[Capítulo 93]

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-Y más allá de la muerte, Oli, y más allá de la muerte-se acercó y simuló abrazarme para luego Juli unirse también al abrazo.
¿Quién diría que las personas más importantes de mi vida serían aquellas que me apoyaran después de la muerte?
Sonaba ilógico aquello, pero así eran las cosas.
Pasado más rato de charla entre los 3 llegó un punto en que con mucha tristeza, Harry dijo ya no poder verme. También me puse triste pero en menor grado, ya estaba acostumbrado a esos poderes gloriosos y momentáneos.
H terminó por irse no sin antes dedicarme muchas palabras extasiado de felicidad por haber podido verme una vez más y al irse, Juli y yo decidimos subir a su cuarto.
Al Juli cerrar la puerta de su habitación entrábamos a un mundo donde sólo existíamos ella y yo, el exterior no importaba cuando dentro se encontraba todo lo que más amábamos. En ese lugar sólo existía el amor, nuestro amor.
-No tienes idea de lo feliz que estoy por ti, Ángel.
-Gracias Chuleta, tus palabras suman mucha felicidad.
-Amo verte así de feliz-se acercó para "acariciar" mi mejilla-Daría cualquier cosa por verte siempre así.
-Sólo tienes que permanecer cerca de mí Julieta, sólo eso para que yo pueda ser inmensamente feliz-se acercó un poco más-Me encanta tenerte tan cerca de mí, Chuleta-Se acercó para "besarme" y permanecimos así por un largo tiempo. Después de lo vivido en la mansión Blake sus besos eran más reales, ahora sabía cómo se sentía besarla en verdad, acariciarla. Solo tenía que recordarlo para que la sensación regresara y así disfrutar de esos labios que tanto me encantaba besar.
-Te amo-dijo mirándome fijamente a los ojos y yo no pude sino sonreír.

Un par de horas más tarde, después de "besarnos" hasta que ella se cansara, se levantó para meterse a bañar. Permanecí "sentado" sobre la cama tratando de encontrar algo que decirle, algo que fuera nuevo pues yo ya le había dicho todo lo que sentía por ella y decirle algo más sería sólo repetir mis palabras. Nada se me ocurrió y dejé de pensar en qué decir, en cambio me dije a mí mismo que me dejaría llevar, que las palabras saldrían solas al tenerla frente a mí, ella era capaz de hacerme decir cosas que jamás creí decir, todo para verla sonreír, para ver en sus ojos ese brillo que tanto me encantaba. Verla feliz era mi mayor recompensa y siempre sería así, hasta el día en el que yo tuviera que irme.
Estaba tan perdido en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta cuándo ella salió del baño y que ya se encontraba sentada a mi lado. Aún estaba envuelta en la toalla así que me levanté para salir del cuarto pues era lógico que quisiera cambiarse y conmigo ahí no lo haría.
Bueno, estaba equivocado.
-¿A dónde vas, Ángel?-preguntó y soltó una risita que me contagió.
-Afuera, para que te cambies.
-¿De verdad?-asentí-¿Después de lo que pasó te vas a salir para que me cambie?-de nuevo esa risita.
-Tú... tú...-ella comenzó a reír y me sentí enrojecer-No esperaba que me dijeras eso, Chuleta.
-Puedes quedarte si así lo deseas.
-¡Claro!-solté con emoción y de nuevo sentí que enrojecía.
Ocupé de nuevo mi lugar anterior en la cama y clavé mi mirada al piso, hasta cierto punto me sentía muy nervioso. Una cosa era verla desnuda para hacerle el amor, sabía cómo tenía que actuar, qué hacer... Pero en esa situación sólo podía estar nervioso al no saber cómo reaccionar. Estaba seguro de que si yo siguiera vivo, hubiera terminado haciéndole el amor, pero como fantasma sólo podía mirarla.
La toalla cayó al suelo y ella caminó hacia el closet a sacar su ropa. Fui alzando mi mirada poco a poco, encontrándome con ese cuerpo que se volvió tan delicado entre mis brazos, cediendo a mis besos, a mis caricias, siendo capaz de llevarme al mismo cielo. Su cuerpo me fascinaba, no iba a negarlo, no podía negarlo.
-Eres preciosa, corazón-dije realmente bajo pero ella me escuchó, se volteó y me sonrió-Tu mirada no combina con tus mejillas sonrojadas.
-¿Qué hay en mi mirada?-preguntó acercándose a mí.
-Supongo que lo mismo que en la mía-ella asintió-Si tan sólo pudiera ser capaz de tocarte en realidad-pasé mi mano por el contorno de su hombro-de besarte... en este momento mis labios estarían tan ocupados sobre tus labios, sobre tu piel, que no tendría tiempo para las palabras.
-¿Y que tal si dejas de hablar de una vez?-sonrió y sin darme tiempo a reaccionar ya me estaba "besando"-Tú no sabes lo que me haces sentir cuando me besas, cuando me tocas... Y ahora que he estado contigo de forma física, las sensaciones se intensificaron, Ángel.
-A mí me pasó exactamente lo mismo, Chuleta.
-¿Entonces por qué pierdes el tiempo hablando?-sonrió de nuevo.
-No tengo idea...
La madrugada nos encontró "besándonos" aún, envueltos en aquella "magia" que provocaba el amor tan irreal que nos unía, amor capaz de vencer al mismo demonio, a la misma muerte. Amor bendecido por Dios. Si alguien algún día me preguntara qué era el amor, sin duda alguna respondería que era lo que había entre ella y yo. Un amor que ni siquiera el escritor más talentoso podría describir en sus simples palabras, ni el poeta en sus versos. Este era un amor puro, tan puro como la vida misma.
-Si pudiera yo elegir al cielo que quiero ir, a la eternidad que quiero conocer, no tendría ninguna duda en escogerte, Julieta. Mi cielo, mi vida, mi alma, mi eternidad... Mi todo, eso representas tú y solo tú. Junto a ti no hay miedos, no hay tristezas, no hay dolor. A tu lado sólo existe la felicidad, el amor, el deseo carnal pero no la lujuria, es el deseo que me hace querer fusionar nuestros cuerpos en uno solo, así como lo están nuestras almas. Si tan sólo yo pudiera elegir permanecer a tu lado, admirándote cada día, cada noche.
-Ángel...-su voz se quebró impidiéndole seguir hablando.
-No llores, corazón, no era esa mi intención...
-Lloro porque estoy feliz ¡Muy feliz! Te amo tanto, Ángel. Quisiera encontrar una forma para estar a tu lado siempre...
-Siempre lo vas a estar, justo aquí-señalé su pecho-Eres tú mi corazón y el amor que hay en él nos mantendrá unidos siempre.
-Para toda la vida e...
-Incluso después de ella-finalicé para después sonreírle. Después de otra larga sesión de "besos" y "caricias" el sueño comenzó a hacerse presente en Juli. Miraba con ternura cómo trataba de mantener sus ojos abiertos, en varias ocasiones caía dormida pero despertaba a los pocos segundos y rápidamente buscaba mi rostro-Duerme ya, cielo-"acaricié" su mejilla-Yo estaré aquí cuidándote.
-Eres tú quien impide que yo tenga pesadillas... Después de todo ¿Cómo podría yo tener pesadillas cuando tengo a un Ángel a mi lado?
-Siempre a tu lado amor mío, siempre.
Tapó su cuerpo con la sábana y al paso de unos minutos se quedó dormida.
Esa noche había sido perfecta, no había otra palabra para describirlo. Esa noche de nuevo había sido mía y yo de ella, sin necesidad del contacto físico. Eran nuestras almas quienes se amaban, ahora lo entendía. Ahora estaba más seguro que nunca que era ella la mujer que debía amar, la mujer que había sido hecha para mí y yo el hombre para ella.
Si tan sólo las cosas hubieran sido diferentes para mí, si tan sólo hubiera tenido un poco más de tiempo...

-Buenos días, Ángel mío-escuché decir a Juli mientras miraba por la ventana.
-Buenos días, corazón ¿Cómo dormiste?
-Maravillosamente y soñé contigo-se sonrojó-No, no fue un sueño ¿Sabes? Sólo recordé, sólo eso.
-Yo también pasé la noche recordando, amor.

Por la tarde.
Juli se encontraba en la cocina preparando lo que sería su comida mientras yo la observaba, en ocasiones ella me miraba para después sonrojarse y seguir con su labor. Metió lo que preparó al horno, colocó el tiempo, se dio media vuelta y se dirigió hacia donde yo estaba.
-¿Por qué haces eso?-preguntó escondiendo una sonrisa.
-¿Hacer qué?
-Imitas mis gestos-colocó sus manos sobre su cintura causándome algo de gracia.
-No lo hago intencionalmente ¿Te molesta?
-¡Para nada! Sólo quería saber por qué lo hacías.
Cuando ella terminó de comer, pasamos a la sala y nos quedamos mirando una película. En dicha película hubo una escena de un baile y yo miré a Juli quien también me estaba mirando. Sin duda aquella escena nos había recordado a aquella noche de fiesta en la mansión Blake.
Me puse de pie y ella junto conmigo, no había música pero aun así comenzamos a bailar "abrazados", nos movíamos de un lado a otro sin decirnos una sola palabra. Todo estaba dicho, sólo disfrutábamos nuestra compañía que era lo único que necesitábamos en ese momento.
-Y escucha esta canción, cuando desees recordar mi voz-comencé a cantar a su oído-Y al final entenderás que no había otra opción, y en la eternidad sabremos si dejarte hoy fue un error. Y escucha esta canción cuando desees recordar mi voz. Sobran palabras cuando se trata de tú y yo, sólo confía que un día me verás... volver-Ella dejó de bailar sólo para "besarme". Estábamos por ponernos a bailar de nuevo cuando el celular de Juli timbró, se negó a contestar pero insistí pues podría ser alguna noticia de Javier. Cuando ella miró la pantalla de su celular todo el color se le fue del rostro y se sentó sobre el sofá para después mirarme-¿Es algo malo?-pregunté acercándome.
-Ella... Ella está aquí, Oli-dijo con dificultad y entonces yo sentí que algo me jalaba hacia abajo.
Justine estaba de regreso.

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