[Capítulo 123]

18 2 4
                                    

-Hija-lloró-Oli no existe... no hay ningún Oli, sólo está en tu imaginación-empecé a llorar con amargura-Juli, me estás preocupando.
-¡OLI!-grité-¿¡DÓNDE ESTÁS!? ¡TE EXTRAÑO MUCHO! ¡MUCHO! ...no puedo sin ti... no puedo... Mi ángel...mi...-las fuerzas se me agotaron y de un momento a otro, me vi envuelta en oscuridad.

No supe cuánto tiempo pasé inconsciente pero para cuando abrí los ojos me encontré con un techo y paredes que no me resultaban familiares así como un colchón al que mi cuerpo no estaba acostumbrado.
Aquella no era mi cama, ni la de Javier ni la de Justine y mucho menos mi cuarto o el de mi hermana.
Brevemente recordé lo último que estúpidamente había dicho, así como la cara de mi madre cuando hablé de Oli... ese fantasma que insistía que no existía, y al rememorar toda esa información, un escalofrío me recorrió toda la espina dorsal imaginando lo peor: Que mi madre me había internado de nuevo.
Presa del pánico que mis conclusiones apresuradas me habían brindado, me enderecé rápidamente en la cama, mirando que tenía un suero puesto y al verlo, sólo pensando en quitármelo.
-¡Hey! ¡Hey!-escuché una voz y posteriormente unos brazos sobre mí y no pudiendo evitarlo, solté tremendo grito de horror.
-¡Suéltenme! ¡Suéltenme! ¡No estoy loca! ¡No estoy loca! Se lo juro que no estoy loca....-mi voz se quebró.
-¡Hey! ¡Tranquila!-las manos me tomaron el rostro mientras mi cuerpo aún se sacudía-Juli... Juli, bonita, soy yo... soy yo-miré al chico. Era Javier-Soy yo, no pasa nada, cálmate, no te voy a hacer daño.
-Yo sé que no-dije en un hilo de voz mientras escrutaba a detalle su rostro. Su cara era de completa angustia y dolor y sus ojos estaban rojos y llorosos, incluso en sus pestañas aún quedaban rastros de las lágrimas derramadas hacía poco. Mi pánico se acentuó-¿Dónde estoy, Javier?
-En el hospital-me tensé-No en el psiquiátrico, tranquila, es un hospital normal. Tu mamá se preocupó pues dice que has estado muy mal toda la semana, que poco pruebas los alimentos y las pequeñas cantidades que ingieres las depones en minutos. Además te desmayaste luego de decirle no sé qué tanta cosa-suspiró-Piensa que tienes una recaída y...
-¡No! ¡No! ¡Yo no quiero volver a ese lugar! ¡No quiero Javier! ¡No quiero!-lloré y me aferré a él que me apretó aún más a su cuerpo.
-No Julieta, no volverás a ese lugar. Te prometí que jamás regresarías a ese lugar y así va a ser. No volverás a ese manicomio, primero que me maten antes de que deje que te internen-me aferré más a él ante la idea de "su muerte" y un flashazo al respecto en mi pesadilla-Perdóname Juli, pensé que hacía lo correcto y me equivoqué. Fui débil y fui tonto, perdóname-sollozó y luego alzó su cara apartándose un poco de mí. En sus mejillas ya corrían unas cuantas lágrimas-Si algo malo te hubiera pasado... no me lo hubiera perdonado. Creí que si te alejaba de mí y te libraba de todo compromiso conmigo serías más feliz-negué con la cabeza-Sí, ya vi que no.
-Me mataste, Javier-chillé.
-Lo sé amor, lo sé, perdóname-de nuevo me abrazó.
-Tú sabes que lo amé a él, lo amé mucho, jamás había amado así y sí, lo sigo amando y yo sé y yo siento que jamás amaré como lo amo y amé a él, ni siquiera a ti, Javier. No puedo, por más que intento no puedo. No es cosa tuya, es mía. Y ya lo sabes, sé que lo sabes y lo siento mucho en verdad, pero....-me aparté un poco de él para poner su rostro frente al mío y juntar nuestras frentes-Pero tú eres lo más próximo a la felicidad que tengo ahora, y sé que quizás jamás llegaré a ser tan feliz como desearía o como lo hubiera sido con él, pero con una felicidad medianamente buena me basta, ya también dependo de ti, no eres un sustito ni un plato de segunda mesa, también te amo, con menor intensidad pero te amo, y si tú te vas, si me dejas... pierdo incluso esa poca felicidad que tengo y siento a tu lado ¿Me entiendes?-asintió derramando lágrimas-Pero eso no significa que tú debas sufrir por mi felicidad, no quiero herirte... por eso te digo ahora toda la verdad, todo mi sentir. No quiero que sufras por mí y si lo mejor para ti es dejarme, ya veré qué hago conmigo y...
-No, lo mejor para mí es lo que para ti sea lo mejor. Tu felicidad es la mía y tu tristeza es mi tristeza. Sabes que quiero estar contigo, que te amo y que daría y haría lo que fuera por ti y tu felicidad y si tú... si tú quieres estar conmigo, si estar conmigo te hace aunque sea un poquito feliz, a mí también-me sonrió entre las lágrimas y yo igual.
-Eres... eres el hombre más maravilloso que he conocido.
-El segundo hombre...
-No, el primero y único. Él era un fantasma, el más maravilloso que he conocido-ambos reímos-Te amo Javier.
-Y yo a ti Julieta, mucho-nos besamos y mientras yo le correspondía a sus labios, me juraba mentalmente dar lo mejor de mí en nuestra relación. Dedicarme a él, sólo a él.
Era lo menos que se merecía, lo menos que podía darle luego de tanto que él me daba a mí sin condición alguna.
Mi padre, mi mamá y mi otro papá entraron a verme luego de unos minutos y me comunicaron que sólo esperaríamos a que nos dieran resultado de unos exámenes que Ernesto se había empecinado en mandarme a hacer para descartar cualquier cosa en mi sistema.
Los resultaron llegaron al cabo de una hora y tras la interpretación del médico, todo resultó estar en orden a excepción de mis plaquetas que andaban algo bajas y por lo cual el doctor me reprendió así como me dijo que el motivo de mis nauseas era mi gastritis que con las preocupaciones y estrés se había resentido.
Tras darme unos medicamentos e indicaciones, todos salimos del hospital y mientras los tres hombres se fueron a pagar (pelearse el pago más bien) mi madre aprovechó la oportunidad para interrogarme sobre lo último que le había dicho antes de desvanecerme y ante lo cual fingí no recordar nada, dejándola (creía) más tranquila.
-Y entonces.... ¿te vas con tu madre?-preguntó Ernesto como no queriendo.
-Yo...-miré a mi mamá y mi papá, luego miré a Ernesto y Javier. De nuevo miré a mi mamá.
-Es tu decisión, hija. Yo no quiero que seas infeliz lejos de Javier. Si estar con él es lo que quieres, ni tu papá ni yo tenemos problema con eso-ambos me sonrieron.
-Entonces sí, yo... quiero ir a casa de los Blake-Carlos y Rocío asintieron-Ahí estaré bien-me acerqué a Javier quien me abrazó por detrás y besó la cabeza.
-Entonces vamos por tus cosas... ¿les parece?-preguntó mi prometido y todos estuvieron de acuerdo.
Ernesto llamó para que fueran por él y le dio el carro a Javier para que me acompañara a casa de mis papás a recoger mis cosas y antes de irnos y en medio de abrazos efusivos como si fuera yo a irme del país, le aconsejé a mi madre decirle la verdad a Carlos de una vez y ella con lágrimas en los ojos prometió hacerlo.
-¿Duermes hoy conmigo?-me susurró Javier al oído abrazándome por detrás y luego dándome un suave beso en la parte trasera de la oreja.
-¿Dormir?-enarqué una ceja.
-Sí... dormir-esta vez me dio un leve mordisco en la oreja entre risas que yo imité.
-¿A dónde van?-preguntó mi papá cuando Javier y yo estábamos por subir el primer escalón.
-A dormir-dijimos al mismo tiempo.
-¿Juntos?-enarcó una ceja y ambos titubeamos y nos pusimos colorados mientras nos veíamos uno al otro sin saber qué decir. Ernesto se soltó a reír-Sólo estoy bromeando. Yo sé que ya lo han hecho.
-¿Qué cosa?-preguntó Javier aún más colorado.
-El dormir juntos-Javier soltó un "ah" aliviado-Lo otro no sé-más rojos-De hecho me preocupé por tus síntomas, hija y te mandé a hacer entre las pruebas, una de embarazo que salió negativa.
-Oh-dije yo-Eh... amm....-de nuevo Ernesto rió.
-Tranquilos, no los voy a regañar. Creo que están a suficiente edad y saben cuidarse y en todo caso que no, ya se van a casar ¿Qué más da?-Javier y yo sonreímos incómodos-Pero bueno, ya no los pongo incómodos... sólo... Julieta ¿podría hablar contigo por un segundo?
-Claro, papá-me giré y le di un besito en la mejilla a Javier-En un momento te alcanzo, flaco...
-Está bien, pequeña, me llevaré tus maletas-me dio un beso en la frente y luego tomando todas mis maletas subió las escaleras.
-Siéntate-me dijo mi papá y obedecí-Sé que no te gustan mucho los rodeos así que iré directo al grano-sonreí-Hija, sé que quieres trabajar y que has estado buscando un buen empleo mismo que no has logrado encontrar. Javier me comentó que te daba miedo solicitar trabajo en un editorial o algo que fuera encaminado hacia lo que estudiaste y... comprendo tu miedo pero quiero que sepas que tienes mi apoyo y también que deseo ayudarte.
-Gracias papá, lo agradezco pero... no me gustaría ganarme un trabajo a costa de otros, quiero que sea por mis méritos.
-Y lo será hija, mira-se sentó a mi lado-Tengo un amigo que trabaja en el editorial "CONTRARELOJ" y él...-empecé a negar con la cabeza-Déjame terminar... me dijo que están a punto de despedir a uno de los redactores principales por una falta cometida. En dos semanas empezarán a solicitar gente que ocupe ese lugar, pero mi ayuda consta en que de una vez, antes de que pongan el anuncio de la vacante, tú ya hayas llevado la solicitud. Ya después el proceso será tal cual: Te entrevistan y si quedas será por tus méritos, no los de alguien más.
-Pero... ¿no me veré mal llevando una solicitud antes de que anuncien la vacante?
-Yo lo llevaré si te da pena hacerlo y eso será todo, lo demás dependerá de ti. Sólo de ti-me tomó una mano-Es un buen trabajo hija, piénsalo-le regalé una sonrisa.
-Lo haré, papá... y gracias-lo abracé y él me correspondió.

Tuvieron que pasar dos días para que me animara a aceptar lo de llevar la solicitud sin un aviso donde se requiriera personal, pero gracias a Dios me fue bien pues inventé el choro de que yo sabía que ese editorial contaba con la gente necesaria pero que si en algún momento alguien saliera, me tomaran en cuenta pues era buena en ese campo.
Pasó una semana y media para recibir la llamada a la entrevista y la verdad es que iba por demás nerviosa pero sentí al finalizar, que no me había ido tan mal.

Mi relación con Javier iba mejorando y ahora incluso mis amigas decían que ya parecíamos una pareja más normal. Lo quería mucho y él era un chico que valía demasiado, y trataba de demostrarle lo primero en cada mirada, cada palabra y cada caricia que le diera y recordarle lo segundo a cada oportunidad que tuviera.
Seguía ocupándome de los asuntos referentes a la boda que ya estaba ahora sólo a 4 meses.
De nuevo había "visto" a Oli y sucedió exactamente lo mismo que la primera vez: en cuanto emprendí carrera hacía él, huyó hasta el momento en que desapareció de mi vista y una vez más le tocó a Javier lidiar conmigo pero en esta ocasión no permití que las cosas quedaran mal y traté de restarle importancia al asunto (aunque en realidad pasé unos cuantos días repasando el momento en mi cabeza pero fingía haberlo olvidado)
Comenzaba a preocuparme el que estuviera perdiendo el juicio realmente.
Apenas unos días luego de lo de Oli me llamaron para informarme que el puesto en la editorial era mío. Más contenta no pude estar.
El ambiente era agradable, la paga perfecta y el horario cómodo.
Javier, mis amigos y mis padres estaban muy orgullosos de mí y eso me ponía muy feliz.

Iba saliendo del trabajo, normalmente Javier pasaba por mí pero esos últimos días él y mi padre tenían demasiado trabajo y papeleo que hacer por lo que me tocaba irme en taxi pues había vendido mi carro empecinada en pagar yo misma mi deuda de mi casa anterior.
Recién comenzaba a bajar los escalones que me dirigían a la calle cuando sentí una mirada pesada sobre mí. Yo sabía a qué me llevaba esa sensación y me resistí por unos segundos de voltear.
Finalmente la curiosidad terminó por ganarme y miré en búsqueda de la mirada encontrándome enseguida con lo que ya me temía y pese a dudar de mi juicio y pese a saber lo que ocurriría al ir tras él, mi cuerpo e impulso me ganaron y bajé a toda prisa en su dirección.
Para mi sorpresa sólo se giró dándome la espalda pero no hizo por huir.
-¿Disculpe?-dije acercándome y entonces empezó a caminar-¡Espere, por favor!-supliqué desesperada y se detuvo en seco, luego se giró lentamente hacia mí y el corazón se me paralizó. Era él, no podía haber alguien idéntico, no se podía y aunque lo hubiera no podía ser alguien TAN idéntico y que aparte fuera capaz de desatarme todas las emociones que en ese momento me recorrían el cuerpo. Sin sentirlo mis ojos se habían llenado de lágrimas de pura felicidad ¡ÉL ESTABA AHÍ! ¡FRENTE A MÍ!-¡Oli!-grité y me aferré a él sin más-¡No puedo creerlo!-aspiré su aroma, su exquisita loción y luego por fin me separé de él, no a mucha distancia y toqué su rostro y sus ojos se enfocaron en los míos-¡Ángel!-no podía más, estaba extasiada de felicidad al grado que ni siquiera me importaba saber el cómo o el porqué él estaba ahí y estaba vivo. En ese instante lo siguiente que cruzó mi mente fue besarlo y a punto estaba de hacerlo.
-¿Quién es ella, amor?-dijo una chica aproximándose por un costado de Oli posando uno de sus brazos por detrás de su cuello y la otra mano en su pecho. Oli la tomó por la cintura y la apegó más a él.
Me tomó más de 5 segundo procesar la escena y el sobrenombre por el que ella lo había llamado.
-¿"Amor"?-escupí con voz baja y trabajos, y aún confundida miré a la chica a detalle: Era alta, con curvas bien definidas, unos ojazos verdes y largas pestañas, cabellera casi rubia larga y ondulada que se acomodaba muy bien a los costados de su rostro... un rostro que sólo denotaba madurez, una mujer hecha y no una simple niña boba.
¿Quién era ella? ¿Por qué lo había llamado "amor"? ¿Por qué se tomaban de aquella manera? Sabía perfectamente la respuesta a todas mis preguntas pero quería negarme, no quería aceptarlo, no podía aceptarlo.
Las últimas palabras dichas por Oli antes de irse resonaron en mi cabeza y eso en conjunto con la escena y las preguntas hicieron que el mundo se me viniera abajo, que la alegría de segundos antes se transformara en tristeza y las lágrimas de felicidad derramadas, fueran de dolor.

MDOOnde as histórias ganham vida. Descobre agora