[Capítulo 40]

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-Eres tan guapo, Oli-dijo viendo mi foto.
-Era-corregí.
-Sé lo que dije, fantasma-dijo y luego volteó para sacarme la lengua.
-No sabes lo que dices, viva-Sólo comenzamos a reír y antes de que nuestras risas se terminaran, afuera se escuchó un ruido algo fuerte y, después de eso, se fue la luz...
-¿Qué fue eso?-pregunté mirando a todos lados tratando de hallar la procedencia del ruido y de la falla eléctrica-¿Qué crees que haya sido, Juli?-pregunté pero no recibí respuesta, giré entonces mi cara hacia ella-¿Juli?-la llamé, pero ella me miraba... o miraba algo en mí que le tenía en su rostro una expresión de quien mira el sol por primera vez-¿Qué pasa?-intenté verme a mí mismo (obvio sin un buen resultado). Juli seguía sin moverse mientras yo intentaba descubrir qué había en mí.
-Tú... -calló y siguió mirándome.
-¿Estás bien?-empezaba a preocuparme. Juli bajó la cabeza.
-Estoy bien, lo siento. Es sólo que brillas y te ves...-calló de nuevo y luego no le vi intenciones de continuar.
-¿No vas a terminar la frase?-pregunté ante su silencio.
-No-rió bajo.
-¿Entonces brillo?-asintió aún sin verme-Eso es nuevo-reí bajito-Iré a ver que fue lo que...
-¡No!-me interrumpió poniéndose de pie y haciendo afán de detenerme-No me dejes sola... me... me da miedo la oscuridad-Y aún en las penumbras estoy seguro que la vi sonrojarse.
-Eres rara-sonreí-Hablas con un fantasma y le temes a la carencia de luz-me burlé.
-No te burles, no es gracioso, sé que es raro pero es la verdad-fijó sus ojos en mí unos segundos y luego los clavó en el piso-¿Puedes acercarte? La oscuridad no es muy agradable para mí-Me senté a su lado, mirándola fijamente mientras ella se negaba a levantar la cabeza. ¿Era algo malo mi brillo? ¿La lastimaba de algún modo? No entendía por qué se negaba a mirarme siquiera.
Un silencio peor al que recordaba en mi primera fase de muerto inundó el cuarto. Sólo se escuchaban las gotas de lluvia chocando contra la ventana y uno que otro trueno con bastantes minutos de diferencia uno del otro y esos ruidos en el silencio, no me hacían sentir mejor.
-Oye...-dijimos los dos al mismo tiempo y luego reímos-Tú primero-dije.
-No, tú.
-No iba a decir nada importante, sólo quería romper el silencio. ¿Qué ibas a decirme?
-Yo...-bajó la mirada y comenzó a jugar con sus dedos-¿Seguro que no dirás nada?-Negué-... Es que yo... No me tomes a mal esto pero... eres algo hermoso ¿sabes? No puedo creer que exista algo como tú.
-Jamás podría tomar eso a mal. Pero no entiendo, me has visto muchas veces.
-Ahora es diferente, el brillo te hace ver diferente... Tal vez así se vean los ángeles.
-Gracias-respondí algo nervioso-Tú... te ves preciosa.
-No es necesario que mientas.
-¡Oye! Yo no miento. En verdad eres preciosa, Juli.
-Gracias, Oli.
-En verdad lo eres, así que no hay nada que agradecer-Fue entonces que me miró y yo sentí que me sonrojaba a tal grado de haber sentido mi cara arder, incluso agradecí ser un fantasma y que ella no notara esas cosas. El silencio volvió, pero esta vez se debía a que ella estaba nerviosa, podía notarlo ya que movía mucho sus manos y se reía sola-¿De qué tanto te ríes?-pregunté divertido.
-Es sólo... estoy tan nerviosa y me siento tan estúpida por estarlo-continuaba riendo entre cada palabra-Hacía mucho que no me sentía así ¿sabes? Creo que desde que Ross me presentó a...-la interrumpí.
-No lo menciones, no tiene cabida ese tipo aquí.
-Ok, lo siento-rió más-Pero bueno, desde entonces no me ponía así.
-¿Y a qué se debe el nerviosismo ahora? ¿Es por la oscuridad? ¿Mi brillo?-enarqué una ceja.
-¡Es todo! Es la oscuridad, la lluvia, yo...-alzó su vista a mí-Tú y mis... sentimientos.
-¿Sentimientos?-dije nervioso sin razón alguna. Tardó en contestar. Soltó entonces un suspiro.
-Escucha, sé que quizás es descabellado y pienses que estoy descocada por lo que acaba de pasar hace unos momentos pero, te juro que no es así-se frotó las manos nerviosamente-Esto que me pasa y siento lo llevo sintiendo desde hace ya varias semanas pero... no tenía nada en claro-esbozó una sonrisa digna de fotografía-Ahora que te veo así y que te tengo de esta manera... ya lo veo claro todo, Oli-cuando sus ojos se encontraron con los míos, algo en ellos me hizo "tragar saliva".
-¿De... de... qué estás... ha... hablando?-¡era increíble lo nervioso que me encontraba!
-Estoy pensando la mayor parte de mi tiempo en ti, verte me pone feliz... Yo no sabía, más bien, no quería aceptar esto porque me daba miedo que tú no te sintieras igual pero no me importa ¿sabes? Ya no, necesito decírtelo porque siento que no puedo más, dentro de mí sé que debo hacerlo y quiero hacerlo... Yo siento algo por ti. Oli, tú me... me... ¡Me gustas mucho!-gritó al momento en el que cerraba los ojos-Me gustas mucho en verdad y sé que está mal porque no es normal que alguien sienta cosas por un fantasma, pero eres diferente a cualquier hombre que he conocido y no me importa tu "condición". Me encanta estar contigo, mirar tus ojos y saber que tú ves en mi algo que nadie más... Contigo me siento yo, es como si tú sacaras lo peor y lo mejor de mí. He pensado que en vez de fantasma eres un ángel, mi ángel o algo así... Ya no sé lo que digo-rió bajo-Debes estar asustado...-Sentí como si el tiempo se detuviera y la voz de Juli me sonó lejana y aquel silencio sordo duró unos segundos. Poco a poco el ruido volvió: Los truenos, la lluvia, sonidos de la calle... y una vocecita en mi cabeza que me decía que aquello no estaba bien.
-En verdad pienso que estás descocada por lo de hace rato. Sería mejor que durmieras-dije de modo monótono y parpadeando seguido.
-¡No estoy descocada! Sé lo que digo. Me gustas en todos los sentidos y siento cosas por ti que ni por Ricardo en su momento llegué a sentir. Es incluso más que gusto... te quiero, como amigo y como algo más. Te quiero, Oli-negué con la cabeza-¿No qué?
-No estás pensando claro, Julieta-sentí ganas de llorar (y en mí esas ganas eran peor pues por más que quisiera, era imposible derramar una sola lágrima)-No sabes qué dices...
-¡Lo sé!
-¡No! ¡No lo sabes!-le grité y me miró asustada. Me sentí peor-No lo sabes-repetí ahora en un susurro-Juli, no puedes sentir cosas por mí. Soy un fantasma ¡Mírame!-me señalé a mí mismo-Es más, ni siquiera es normal que me mires-reí triste-No puedo corresponderte. Dime ¿A dónde llevaría algo así? Sólo estás confundida por cómo te he tratado y por lo de Ricardo y todo. Sólo es eso... Olvida eso. Sácalo de tu cabeza-le di la espalda.
-No puedo-dijo en un susurro-No está en mi cabeza-se paró frente a mí-Está aquí-señaló su pecho-Y sí, ponle tú que es por cómo me has tratado, pero entonces dime ¿No es de la forma de ser de otra persona contigo de lo que uno se enamora?-me sentí aturdido por la palabra que usó-Y no me importa que seas un fantasma, ya te lo dije. Tu condición es sólo para mí como si tuvieras algún defecto físico, lo que me importa es lo que eres dentro y no en apariencia. Además, para el amor no hay límites. El que tú estés muerto y yo no, no es límite para mí-calló y yo fui incapaz de decirle nada. Sólo la miré mientras ella a su vez me veía expectante. Pasaron los segundos y al parecer se cansó de que no le dijera nada-¿No me vas a decir nada?-agaché la cabeza-Ya veo-la escuché reír de manera apagada-No importa que tú no me correspondas. Quería que supieras mi sentir-caminó hacia su cama arrastrando los pies-Gracias por escuchar. Espero esta tontería mía no dañe nuestra amistad-y aquello último lo dijo con un tono tan desolado que me obligué a voltear a verla. Ya se metía bajo las sábanas.
¿Qué estaba haciendo? ¿No era su rechazo al que temía? Y ella me quería, estaba enamorada de mí. Sonreí como idiota. ¡Estaba enamorada de mí! Esa persona tan maravillosa estaba enamorada de mí. De tantas personas y hombres geniales en el mundo había venido a enamorarse de mí, un simple fantasma desdichado que... exacto, ese era el problema. Yo era un fantasma. ¿Cómo podría sostener una relación así? Sacudí la cabeza. ¿A qué le sacaba yo? En ella quedaba el llevar una relación conmigo pues yo era el que no era "normal" y estaba completamente dispuesta. "Para el amor no hay límites" había dicho y tenía razón, de otra forma, no me habría enamorado de ella ¿verdad?
-Juli-la llamé y temí me ignorara cuando tardó en quitarse de la cara la sábana pero finalmente lo hizo.
-¿Mande?
-No sé por dónde empezar después de todas las cosas que te dije antes... Yo tenía tanto miedo a tu rechazo cuando yo te confesara mi sentir... porque no creía posible que alguien tan maravillosa como tú se fijara en mí. Hace poco descubrí que podía sentir, y tú lo hiciste posible, por ti volví a sentir. Todo esto que siento es increíble porque es como si yo estuviera vivo de algún modo, tú me haces sentir así, eres tú lo único bueno que tengo de todo esto. Contigo no hay miedos, no hay oscuridad... Sé que mi razón de estar aquí es que yo pueda encontrarla y que me pida perdón. Pero encontré otra razón, una aún mejor: tú, que eres lo que necesito, y agradezco a Dios el tenerte. Si yo tenía que morir para conocerte,  no me importa porque eres lo mejor que me ha pasado. Estoy enamorado de ti, Juli-Sonreí pensando en las cosas que acaba de decirle.
-Oli... yo...
-No tienes que decir nada más ahorita...-Ella no me dejó terminar.
-Pero quiero hacerlo, no puedo estar más tiempo callada después de lo que acabamos de decirnos, Oli. Nos queremos-dijo al momento que se levantaba de la cama y se acercaba a mí-Aún no logro asimilarlo del todo ¿sabes?
-Yo tampoco-admití algo avergonzado.
-Había olvidado ya todo esto. Pensaba que a él lo amaba, pero sólo era costumbre porque lo que yo siento hoy por ti supera por mucho a lo que sentí por él alguna vez. Ahora sí me enamoré de verdad y no sabes lo feliz que eso me hace-sonrió feliz y se llevó las manos a las mejillas.
-Sí lo sé por qué a mí me hace igual de feliz.
-Mi fant... -calló y sonrió-Mi ángel, eso eres.
-Me gusta, pero no creo que sea correcto...
-¿Por qué no? Me has salvado en 2 ocasiones ya...
-Yo jamás dejaré que alguien te dañe, ni siquiera tú misma.
-¿Ves?-sonrió de nuevo-Eres mi ángel.
-Tu ángel se enamoró-Ella se rió.
-Te quiero, Oli-dijo mirándome fijo a los ojos y estuve seguro que no mentía.
-Te quiero, Juli-respondí mirándola también. Sonriendo ella se inclinó al frente ligeramente. Minutos después se acostó sobre su cama y yo hice lo mismo. Ella estaba temblando-Deberías taparte-le dije.
-No tengo frío, son sólo nervios de que estés aquí.
-Pero ni siquiera puedo tocarte-Ella levantó su mano y después me pidió hacer lo mismo, acercó su mano a la mía dejando un pequeño espacio apenas visible entre ellas.
-Casi parece que te toco.
-Vaya que sí-Sonreí.
Ella se quedó mirándome y, con gusto, imité esa acción.
Afuera el viento había aumentado, se escuchaba como si aullara contra la casa. Pero no importaba, nada importaba sino ella frente a mí confesando todo aquello que provocaba en mí la más grande felicidad. El mundo podía estarse acabando y yo sólo estaría pendiente de sus hermosos ojos que me miraban a mí y sólo a mí como si no existiera nada más en ese cuarto.
Viéndola así, supe que nunca había visto nada tan hermoso.
-Oye-la llamé con voz queda.
-¿Sí?
-Ya nos declaramos nuestros sentimientos, nos dijimos lo que teníamos que decirnos y tú me quieres y yo te quiero, tú me gustas y yo te gusto... pero falta algo.
-¿Ah sí?-se incorporó sobre sus codos y yo asentí-¿Qué es?-suspiré.
-Ojalá pudiera hacer esto de una manera más bonita y en un mejor lugar pero no puedo arreglar por mi incapacidad para tocar ¡y ni hablar de llevarte a algún lugar! Dirían que estás loca si te vieran hablar sola-rió bajito-Entonces ¿Qué mejor que aquí?-miré el cuarto a mi alrededor-Aquí donde nos vimos por vez primera y donde hemos estado juntos ya varios días-ladeé mi cabeza y los ojos de ella brillaron entre las penumbras-Julieta ¿Quieres ser mi novia?
-¡Sí! ¡Sí quiero!-esbozó una sonrisita divertida-Mi ángel, mío y de nadie más-susurró mientras cerraba sus ojos y acercaba su rostro al mío del mismo modo que habíamos aproximado nuestras manos-Te quiero.
-Te quiero-dije yo y sabiendo que no podría tocarle, lo mejor que se me ocurrió hacer fue cantarle así como muchas noches atrás pero sabiendo que esa noche y las venideras serían especiales... serían sólo nuestras.

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