[Capítulo 20]

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-Si por tu preciosa sangre señor lo habéis redimido, que lo perdones te pido por tu pasión dolorosa. Dale señor el eterno descanso y luzca para él la eterna luz, que descanse en paz... así sea-se persignó de nuevo y se puso de pie, dio media vuelta y echó a andar.
-¡JULI!-la llamé y por la forma tan tiesa en que se detuvo, supe exactamente qué era lo siguiente que iba a hacer antes de que lo hiciera: Soltar tremendo grito como la primera vez.

--------JULI--------

Las lágrimas habían cesado, pero no aquella sensación que no lograba reconocer por la partida de Oliver. Repasaba en mi mente las últimas horas que estuve junto a él, buscando algo que me diera alguna pista de su repentina despedida y al no encontrar nada me sentía aún peor. La despedida había sido fría, sobre todo de mi parte, y es que no quería que me viera llorar.
-Apenas ayer me dijiste que querías conocerme mejor ¿Qué pasó?-dije al viento. Volteé a ambos lados de la cama esperando verlo, pero él no estaba más.
No imaginé que ese día sería el último que lo vería, no pensé que estaría fuera de aquel plan que le daría el descanso eterno que tanto deseaba. Yo quería ser parte de eso, pero él me había negado la oportunidad.
En medio de mi desesperación por no poder sacarme a ese fantasma de la mente tuve la "grandiosa" idea de llamarle a Ricky; era el único capaz de hacerme dejar de pensar en aquel chico muerto. Era él a quien amaba y quien debía ocupar mis pensamientos todo el tiempo.
-¿Julieta?-respondió algo sorprendido-Pensé que no recordabas tener novio.
-No digas eso, quería dejar pasar el tiempo solamente.
-¿No crees que fue demasiado tiempo?
-Yo no hice nada malo, Ricardo, si vas a seguir...
-¡Lo lamento! La verdad es que te extraño Juli.
-Y yo a ti... ¿Quieres venir?
-¿Para qué?-preguntó con tono raro.
No estaba segura de mi respuesta, en realidad no estaba segura de nada, pero era demasiado el tiempo que había esperado ya. No tenía nada que perder; amaba a Ricky y él me amaba a mí, era el momento de dar ese paso.
-Para estar juntos.
-¿Estás segura?
-¿Vendrás o no?-evadí su pregunta.
-En media hora estoy en tu casa.
Aproveché esos minutos para meterme a bañar y después cambiarme. También me maquillé un poco. Puse especial atención en mis ojos para evitar que notara que había estado llorando y al parecer lo logré.
Sentada frente al espejo de mi tocador miré el reflejo de la cama y no pude evitar recordar a Oliver, era donde solía sentarse casi siempre. Esperaba que lo hubiera logrado, pero la duda no me dejaba en paz esa tarde.
-¡Pero qué hermosa te ves!-dijo Ricardo al verme.
Su mirada logró incomodarme un poco, pero supuse que así se sentían todas las mujeres ante esa situación. Él y yo sabíamos lo que haríamos.
-Gracias, Ricky-Tomados de la mano subimos a mi habitación y fue él quien se encargó de cerrar la puerta con seguro.
-¿Estamos solos?-preguntó acercándose a mí.
-¿Por qué me preguntas eso?-dije algo nerviosa.
-Para que no nos interrumpan, amor.
-Ross no debe tardar-mentí. No sabía por qué ese miedo.
Ricardo no se hizo esperar y aunque disfrutaba bastante sus besos, no así sus caricias. No sentía amor con ellas, sólo la desesperación que él tenía por tocarme. Lo detuve un par de ocasiones y fue hasta la tercera vez que comprendió mi enojo y comenzó a ser más tierno.
En medio de todas esas caricias y besos húmedos por parte de Ricky comencé a pensar en Oliver sin conocer realmente el motivo. Sabía que no debía ser así, que estaba mal, pero no era que pudiera evitarlo. Me hubiera jurado "sentir" su presencia pues un escalofrío recorrió mi cuerpo como pasaba cuando él estaba cerca, el ambiente se sentía frío cuando él estaba cerca, mas lo atribuí al hecho de las caricias de mi novio.
Incluso me pareció escucharlo nombrarme y fue con eso que me aparté bruscamente de Ricky y di un rápido vistazo a mi habitación, pero no estaba ahí y para mi sorpresa eso me desilusionó bastante. Rápidamente supe que era lo mejor, hubiera sido vergonzoso que me hubiera visto en esa situación.
-¿Ahora qué?-preguntó mi novio acercándose de nuevo.
-Perdón, no puedo seguir-me senté sobre la cama-Otro día ¿Sí?
-¿Para esto me haces venir?
Ni siquiera le prestaba atención, fijé mi vista en la ventana mientras imaginaba qué era lo que había pasado con Oliver. En mi mente repetía otra vez que ojalá estuviera descansando ya, pero algo no me dejaba estar en paz conmigo misma. Tal vez era porque sabía que pude ayudarlo más en su plan o tal vez era porque no me había dejado participar en este.
¿Cómo le había ido? ¿Sus amigos estarían bien?
-¡Julieta!-Gritó Ricardo sacándome de mis pensamientos-¿En qué diablos estás pensando?
-No puedo seguir, lo siento.
-¡Estoy harto de todo esto! ¿Algún día lo harás?
-Sí, sólo necesito un poco más de tiempo.
-Entonces tú también dame tiempo a mí-dijo realmente enojado-Tal vez te busque al terminar las vacaciones de verano... ¡Adiós!
Ni siquiera ante esa advertencia de mi novio, dejé de pensar en ese fantasma. No es que no me hubiera dolido ni mucho menos, sólo que conocía a Ricardo y sabía que en poco tiempo las cosas serían como antes entre él y yo.
Al día siguiente llegué a la universidad de no muy buen ánimo. No había dormido muy bien pensando tanto en Ricardo como en Oliver. Quería que ese día acabara muy rápido, pasar desapercibida para todos y llegar a casa a acostarme sobre la cama y dormir para recuperar esas horas de sueño perdidas.
En el receso, Ross me pidió que la esperara para ir juntas a la cafetería y después de estar 5 minutos como idiota haciéndolo decidí ir a buscarla al salón arrepintiéndome al instante en que la vi en pleno faje con el asqueroso de Jonathan.
Caminé sola hacia la cafetería, y para mi "suerte" me topé con Ricky quien sólo me miró rápidamente igual que yo a él, pensando que no se dio cuenta (o que no le importé en absoluto) seguí mi camino como si nada hubiera pasado.
Una chica me alcanzó y se colocó en frente de mí. Sólo me miraba de arriba a abajo sin decirme una sola palabra, así que fui yo quien preguntó su nombre y tras una breve presentación, supe que su nombre era Daniela, me informó que me había visto cerca de Daniel.
-Es amigo de un... -dudé un poco, no sabía exactamente qué era Oliver para mí-Ami... conocido.
-¿Tú no te llevas con él?-preguntó con interés.
-No, sólo nos presentaron, pero no hemos hablado realmente. ¿Por qué la pregunta?
-No importa, Julieta-respondió mientras se sonrojaba.
-Puedes llamarme Juli, si gustas.
-Sólo si tú me llamas Dani-sonrió para después extender su mano la cual tomé con gusto-¿Vas a la cafetería?-Asentí-¿Te importa si te acompaño?
-¡Para nada! Vamos-Ese día no tenía nada de hambre, así que sólo compré una botella de agua. Dani compró un jugo y ambas nos fuimos a sentar.
-Entonces ¿Desde cuando te gusta Daniel?-Ella casi escupió el jugo que se tomaba, me sentí realmente mal con eso y sólo atiné a bajar la mirada.
-¡No inventes, Juli!-dijo, ahora realmente roja por la pena.
-Lo siento.
-No te preocupes... Pero ¿De verdad se nota?
-Yo no te he visto cerca de él, pero a juzgar por cómo te plantaste frente a mi sólo para preguntar que relación tengo con él...
-Me gusta mucho-interrumpió-Pero, a veces, creo que él ni nota que existo. Leilani, una amiga de ambos, me dice que sí. No sé si es tímido o simplemente no le gusto.
-Yo no lo conozco realmente como para poder ayudarte con eso... Y no creo llegar a conocerlo.
-¿Por qué?-preguntó confundida.
-El amigo que tenemos en común, él... él.... -¿Él qué? ¿Qué había pasado con él?
-No te preocupes-sonrió-Sé que hay cosas que uno no puede contarle a cualquiera-Sólo sonreí sin saber realmente qué más decirle.

Pasaron varios días y yo seguía sin alguna noticia por parte de los amigos del fantasma. Quise acercarme a Harry en algunas ocasiones, pero siempre lucía tan triste que me daba miedo hacerlo sentir peor con mis preguntas.
Incapaz de estar a gusto decidí visitar la "tumba" de Oliver. Era lo único que me quedaba para "hablar" con él, decirle algunas cosas para poder dejarlo ir y estar en paz. La verdad el pensar tanto en él era algo que no me agradaba mucho, era algo incómodo pues ni siquiera entendía por qué no podía sacarlo de mis pensamientos.
Antes de ir al lugar donde su cuerpo estaba enterrado, pasé a comprar un ramo de rosas blancas y un par de veladoras. No quería ir con las manos vacías a ese lugar.
-Lamento no haber venido antes-decía mientras me hincaba y acomodaba su placa para que quedara parada-He tenido muchas tareas últimamente, ya sabes, casi es fin de curso-saqué las veladoras y las puse a lado de su placa-Dicen que las veladoras sirven para alumbrar el camino del muerto y no se pierda-sonreí y las prendí -Supongo que nunca te pusieron veladoras, por eso estabas perdido-ahora saqué las flores, mismas que puse en el centro de su tumba -Eh... bueno yo... sólo vine a dejarte esto y a decirte que me alegra que tengas el descanso que merecías-me persigné y comencé a rezar un padre nuestro y un ave maría-Si por tu preciosa sangre señor lo habéis, redimido que lo perdones te pido por tu pasión dolorosa. Dale señor el eterno descanso y luzca para él la eterna luz, que descanse en paz... así sea-me persigné de nuevo y me puse de pie.
-¡JULI!-escuché a alguien nombrarme.
Me quedé helada ante eso, no era posible que estuviera pasando. La voz era parecida a la de Oliver, pero al no estar segura reaccioné pegando un grito de verdadero terror. No tenía idea de lo que me esperaba al voltear.

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