[Capítulo 28]

20 3 3
                                    

Mi hermanito no tenía la culpa de las estupideces del fantasma y sin embargo, era con Jordan con quien estaba molesta, no tanto con Oliver y al parecer la causa residía en que yo...
Yo había sentido celos de mi propio hermano...
Eso no estaba bien, nada bien.

Habían pasado 2 días desde aquel incidente con el fantasma y gracias a eso mi ánimo estaba muy decaído. No podía mentirme más diciéndome que no lo extrañaba pues la verdad era que esos días sin él habían sido demasiado aburridos y sumado a eso, estaba el hecho de Jordan enojado conmigo por haberle colgado el teléfono, la situación con Ricardo y Ross quien parecía detestarme desde que interrumpí su "sesión" con su novio.
Esos 2 días los pasé encerrada en la casa, dando vueltas solamente como una completa loca. Cada que escuchaba un ruido creía que al voltear me encontraría con el fantasma, pero nunca era él y eso me ocasionaba más tristeza al grado de crearme un nudo en la garganta.
-Juli ¿estás ahí?-preguntó Ross del otro lado de la puerta.
-Pasa-Ni siquiera me tomé la molestia de levantarme de la cama.
-¿Puedes hacerme un favor?
-Dime.
-¿Puedes ir al súper?
-¿Por qué no vas tú?-pregunté y me senté sobre la cama.
-Es que Jonathan vendrá a cenar y debo prepararlo y después arreglarme-respondió algo animada-Además es tu culpa que esté enojado conmigo.
-¡Yo no tengo culpa de nada, Ross!-grité.
-Por favor, Juli-suplicó-Te hará bien salir, has estado aquí encerrada por 2 días.
-Bien-dije sólo para que se callara-¿Qué traigo?
-Haré la lista mientras bajas.
Ross me entregó la lista, no eran muchas cosas lo que necesitaba pero eran cosas que sólo en el súper se podían conseguir.
Cuando bajé de mi coche para dirigirme a la entrada miré a los lejos a alguien parecido a Ricardo, así que sin dudarlo me acerqué a él y para mi "suerte" sí era mi novio.
Me miró realmente sorprendido, no supe si por mis fachas (pants, una camiseta vieja y unos tenis) o porque realmente no se esperaba verme.
-Ho-ola, Juli.
-Ahórrate eso, Ricardo. Yo sólo quiero decirte que no espere que me hicieras algo así.
-¿Hacerte qué?-preguntó confundido.
-¡No te hagas! Ross me contó.
-Juli...
-Pensé que me amabas, que querías estar conmigo por amor y no sólo por calentura. ¡Por Dios, Ricardo!
-¡Julieta, no sé de qué hablas!-gritó desesperado.
-¡Eres un idiota!-dije harta de su cinismo y le solté una fuerte cachetada que dejó roja su mejilla.
-¡Estás loca mujer!-se sobó su mejilla-No tengo idea de qué me hablas.
-¡Deja de fingir!-Comencé a llorar-Sé un hombre y acepta lo que hiciste. Si ya no me querías, me lo hubieras dicho y nos ahorramos todas estas tonterías.
-¡¿Qué hice?!-gritó tomándome por los hombros.
-¡Te estabas besando con otra tipa!
-¡Eso no es verdad!-dijo y por un momento me pareció sincero, pero era tanto el coraje que sentía que no me importó nada y lo empujé con fuerza para después soltarle otra cachetada.
-¿Por qué me mientes?
-¡No te miento!
-¡Sí lo haces!
-¿Juli qué te pasa? Tú no eres así.
-¡Acéptalo de una buena vez!
-¡Esta bien!-Gritó ocasionando que unas personas nos miraran-¡Sí! ¿Es lo que quieres? Sí, estuve besándome con otra y no sólo eso ¿sabes? ¡Me acosté con ella!
-¡Eres un imbécil!-Estaba a punto de soltarle un golpe, pero me tomó de la muñeca para impedirlo.
-¡Basta!-dijo furioso-No sé qué tengas pero si sé que no tengo por qué soportarte ¡Adiós!
Me metí a mi coche y permanecí ahí dentro por casi media hora llorando. No podía creer lo que había pasado. El que Ricardo aceptara su "engaño" me llenó de rabia, pero aún más de tristeza.
En medio de todo eso pensé en Oliver y en la razón de sus palabras al llamarlo "idiota". En ese momento mi vida era un caos total.
Llegué a casa buscando a Ross quien se encontraba en el cuarto de lavado. Necesitaba contarle lo que había pasado, necesitaba desahogarme y no seguir sintiéndome tan miserable como lo hacía, ella era mi mejor amiga, con quien podía contar para esas cosas de "mujeres".
-¿Dejaste las cosas en la cocina?-preguntó mientras vertía jabón dentro de la lavadora.
-No las traje. Ross necesito hablar contigo...
-¿Por qué?-se giró hacia a mí y me vio hecha un mar de llanto.
-Ricardo, él...
-¡Eres una inútil! Ni siquiera un favor puedes hacer.
-Pero Ross, yo...
-¡Cállate! Ahora se me va a hacer tarde y Jonathan se va a enojar conmigo, Juli.
-Pero Ross, por favor escúchame.
-¡Quítate!-Gritó mientras pasaba por un lado dándome un pequeño empujón-¡Inútil!
Corrí a mi habitación y me tiré sobre la cama boca abajo para seguir llorando.
¿Acaso podía irme peor ese día?
Tomé el teléfono y marqué a mi casa, fue mi madre quien me contestó y a juzgar por su tono de voz ya estaba enterada de lo que había pasado con Jordan, estaba muy seria conmigo.
-¿Está Jordan?
-Sí-respondió.
-¿Me lo pasas?
-No quiero hablar con ella, mamá-escuché decir a Jordan y con eso mi llanto volvió. Para evitar preguntas de mi madre, colgué el teléfono.
Sobre el buró, al lado de mi cama, se encontraba la foto que Harry me dio, la tomé para ponerla contra mi pecho y seguir llorando, de verdad lo necesitaba en ese momento.
De un modo extraño me hacía sentir bien el tenerlo cerca... y yo le había dicho tantas tonterías, tantas mentiras ganándome su desprecio.
"¡Será un placer! ¡Y esta vez no quiero que me vayas a buscar porque te sientes sola! ¡Es mejor ser alma en pena que tener que soportarte!"-recordé sus palabras y mi llanto aumentó considerablemente.
-¿Dónde estás fantasma?-dije aún con su foto en mi pecho-Por favor ven... Te necesito.
Me parecía increíble la situación en la que me encontraba: mi familia molesta conmigo, mi novio me había engañado y no tenía amigos. ¿En qué momento mi vida había llegado eso? ¿Cuándo fue que hice las cosas tan mal para terminar así? Creía no merecer todo aquello, si acaso sólo el enojo de mi hermanito porque yo jamás le había hecho algo parecido.
Jordan era quien más me dolía, sabía que era quien sufría más pues me adoraba tanto como yo a él.
Pensaba una y otra vez en todo lo que pasaba mientras me bañaba y las lágrimas seguían resbalando por mis mejillas, me sentía traicionada, pero sobre todo me sentía sola, muy sola.
-¿Qué caso tiene seguir así?-me pregunté-No quiero estar así, sin amigos, sin una persona que me ame por lo que soy, con mi familia enojada por las tonterías que hago. ¿Para qué seguir si nadie me quiere ni me necesita? ¿Cuál es el punto de todo esto? Necesito desaparecer. Dios, por favor, hazme desaparecer-junté mis manos y cerré los ojos-Te lo suplico, señor, yo ya no quiero estar aquí... No quiero sufrir más-Enredé la toalla alrededor de mi cuerpo y salí de la ducha. Me detuve en el lavabo observando mi reflejo en el espejo, mis ojos rojos a causa del llanto y las ojeras por no haber dormido bien en 2 días-Tal vez las cosas estuvieran mejor para ellos si tú simplemente desapareces-le dije a mi reflejo-No creo que extrañen tus cambios de humor, tus locuras y todas las cosas que siempre haces mal...-Tomé una navaja que se encontraba en la repisa de las toallas y la contemplé por un par de minutos sin pensar en nada.
Volví a mirar mi reflejo y sin pensar aún en nada, dirigí la navaja hacia mi cuello...
Un movimiento de mi mano y todo acabaría...

MDOTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang