[Capítulo 78]

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Me acomodé en la cama y a los minutos Javier me rodeó con sus brazos. Me sentía a gusto estando con él... Tenía un recuerdo muy vago de haber dormido con alguien más en esa cama en el pasado, pero era imposible pues antes de Javier yo sólo recordaba otro novio y era Ricardo y con él jamás dormí en la misma cama.
Tal vez era mis nervios por ser la primera vez que dormiría con un hombre. Tal vez...

En los últimos días Javier había estado comportándose un poco extraño. Lo veía tenso, estresado, pero jamás me decía nada. Yo trataba de animarlo, pero nada tenía efecto.
Parecía estar todo el tiempo con su mente en otro lado y en ocasiones parecía que se aburría de mí o simplemente en su celular había algo más importante que yo. No quería hacerle preguntas ya que sentía que si él no quería contarme era por algo.
Cierto día nos encontrábamos en mi casa mirando una película cuando de repente Javier me abrazó y a los pocos segundos lo escuché llorar; aquello me tomó por sorpresa y sólo atiné a abrazarlo fuerte y decirle que contaba conmigo para lo que fuera.
-Tranquilo, amor-dije mientras limpiaba sus lágrimas con mis dedos.
-Lo siento-ladeó su cara-No debería hacer estas escenas aquí.
-No es ninguna escena, cariño. No sé que tengas pero si es algo que te hace llorar...
-Mi hermana-dijo y me abrazó de nuevo-Debería estar aquí desde hace 3 meses y lo último que supe era que estaba mal de salud y eso fue en Septiembre. Justine siempre ha sido enfermiza y me da miedo que algo le haya pasado y que yo no pueda estar ahí para cuidarla ¿sabes? Es mi hermana, es de las personas que más amo en el mundo y si algo le llegara a pasar Juli...-El nombre de Justine me hizo sentir algo pero, como ya era costumbre, no logré reconocer por qué ese nombre se me hacía familiar.
-Ella está bien. Si algo malo le hubiera pasado ya estuvieras enterado... Está con su esposo y estoy segura que él la cuida muy bien, tal vez incluso como tú la cuidabas-acaricié su mejilla-No te preocupes, Casper.
-Yo sé que ella es infeliz, Juli... Y es en parte mi culpa. Pero yo quise ayudarla, yo quería verla feliz pero él no era la opción correcta-hizo un gesto de disgusto-¿A quién engaño?-Se levantó del sillón-¡Claro que lo era! Creo que él es el único que la ha amado más que yo.
-Todo va a estar bien Javier-fue lo único que pude decir pues con todo eso que dijo me sentía extraña, como si yo supiera aquella historia de su hermana... pero eso era imposible porque jamás había visto a Justine.
Empezaba a odiar esos episodios en mi vida. Me hacían sentir que olvidaba algo realmente importante y odiaba realmente no poder recordarlo.

Las cosas empeoraron cuando al pasar de los días las cosas en mi casa se volvieron muy extrañas. Las noches eran demasiado frías, aunque fuera Enero esa temperatura no era normal. Sumado a eso estaba el hecho de sentir a alguien observándome casi siempre, era muy estresante pues como si no fuera suficiente aquella sensación, también era como si aquella cosa que me veía sintiera algo malo hacia mí.
La peor parte era que yo me sentía culpable de aquello...
Mi situación era realmente extraña.
Por más estúpido que me resultara, decidí llamar a una "bruja" para que me ayudara con mi problema y al día siguiente a mi casa llegó una señora mayor con una indumentaria realmente curiosa. En su mirar se podía ver el grado de locura que habitaba en ella.
Dudé en dejarla pasar al principio pero entonces dijo algo que me dejó helada.
-Él no te quiere dejar-dijo mirando hacia la nada-Él está unido a ti de una manera más allá de lo que puedes imaginar.
-¿Él? ¿Quién?
-Es un alma, es buena pero cometió errores que ahora está pagando.
-¿Y si es buena por qué me hace esto?
-Él no te hace nada. Él sólo quiere tu ayuda.
-¿Cómo lo puedo ayudar?
-No puedes, algo en ti lo impide.
-¡Entonces sólo quiero dejar de sentirme así! ¿Qué debo hacer?-pregunté desesperada pues en ese momento sentía que alguien me observaba a mis espaldas.
-¿Segura? Veo que él no es alguien a quien debas temerle...
-Yo no le pregunté eso ¡Sólo quiero que desaparezca!
-¡Se fue!-gritó la bruja.
-¿Es todo? ¿Sólo debía pedirlo?
-Está herido, lo heriste-me miró con miedo-Si quieres que no vuelva a entrar a tu casa debes asegurarte de tener objetos benditos alrededor de ésta... Te recomiendo que pongas en especial en tu cuarto, le gusta estar ahí, lo pone feliz.
-¿Si hago eso no volverá?
-No podrá entrar. Él siempre va a estar aquí pues te repito que están unidos de una manera extraordinaria. Jamás había visto algo así.
Hice lo que la señora dijo y también puse especial cuidado en mi habitación, rodeé la cama con agua bendita, así como crucifijos y otros objetos relacionados con Dios. Mientras acomodaba todo aquello, no podía dejar de pensar en todas las cosas que me había dicho ¿Era yo una mala persona por negarme a ayudarle? Pero cómo podía hacerlo si ni siquiera sabía qué quería, no lo veía, no lo escuchaba... Sólo lo sentía y no era bonito eso.

1 mes pasó y mi vida había vuelto a la normalidad. Todo lo que la bruja dijo que hiciera había tenido un resultado favorable pues no había vuelto a sentir a esa alma, mas eso no significaba que no pensara en ella. Cada noche me preguntaba si estaba ahí afuera queriendo entrar, pero eso desapareció al paso de unos cuantos días. No podía pasar los días pensando en algo que tal vez ni siquiera era real, como me lo había dicho Javier, tal vez todo era un producto de mi imaginación y la bruja lo usó para sacarme algo de dinero.
Fuera la razón que fuera, agradecía que hubiera terminado.
-¿Lista, bonita?-preguntó Javier cuando le abrí la puerta.
-Sí, sólo iré por mi bolso-Regresé a la sala y, después de darnos un beso, salimos de casa.
Nos dirigimos al cine y cuando la película terminó fuimos a la plaza. Dimos una vuelta mirando cada cosa que tuvimos enfrente, incluso entramos a la tienda de mascotas y Javier quiso comprarme una pero la verdad era que mi casa no era un lugar para tener mascotas pues era demasiado pequeña y el simple hecho de imaginar lo infeliz que una mascota sería me hizo deshacer la idea de tenerla.
-Entremos aquí-dijo Javier tomando mi mano y entramos a una joyería.
-¿Por qué entramos aquí?-pregunté algo sorprendida.
-Quiero comprarle algo a mi novia.
-¿Tienes otra novia?-bromeé.
-Sí y te quiero pedir si me ayudas a escoger algo para regalarle-sonrió y yo fingí enojo. Se acercó para darme un rápido beso en los labios y me abrazó-Te quiero, bonita.
-Y yo a ti, Casper.
Me entretuve mirando los anillos del lugar los cuales eran preciosos.
Hubo uno en especial, pero al mirar el precio supe que era algo casi imposible para mí el poder comprarlo. Volví con Javier quien le entregaba la tarjeta de crédito al encargado.
-Ya ni siquiera vi qué compraste-lo tomé de la mano.
-Después de todo es para ti-el encargado le entregó una bolsa misma que Javier me entregó a mí.
-No debiste... Pero muchas gracias-Salimos de la tienda y apenas dimos un par de pasos Javier se detuvo.
-Olvidé mi tarjeta en la tienda, ya regreso.
-Voy contigo.
-No es necesario, bonita. Espérame sentada en aquella banca.
-Está bien-Pasaron un par de minutos y Javier no regresaba. Comencé a preocuparme y me dirigí a la tienda pero antes de llegar, Javier salió y en cuanto me vio metió algo al bolsillo de su pantalón.
-¿Por qué tardaste tanto?-pregunté.
-Yo... aproveché y miré algo que pudiera regalarle a mi madre-dijo algo nervioso y tras sonreírle decidí dejar de preguntarle, pero durante el camino a casa Javier lucía muy sospechoso y hasta nervioso.
Algo se traía entre manos... ¿pero qué?

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