[Capítulo 85]

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Cerró los ojos derramando más lágrimas al hacerlo y esperó entonces que la cosa que ahora era Javier la violara o la matara, cualquiera de las dos cosas dolería y fue ese dolor lo que espero... y espero.... y espero... y espero hasta el punto en que se desesperó y decidió abrir los ojos mirando al instante con incredulidad que si bien no todo estaba perdido, las cosas podrían ponerse peor.
Javier se había visto sorprendido por la aparición de Oli en el lugar, pero más que sorprendido, parecía que la idea de verlo ahí lo regodeaba de placer, como si aquello era lo que hubiera estado esperando mientras atacaba a Julieta.
-¡DÉJALA EN PAZ!-había entrado gritando el fantasma mientras que el demonio en el cuerpo pálido lo veía-¿No me oíste? ¡QUÍTALE LAS MANOS DE ENCIMA!-Javier sonrió con una sonrisa que no era la suya y apartándose de Julieta caminó hasta ponerse frente a Oliver que miraba más allá, a la chica tirada en el suelo con los ojos cerrados sin moverse-¿¡Qué le hiciste!?-gruñó mientras se debatía en acercase a ella a verificar que siguiera viva o quedarse haciéndole frente a Javier.
-Nada-miró a la chica también. Oli se quedó perplejo al oírle la voz, ese no era su ex-cuñado-...aún. Estaba esperándote-sonrió justo al momento en que la muchacha abría los ojos y luego los movía hasta encontrarse con el espectro... sintiendo todo menos alegría al verle.
-¡Oli! ¡Oli, vete!-gritó ella.
-¿Estás bien?
-¡Vete!
-¿Por qué?-preguntó Oliver confundido. ¿No estaba en peligro? ¿Por qué quería que se fuera?
-Porque...-y Oli no pudo saber por qué pues en un parpadeo, Javier no sólo se encontraba junto a ella tapándole la boca, sino que se había encargado de levantarla y estamparla contra la pared.
-¡Shhh! Es parte de la sorpresa, él no debe saberlo... no aún.
-¡Déjala en paz!-Oliver se acercó a Javier sabiendo que no podía tocarle y olvidando que él sí podía atacarlo... recordándolo en el momento en que el flacucho muchacho de un manotazo lo mandó a volar hasta el otro extremo del cuarto.
-¡OLI!-gritó Juli cuando logró liberarse de la mano que la callaba-¡NO LE HAGAS DAÑO!-Javier sonrió divertido y la dejó caer al piso para entonces dirigirse a donde el espectro apenas se incorporaba mientras la quemadura ahí donde el demonio le golpeó, se sanaba-¡NO!
-Patética situación ¿no?-se burló Javier tomando por el cuello a Oli y asfixiándolo-Yo puedo lastimarte, tú a mí no, yo soy el humano normal y tú eres el ser paranormal ¿no debería ser al revés?
-No er...es...Javier...-dijo Oli con dificultad.
-¡Oh vaya que sí lo soy, Garañón! ¡Vaya que sí!-lo aventó contra la pared haciendo un movimiento antes de que Oli llegará a la pared, con el cual, la pared se volvió de un color rojizo que hizo posible que el fantasma lograra estamparse ahí dejando incluso una marca-Y te voy a hacer pagar todo el mal que me has hecho-le dio una patada-Me quitaste a mi hermana-unas garras dignas de una bestia reemplazaron las manos de Javier y arañaron desde la cara hasta las piernas de Oliver-Me quitaste a mi padre-otro arañazo ahora hacia el otro lado sin dar tiempo a que las primeras heridas cerraran-La felicidad de mi madre-lo empujó contra el suelo arañando ahora la espalda-Y no obstante... ¡Me quitaste el amor de Julieta!-lo alzó con una mano mientras que con la otra le atravesaba el torso y Oliver gritaba, se lamentaba como muerto y alma en pena que era. No entendía, se suponía que estaba muerto y aquellos golpes eran como si siguiera en vida... aquel último golpe era letal, lo había atravesado y entendía por qué los vivos no sobrevivían a eso: el simple dolor era terrible y sumado al desangrado (él no sangraba), alguien normal no viviría luego de eso.
-¡OLI!-gritaba Julieta con voz gutural desde el otro lado de la habitación. No soportaba ver cómo hacían pedazos a su ángel, le dolía, claro, lo amaba, era el amor de su vida, su alma gemela pero el dolor que sentía ante tal brutalidad iba más lejos de una simple ligazón emocional-¡DÉJALO! ¡DÉJALO!-sin saber muy bien qué hacía, Julieta corrió y se le montó a Javier tratando de jalarlo hacia atrás pero tan pronto Javier la sintió se la sacó de encima arrojándola lejos.
-¡NO!-chilló Oli al ver como Juli volaba por los aires como muñeco de trapo, pero antes de que el cuerpo de ella se estrellara contra la pared, Javier ya la tomaba en brazos frenándola.
-No, cariño, aún no puedes matarte... apenas va tu participación en la obra-decía el monstruo en el cuerpo de Javier mientras caminaba hasta posarse al lado de Oli, donde bajó el menudo cuerpo de Julieta quien no pudo moverse una vez en suelo ya que Javier la aprisionó entre este y su cuerpo. Casper miró a Gasparín que se curaba bastante lento para desgracia del segundo quien seguía tirado tratando de sobrellevar el dolor que le producía el hoyo en la mitad de su cuerpo.
-No le hagas daño... Javier... tú no eres así... hiéreme a mí... a ella déjala lejos de esto...
-¡Me encantan ustedes dos! Son increíbles, uno es la debilidad del otro, uno da la vida por el otro ¿No es romántico?-sonrió, luego hizo un gesto de asco-¡No! ¡Que horror! Siempre es toda esa basura romántica, el amor, el prójimo y toda esa sarta de estupideces de su Señor ¡Puaj! Díganme ¿Dónde está su Señor ahora? Siempre es así: sólo está cuando quiere y puede, no cuando lo requieren y necesitan ¿Es ese su Salvador? Con razón su mundo es una mierda-clavó su nariz en el cuello de Julieta que se medio retorció con asco-Ya me acordé en que estábamos: el acto principal-le lamió el hombro desnudo con una lengua que no era humana. Julieta apretó los labios, sabía que de gritar forzaba a Oli a ver por ella y no quería que Javier lo lastimara de nuevo-Quiero que veas cómo me gozo a tu chica-le recorrió desde el cuello hasta la sien con los labios-Cómo le hago cosas que tú nunca podrás-la besó mordiéndole el labio al término, luego descendió con su lengua anormal desde la barbilla hasta el nacimiento de los pechos, ya para entonces Oli trataba de incorporarse sin éxito-Poder probarla-pasó a recorrer con su boca todo el abdomen de ella-Poder tocarla-una de sus manos se infiltró en la pantaleta de ella quien ahogó un grito en sus labios, no pudiendo ahogar las lágrimas que le corrieron por el rabillo del ojo. Si bien antes no le importaba aquello, ahora sí lo hacía. No quería que Oli la viera de aquella manera, era su vergüenza y dolor sumado a la impotencia y dolor que sabía su ángel estaba sintiendo... y estaba en lo correcto. Oliver quería desaparecer en ese instante.
-Déjala Javier... por favor déjala-suplicó-Tú no quieres lastimarla... no eres tú, Javier...-sintió en la garganta las lágrimas ahí atoradas.
-No la voy a lastimar-Javier sacó su mano de donde la tenía y la subió hasta el brasier-¡Le daré muchísimo placer!-y de un jalón le arrancó la prenda a Julieta quien de nuevo ahogó un grito en sus labios, pero las lágrimas salían y el cuerpo le temblaba, no había manera de fingir que aquello no le interesaba.
Oli había apartado mejor su vista, hundiéndola entre sus brazos y el suelo que no lograba atravesar, sollozando sin lágrimas, sin llanto. Se sentía culpable de todo lo que estaba pasando, culpable y más que impotente, se sentía un verdadero inútil.
Aunque lograra recuperarse a prisa y ponerse en pie ¿Qué lograría? Nada.
Cada que intentara golpear a Javier lo atravesaría y como quiera, lo que sea que estaba dentro del chico, era mucho más fuerte que él, no había modo de ganarle.
Se maldijo mil veces por haber acosado a Juli, haberla seguido, haberle hablado, regresar a su lado cada que prometía irse. Sabía que de no haber hecho estas cosas, Julieta, su Julieta seguiría bien, graduada, en casa de sus padres, probablemente con un novio o ya casada, siendo feliz, con una vida normal y no en esa situación.
Maldijo haber sido tan estúpido como para idear un plan como el que había ideado, como para confiar en una chica que al parecer nunca lo amó y ni siquiera lo quiso, como para no haberse alejado de la muchacha cuando vio que sus clases sociales eran un fuerte obstáculo.
Y finalmente se maldijo por maldecirse ya a esas horas cuando todo estaba perdido.
~~Oliver... ¡Levántate!~~ -No puedo, Señor...no puedo. ~~ ¿Dejarás que el demonio haga lo que quiera con la mujer que dices amar?~~ -Padre mío, me he quedado sin fuerzas... no puedo contra él ~~No puedes saberlo ¡Levántate!~~ -¡Ya lo intenté! ~~ ¡Intenta de nuevo!~~ la cabeza a Oli le dolió; no era agradable que lo reprendiera Dios... eran jaquecas.
Sin alzar la mirada, Oli comenzó a levantarse y para su sorpresa ya no sintió el dolor en su cuerpo y se miró a sí mismo dándose cuenta de que estaba cerrado el hoyo y los rasguños también habían desaparecido.
Julieta contenía los gritos de asco y horror que las manos y labios de Javier le producían y cerraba los ojos; no quería ver la expresión de Oli, no quería verlo simplemente. Se moría de vergüenza.
Apenas el monstruo en que se había convertido su novio le quitaba su última prenda cuando alzó la mirada irritada hacia Oli que ya se ponía en pie.
-¡OLI!-gritó ella cuando vio el brazo de Casper moverse con velocidad hacia él y para su sorpresa y la de Oliver, este se movió a prisa, tomando entre sus propias manos el brazo de Javier para luego alzarlo y aventarlo lejos.
Oliver no quiso dar muchos miramientos a Juli; si bien más de una vez fantaseó con verla desnuda o al menos medio desnuda, no era en aquellas condiciones. Como quiera, Julieta ya se tapaba los pechos con su brazo.
-¿¡Pero cómo...!?-exclamó el monstruo reponiéndose y mirando al cielo-¡Desgraciado! Siempre interfiriendo con...-Oli llegó y de un golpe lo mandó al suelo-¡QUITATE!-empujó al fantasma quien se incorporó antes de que el demonio lo rematara en el suelo con un golpe.
Julieta los veía peleando desde el otro rincón. Ya había buscado una camisa de Javier en los cajones y se la había colocado encima al igual que un pans que se arremangó de las puntas para que no le arrastrara.
Javier y Oli se golpeaban uno al otro pero más tardaba uno en quedar herido que en cuestión de segundos la herida desaparecía por completo.
Peleaban, sí, pero no como típicos muchachos que pelean afuera de una escuela o entre bandas callejeras; aquella era una pelea digna de película o fotografía. Pensaba Juli, en alguna parte irracional de su cabeza, que incluso se veían hermosos mientras lo hacían.
Podía ver alrededor de ambos un pequeño halo de luz, en el caso de Javier era rojo con negro mientras que el de Oli era azul blanquecino y este último, se dio cuenta, ya no lucía transparente y lucía hasta con más color que Javier e incluso, era capaz de ver su camisa, pantalón y cabello agitarse al movimiento ¿A qué se debía? No lo sabía.
Javier golpeaba a Oli con la única intensión de ¿Matarlo? Sí, matarlo pues aunque sabía estaba muerto, parecía no estarlo del todo y de la manera que fuera, quería eliminarlo del mundo, en cambio Oliver golpeaba para defenderse y sin entender muy bien lo que sucedía con su adversario, trataba en lo mínimo de lastimar al verdadero Javier... debía existir una forma de sacarle el ser de su alma y cuerpo.
El fantasma le había propinado una serie de golpes seguidos al demonio que ni siquiera alcanzaba a reponerse de uno cuando ya le daban otro y había terminado en suelo. Cansado con sus heridas a medio sanar y a punto de recibir un golpe más de parte de su adversario que ya agarraba vuelo con su puño dirigido a su rostro.
-¡Espera! ¡Espera! Detente Garañón-Oli vaciló ante la suplica y desistió del golpe al ver que las garras de Javier desaparecían al igual que el color en sus ojos volvía-Soy yo... soy yo de nuevo-respiró agitado llevándose una mano al pecho y mirando desconcertado a todos lados.
El espectro se puso en cuclillas a la altura de Javier para mirarlo.
-¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?
-Confundido-dijo el otro-Tengo noción de algunas cosas pero de otras no-se llevó una mano a la cabeza-¡Demonios! Cómo duele...
-Dejará de dolerte-se enderezó y le tendió una mano para ayudarlo a levantarse misma que Javier tomó luego de dudar unos segundos-¿Estás seguro que estás bien ya?
-Sí... sí, lo estoy-miró como perdido a su habitación y Oliver decidió alejarse para darle espacio a que se recuperara de lo que le había pasado y también para dirigirse a ver que su amada estuviera bien.
-Juli-llamó a la muchacha que también ya se acercaba vacilante a él.
Estaban a un palmo de quedar uno junto al otro cuando la cara medianamente alegre de Julieta se transformó en una de completo de horror y la de Oli en una de confusión al no entender por qué el cambio en su Chuleta.
-¡OLI, CUIDADO! ¡NO!-escuchó el fantasma en dos voces: una en su cabeza y otra en su mundo exterior.
Todo pasó muy rápido, se dijo a sí mismo, tan rápido que no hubo tiempo de procesar la gama de sentimientos que le inundaron conforme vio la escena.
El demonio lo había engañado, había sido una treta y él había sido tan tonto como para creerla. Se había puesto de pie y sacado de nuevo las garras, aproximado a Oli con el propósito de atravesarlo nuevamente, ahora por la retaguardia. Debía alcanzar su corazón, se había dicho el monstruo, pues al parecer aquello era lo que a todos los seres del Señor los hacía fuertes y les daba vida.
Julieta había visto al monstruo acercarse y acechar a su ángel y sin siquiera pensarlo una vez, sin siquiera pensar qué hacía y sólo sabiendo que daría lo que fuera por ver bien a aquella alma que adoraba, en un movimiento rápido se encontró entre el demonio y Oli.
La chica escuchó un zumbido en sus oídos parecido a aquel que cuando aparecía te decían era porque alguien hablaba mal de ti, pero más intenso. El aire le faltó enseguida y algo que rebasaba a su definición de dolor le inundó el cuerpo, el cerebro y el alma.
El demonio se quedó seco ante lo que había hecho y no precisamente por su sentir o su pensar, sino por el sentir y pensar del alma en que se encontraba. Retrajo las garras ante un sonido que a los oídos tan agudos ahora de Javier fue el peor sonido que había oído en su vida.
El cuerpo cayó desplomado al suelo en un sonido sordo y viscoso.
Y quien más sufría en todo esto era Oli quien vio pasar todo ante sus ojos tan rápido y tan lento a la vez que sólo lo cachó en tres escenas: Julieta corriendo hacia él, su cuerpo en el aire atravesado de lado a lado por las garras del diablo y la de ahora, su Julieta, su Chuleta, su alma, su vida, corazón, alma... simplemente su todo, inerte el suelo que ya se inundaba de su sangre.
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-fue lo que pudo gritar al asimilar las cosas y simplificarlas en tres palabras: Julieta estaba muerta.

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