer roce de su piel con "la mía" y ella se apartó de manera brusca.
-Me estás asustando ¿Qué te pasa? Si es una clase de broma, te digo que es cero graciosa-seguí mirándola mientras sonreía extasiado-¡Ángel!-y ahora sonó asustada y al parecer en verdad lo estaba pues trató de pegar carrera, no sin antes yo detenerla por la cintura y acercarla-¡Suéltame, Harry!-forcejeó inútilmente en mis brazos.
-Soy yo-insistí-Soy tu ángel.
-¿De qué estás hablando?-seguía asustada pero dejó de luchar contra mis brazos-¿Te volviste loco?
-¡Soy yo, Chuleta! Estoy en el cuerpo de H...-repliqué y por fin me creyó. Nadie más que ella y yo sabíamos que le decía chuleta.
-¿Cómo hiciste eso?
-No lo sé, él se levantó y pensé que me atravesaría pero me quedé aquí dentro. Soy capaz de controlar este cuerpo a mi antojo-me alcé de hombros.
-¿No lastimas a Harry?
-No lo creo, en los libros que he leído no se menciona algún daño físico a la persona que se posee-le expliqué y la giré hacia mí recargando mi frente en la suya-Tu piel es tan suave y cálida como siempre pensé que sería-recorrí con las yemas de los dedos nuevamente su brazo-Ahora quiero saber si tus labios saben tan bien-presa de la desesperación y novedad de todo aquello, acerqué mis labios a los suyos pero contrario a terminar en su boca, fueron a parar a su mejilla cuando ella se movió.
-No me parece correcto.
-¿Por qué? ¿No quieres besarme?-me sentí dolido.
-Claro que quiero besarte, ángel, pero seamos honestos y este beso se lo daría a Harry y no a ti. Sigue siendo su cuerpo-estuve por replicar pero no pude. Ella tenía razón y al darme cuenta de eso, toda alegría y adrenalina se desvaneció de aquel cuerpo ajeno.
-Tienes razón-bajé la mirada y la solté-Yo sigo siendo un fantasma incapaz de tocarte, de brindarte calor, de ser alguien que pueda darte lo que mereces.
-¡Hey! Sabes cuánto odio que digas ese tipo de cosas-me obligó a verla.
-¡Es la verdad, Juli!-exclamé frustrado.
-Tú me das amor y es lo que necesito...
-Pero el amor también es la parte física...-me abrazó, o mejor dicho, abrazó a Harry y él la abrazó a ella.
-Te amo, Oli y no me importa nada más que tú también me ames a mí-me aseguró pero como siempre, fui capaz de ver en sus ojos que aquello que me decía no era necesariamente cierto.
-Eso tenlo por seguro siempre-contesté como quiera mientras la soltaba y haciendo uso máximo de mi concentración, lograba salir de mi amigo quien se quedó parado y parpadeando seguidamente.
-¿A dónde iba?-se preguntó para luego como recordando, dirigirse a la cocina de nueva cuenta como sin nada mientras yo trataba de dedicarle una sonrisa a Julieta aunque por dentro, sólo deseaba soltarme a llorar.
Aquella relación no estaba funcionando, no era así como las cosas debían ser.

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