[Capítulo 145]

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-¿Javier?-lo llamé y tras soltar un "Mmm" buscó mi rostro y yo aproveché para acercarme a sus labios a besarlo.
De inmediato lo sentí tensarse. Bien sabía que no era esa la clase de besos que le daba siempre. Yo sólo quería que se diera cuenta de mi "necesidad" sin tener que decírselo. Que las cosas pasaran simplemente. Ser suya esa noche para dejar de pertenecerle a alguien que jamás me había amado ni la milésima parte de lo que Javier me demostraba amarme.
Me incorporé sobre los codos para besarle mejor. El tardó en hacer otro movimiento que no fuera el sólo besarme, pero finalmente se levantó y giró quedando sobre mí.
Sentí sus manos luego por dentro de mi blusa, acariciándome los costados y el abdomen. Yo por mi parte comencé a jalonear su camisa hasta que fue él mismo quien se apartó un poco de mí para quitársela.
Coloqué mi mano en su nuca y lo traje de regreso hacia mí hasta que nuestros labios se unieron. Su beso también fue diferente a los de siempre y luego que terminó con mis labios, pasó a mi cuello mientras sus manos se encargaban de la blusa la cual en cuanto estuvo en mi cuello, pasé a quitarme.
Entre besos y caricias nuestros pantalones de pijama dejaron de ser parte de la escena.
-Estamos yendo lejos ¿no crees?-susurró de repente en mi oído con voz agitada. Debía admitirlo, su voz fue demasiado sexy para mí en ese momento, incluso contando con que aquello no lo estaba haciendo por las razones adecuadas.
-Lo sé-fue todo lo que le dije mientras pasaba a deshacerme de mi brasier ya desabrochado hacía unos minutos atrás.
Javier era muy tierno, delicado y tímido conmigo, en cada caricia y en cada paso que daba. No era que Oliver no lo hubiera sido en su momento, pero Javier lo era al doble y había algo en su inocencia y timidez que de un momento a otro me hizo querer estar realmente con él, me hizo desearlo. ¿De qué servía que estuviera rogándole a alguien que ya había hecho su vida con otra mujer? ¿A alguien que ya no me quería? Que nunca me quiso.
Javier me amaba y yo a él, no igual pero estaba seguro que de proponérmelo lograría aprender a amarle con la misma intensidad, a corresponderle como se debía, como se merecía. Nos íbamos a casar después de todo, teníamos una vida (cuanto Dios nos quisiera dar) por delante. ¿Qué más quería?
De un momento a otro mi venganza pasó a irse al demonio. Ya no era Julieta pidiéndole sexo a su prometido por venganza, por maldad, no.
Quería estar con Javier, quería que me hiciera suya, sentirlo en mí, consumar.
-Eehh... ¿Julieta?-me llamó pocos segundos después de haber quedado por completo desnudo.
-¿Sí, bonito?
-Verás... no tengo... emm... ya sabes...-se puso colorado y yo sonreí con ternura mientras acariciaba su cabello alborotado.
-No importa. ¿Qué es lo más grave que podría pasar? Yo no tengo ninguna enfermedad y hasta donde sé, tú tampoco ¿o sí?
-No, por supuesto que no, bonita. Pero ¿Qué tal si te embarazo?
-Eso sería más que perfecto-sonreí ampliamente al igual que él y luego me erguí un poco para besarlo en los labios.
Sus manos pasaron a mi última prenda y me despojaron de esta.
Ambos estábamos por completo desnudos, ambos estábamos listos para lo que seguía y yo, extrañamente no sentía miedo, no tenía dudas, quería estar con él. Me atrevía a decir que hasta me sentía feliz.
Se acomodó entre mis piernas y apartó su rostro del mío para luego mirar a la nada. Pasó luego sus ojos a mi rostro y le regalé una sonrisa para demostrarle que todo estaba bien pues al parecer y a mí pensar, estaba nervioso en aquel instante.
Al cabo de unos segundos me di cuenta que sus ojos miraban en mi dirección, pero no me veía realmente a mí. Mi Javier estaba muy lejos de esa cama en que nos encontrábamos los dos en ese momento.
-¿Javier?-lo llamé pero él seguía igual-¿Javier?-acaricié su rostro, ahora si me miró-Amor ¿Qué pasa?
-No puedo-se apartó de mí bruscamente y comenzó a buscar su ropa-No puedo hacer esto.
-¿Qué?-dije confundida mientras me enderezaba-¿Por qué no?
-¡Porque no!-me gritó mientras se ponía el pans y yo lo miraba confundida.
-Pero... pero estábamos bien ¿qué salió mal? ¿Tienes algún problema?-me senté al borde de la cama mirándolo sin entender.
-No...-me dio la espalda una vez que estuvo vestido. Luego me miró por encima de su hombro, se agachó y juntó mis prendas para entonces arrojármelas con violencia-Vístete por favor-en ese momento sentí la sangre irse a la punta de mis pies y un nudo formarse en mi garganta. ¿Qué había hecho yo mal?
Me vestí a toda prisa y me acorralé en una de las esquinas de la cama abrazándome las piernas. Pasaron varios minutos de ambos en la misma posición.
-Perdóname-dije al fin tratando de hacer que mi voz sonara normal. Javier se medio giró.
-¿Perdonarte qué?
-No sé... el querer presionarte para estar juntos o el no ser lo suficientemente atractiva para excitarte o... no sé, lo que haya sido, lo siento-la primer lágrima salió y Javier se acercó a toda prisa a secarla.
-No llores, por favor.
-Es que me siento mal, todo iba bien y de repente tú... te apartas y...
-Pero no fue por ti-me alejé de él.
-Claro, "no eres tú soy yo" ¿no?-me sequé yo las lágrimas-Pero está perfecto, no importa-traté de sonreír-Ya más adelante podremos estar juntos de esa manera... porque lo que sea que haya sido ahora, luego pasará, así que... no voy a hacerte un drama por esto-lo quise abrazar pero él se apartó.
-Juli... no creo ser capaz nunca de estar contigo de esa manera-fruncí el ceño.
-¿Cómo? ¿Por qué?-se mordió el labio con nerviosismo-Javier, ¿tienes algún problema?-volví a preguntarle-Cariño, dímelo sin pena. Yo entenderé-rechinó los dientes.
-No, es que... yo no tengo ningún problema.... yo... yo... podría estar con cualquier mujer que no fueras tú y...-de nuevo el nudo en la garganta.
-Ah, ya veo-susurré-Entonces sí soy yo la del problema-sonreí con amargura-Claro, esto me lo tengo merecido supongo.
-¡No! Julieta, no es que tú tengas algún problema es que...-lo interrumpí.
-¿No es que yo lo tenga? Javier, acabas de decirme que podrías estar con cualquier mujer que no fuera yo... ¿Cómo quieres que entienda eso?-lloré-¿Cómo quieres que lo tome? No soy suficiente para ti, ya entendí, no me deseas, sólo me quieres-me paré de la cama y lo jalé para pararlo también-Por favor salte de mi cuarto, esto... no lo soporto-lo empecé a empujar a la salida. El se volteó para conmigo.
-Me salgo ¿Y luego qué?
-Luego... no sé... te vas a tu cuarto.
-No, no estás entendiendo... ¿Mañana simplemente no me vas a hablar? ¿Simplemente vas a hacer como que esto no pasó? Es inevitable que nos veamos ¡Vives en mi casa!-lo solté.
-¡Bien! ¿El problema es que viva en tu casa?-di media vuelta y saqué de debajo de la cama una maleta la cual empecé a llenar de ropa de los cajones y closet que echaba sin siquiera doblar-¡Me largo entonces!
-¡Julieta, no seas tonta!-se acercó y me arrebató la ropa para arrojarla hacia otro lado. Sólo lo miré molesta y la junté para luego echarla a la maleta. Él la volvió a sacar, la volví a meter y él repitió la acción. Si no hubiera estado tan sentida en ese momento, la escena me hubiera parecido cómica.
-¡Carajo! ¡Deja de hacer eso! Si quieres que me vaya lo más pronto posible ¡déjame empacar!
-¡Es que no quiero que te vayas!
-¡Es que no quiero verte! Lo que me dijiste y acabas de hacer es lo segundo más humillante que le puedes hacer a una mujer-lloré con pena-Por favor sólo déjame ir... deja que se me pase.
-Juli....-me miró con dolor cuando empecé a llorar con ganas-Te amo, me encantas, te deseo pero...-rechinó los dientes otra vez-Juli, yo hice algo terrible... más terrible que pactar con el diablo-lo miré-Ahora sé que no cometí ningún pecado realmente pero como quiera, estuvo mal-tragó saliva-Y yo... pensé que aunque fueras tú... ya ha pasado tanto tiempo-empezó a ponerse nervioso-Creí que ya no me daría problema pero... es que eres idéntica y... el remordimiento ¡Mierda!-se llevó las manos al cabello. Y empezó a andar sin sentido por el cuarto. Traté de acomodar la información adquirida pero como siempre, mi estupidez me impidió llegar a una conclusión.
-¿De qué estás hablando Javier?-él me miró y dio unas cuantas vueltas más por el cuarto recordándome a un perro dentro de una jaula-¿Javier?
-Desearía que no lo supieras pero... vas a ser mi esposa y... debes saberlo antes de que decidas aceptarme-se detuvo frente a mí-Yo... yo me acosté con Justine-abrí grandes los ojos-Tres veces-la quijada me colgó. El miró hacia un costado-Una de ellas mientras ya andaba con Oli-tomé aire.
-Pero cuando empezó a andar con Oli era apenas una niña de 15 años-dije con voz ahogada.
-Pues ya no era una niña-fue todo lo que dijo sin mirarme.
Me llevé una mano a la frente y empecé a dar pasos hacia atrás, abriendo la boca varias veces sin lograr en ninguna decir nada. Una vez más mi pesadilla se hacía presente ¿Qué hacía falta? ¿Qué llegara Oli y me degollara? ¿Qué matara a mis padres y hermano?
Como Javier había dicho, no se había cometido realmente ningún pecado pero... a ojos de ambos siempre fueron hermanos.
"Llámame celoso o loco si quieres pero, uno de hermano y más si es el grande, sabe perfectamente cuando a su hermana ya la traen de un ala... es como un sexto sentido, sabemos perfectamente cuando ya hay otro hombre en la vida de la hermana aparte de uno y papá" la voz de Javier resonó en mi cabeza y recordé la sonrisa torcida que esbozó luego de decirme eso y comprendí ahora el porqué. También recordé la manera en que se expresaba de ella y en cómo me parecía que ningún hombre se le hacía lo suficientemente bueno para su hermana. Lo había confundido con celos de hermano pero estaba mal.
"Era tan notable la atracción de Javier por ti que hasta me hacía preguntarme ¿Cómo podía mirarte de aquella manera siendo el vivo retrato de su hermana? ¿A caso de alguna manera retorcida a Javier le gustaba su hermana y estando prohibida cualquier cosa con ella depositaba esa atracción en alguien que era muy parecida y con quien no tenía lazo? ¿Alguien como tú?" Había dicho Oli una vez mientras me contaba su perspectiva de los hechos antes de que yo supiera la verdad y mientras estábamos separados y él me vigilaba de lejos. Lo había llamado loco en su momento y hasta lo regañé diciéndole que Javier era incapaz de una cosa así. Que todo era una simple coincidencia y que además, no porque nos pareciéramos el sentimiento que albergaba para cada una debía ser el mismo.
Y encima de todo... ella había engañado a Oli. Le hizo creer que había sido el primero en su vida cuando su propio hermano ya la había hecho mujer, además, estuvo con él jurándole amor eterno, fiel e incondicional a Oli.
Me brotaron lágrimas nuevamente. Sentía rabia por lo que ella le había hecho a él, tanta que en alguno de mis pensamientos hasta festejé el que estuviera muerta. Se lo tenía merecido.
Pero mi rabia no se conformaba con saberla muerta, de haber estado viva habría ido a buscarla y yo misma la habría asesinado. También sentía rabia para con Javier, se habían hecho amigos, se querían ya y jamás le dijo, jamás se mostró siquiera avergonzado por sus actos del pasado, por haberle fallado alguna vez aunque hubiera odio de por medio.
Más rabia al pensar que gran parte de su odio hacia Oliver era por celos y no por las razones que había dicho. Y la rabia incrementó al saber que al igual que Oli en un principio, se había enamorado de mí porque era idéntica a Justine y no por quien realmente era yo.
Además de todo, sentí asco, repugnancia hacia él. Sí, no llevaban la misma sangre ¡Pero ellos no lo sabían! ¿Qué habría pasado de realmente ser hermanos? ¿Cómo pudieron hacer semejante cosa?
Y para rematar, a su hermana sí se la había tirado y a mí, por parecerme ¿le daba asco? ¿Remordimiento? ¿Yo qué culpa tenía? ¿Por qué enamorarme entonces? ¿Para qué?
-Juli...-habló mientras se acercaba a mí.
-Salte del cuarto-dije despacio sin mirarlo y retrocediendo.
-Juli, no me juzgues... déjame explicarte por qué pasaron las cosas-me tomó por los brazos y yo lo miré con asco para luego sacármelas de encima. Me miró con dolor.
-No te pedí explicaciones. No las quiero, nada justifica lo que hiciste, lo que hicieron. Por favor...salte-arrugué la nariz-Me das asco.
-No me hagas esto...-suplicó mientras sus ojos se ponían vidriosos.
-No te estoy haciendo nada, tú solo te lo hiciste. Por favor, salte... no quiero verte.
-Ódiame si quieres, pero no te vayas de la casa, por favor-dijo ya llorando luego de varios segundos.
-Esa ya será mi decisión-miré hacia otro lado, pese a todo, no soportaba verlo llorar-Vete antes de que le hable a Ernesto y le diga qué bien la pasaban sus hijos-tardó cerca de un minuto en dejar de mirarme y salir del cuarto.
En cuanto se fue yo me solté a llorar sin tapujos sin entender qué era lo que había hecho tan mal para equivocarme con los hombres que había decidido amar.

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