[Capítulo 70]

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Miré a mis espaldas abriendo de par en par los ojos al ver la cosa que se erguía imponente ante mí y como salida de pesadillas y libros de ficción.
-¿Escuché por ahí el ofrecimiento de una alma?-habló la cosa con la voz de lo que imaginé, sería el sonido de un dragón hablar.
El cuarto se consumió como tragado por un portal invisible y pronto me vi flotando sobre llamas ardientes mientras un grito de miedo se me quedaba atorado en la garganta.
-Javier Blake Caballero, te hice una pregunta-insistió y tuve que tragarme "el grito" para poder hablar.
-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres?-una media sonrisa le curvó los labios al ser colorado que tenía en frente dejando entrever algunos colmillos afilados.
-Me hiere gravemente que no sepas quién soy y más teniendo en cuenta el alma que tienes y que tu progenitora es una de mis mejores adquisiciones.
-Estoy soñando ¿cierto? Esto es todo una pesadilla-cerré los ojos apretándolos con fuerza y cuando volví a abrirlos, el ser seguía ahí frente a mí y el escenario era el mismo. La sonrisa del monstruo había desaparecido y unas arrugas enormes entre las cuencas negras que suponía eran sus ojos aparecían mostrando impaciencia.
Estiró una de sus manos hacía mí, unas manos con uñas largas y filosas como garras en color negro y justamente fue una de estas las que posó sobre mi torso y casi al instante, sentí en esa zona como si me pegaran un fierro caliente logrando que soltara un grito de dolor y uno más después al ver cómo salía humo de mi cuerpo marcado y mis prendas se habían chamuscado de esa parte.
-¡No es cierto! ¡No puedes ser....!-solté-¿Qué hice mal?
-Ofrecer una alma exquisita-sonrió de nuevo-Escucha Javier, tengo más almas que recolectar y si te estoy dando tiempo es sólo por lo que ya te mencione, ahora...¿Era en verdad tu ofrecimiento?
-¡Por supuesto que no!
-A mí me pareció que sí-se acercó a mí. Su aliento caliente y hediondo me sacudía el cabello cada que hablaba y respiraba-¿No amas a Julieta Castellanos? ¿No deseas poder casarte con ella? ¿No quieres poder ver al espectro que intenta quitártela para enfrentarlo?-en ese instante, con incredulidad, fui capaz de ver a Julieta ante mí con esa sonrisa pura y tierna, con sus ojitos brillantes mirándome-¿Es preciosa, no?-estrujó su mejilla contra el cuerpo de Julieta quien sonrió más ampliamente-La adoras, la deseas como nunca has deseado nada más en tu vida. Tu amor y deseo por ella son casi pecaminosos, es la luz que necesitas en tu vida y estás sediento de ella...¡Oh pero que...!-hizo cara de sorprendido y a pocos centímetros delante de mí y dándome la espalda, apareció un ser transparentoso. La cara de Juli se iluminó ante la presencia del fantasma y extendió sus brazos hacia él, quien caminó gozoso a ella y al estar juntos, besarse de verdad.
-¡NO!-exclamé-Ella no puede estar con él... ¡No Puede! ¡Yo soy mejor!-una llamarada de celos e ira saltó en mi pecho y los ojos del demonio me miraron con interés y tras agitar una mano, el fantasma y Julieta desaparecieron-¡JULI!-extendí los brazos hacia el frente tratando de agarrar el humo en que se había consumido su cuerpo-¡¿QUÉ LE HICISTE?!
-Nada, sólo era una ilusión, pero si no haces algo, pronto será una realidad... y dudo que al gran Javier Blake Caballero, mayor heredero de la fraternidad, le agrade la idea de que algo tan insignificante y tan impropio le arrebate lo que más quiere en esta vida. ¿Verdad? ¿Qué diría eso de ti? No puedes luchar ni contra un fantasma que quiere quitarte a tu amada ¿Qué será de lo demás? Pobre y patético Blake...
-¡BASTA!-sonrió-¿Qué debo hacer para poder plantarle guerra ese idiota? ¡Dímelo!
-TU alma...
-¿A cambio de qué?
-Te daré poderes especiales. La cosa con la que intentas luchar no es más que un alma en pena que además de todo, tiene el respaldo de su gran señor-hizo cara de asco-Es probable que si despiertas su molestia de alguna manera, te eches al reino de los cielos encima... y con los poderes que te otorgaré, podrás luchar contra eso, además claro de que podrás tocarlo y verlo-miró sus uñas con interés-Aunque dudo que necesites de todo el paquete, a lo que he oído es un alma bastante pasiva, sólo que como te digo, con algunos dones dados por el de arriba-alzó sus ojos a mí y la sonrisa que otorgó fue digna de una pintura para la colección de "El infierno de Dante"-E incluso, me parece que ya será la segunda vez que se miren...
-¿A qué te refieres? ¿Quién es el alma? ¿La conozco?
-Muchas preguntas, mortal, y pocas respuestas... ¿Negociarás sí o no?
-Sólo dime que el trato no perjudicará en nada a Julieta...
-La perjudicará si intervienes en sus sentimientos y en el destino del alma, es seguro que te odie si le haces algo malo. Pero eso ya no está en mis manos, sino en las tuyas. De ahí en más... nada. En caso de lastimarle de otra manera, por mi causa, el trato termina.
Pensé unos segundos mi respuesta. ¿En verdad estaba tan enamorado de Julieta como para dar mi alma por ella? Sí. ¿No era justamente lo mismo que había hecho Oliver con mi hermana, dar su vida por ella? Sí. ¿Qué decía eso de mí? No quería saberlo.
-Perfecto, tienes entonces mi alma.
-Antes de hacer el trueque, debo hacerte una advertencia: Si llegas a decirle tú mismo a alguien y más aún, si es a Julieta, sobre este acuerdo, me llevaré no sólo tu alma, sino a ti al infierno. ¿Entendido?
-Entendido-de nuevo la garra del demonio se extendió hacia mí pero ahora se hizo completamente fina la punta, del tamaño de un jeringa y me la encajó en el pecho, justo en el corazón. Sentí como si me drenaran todo el interior al punto de que ni siquiera logré gritar de dolor, simplemente me quedé mudo e inmóvil.
Una vez que fui drenado y que por fin pude soltar un gemido de dolor, el diablo acumuló saliva en su boca y sin que yo lo esperara, escupió sobre mí y esa saliva al caerme encima, se volvió crema que se introdujo en mi piel, ardiéndome al momento de hacerlo.
-Listo. Y una cosa más: evita a toda costa enojarte al menos estando cerca de alguien a quien amas pues la ira es la más humana expresión y representación mía y en caso de hacerlo, saldré desde tus entrañas y también me robaré el alma y vida de quien esté cerca.
-Pero...-y antes de que objetara algo, el demonio desapareció de mi vista, las llamas se fueron y todo lo que vi fue negro.
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-Señorito Blake, señorito Blake-escuché la voz de Ágata, la criada de la familia-¿Se encuentra bien?-apreté los ojos y cuando los volví a abrir me encontré recostado sobre mi cama y el rostro de Ágata mirándome en una mezcla de preocupación y horror-¡Está hirviendo en fiebre! ¡Traeré compresas!-salió corriendo del cuarto y yo aún confundido me enderecé y levanté de la cama.
Me sentía agotado como nunca antes en mi vida y sentía que mi cuerpo emanaba calor de más.
Caminé hasta el espejo de cuerpo entero de mi cuarto y pude entender por qué la cara horrorizada de la criada. Mi cabello se había vuelto por completo negro y tenía una textura seca, digna de un cabello maltratado; mi piel ya de por si pálida, ahora era casi traslúcida y el iris de mis ojos grises casi se confundía con el blanco de la esclerótica.
Y ni hablar de la masa corporal. Mis pómulos resaltaban en mi rostro y unos huecos en mis mejillas sustituían lo que tenía por cachetes.
Alcé mi camisa (que parecía nunca haber sido dañada) en espera de que todo hubiera sido un mal sueño, pero al ver la quemada en mi torso, una quemadura no provocada por algo normal, supe que había sido cierto todo: había regalado mi alma al diablo.

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