[Capítulo 77]

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-Ya, bonita, no llores, todo irá bien... todo es un mal sueño... un mal sueño...-la voz melodiosa de Javier me arrulló de alguna manera mientras me susurraba palabras de aliento al oído hasta el punto en que me vi envuelta en las penumbras y de verdad creí que todo aquello era un mal sueño del cual esperaba despertar pronto.

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El 10 de Diciembre llegó y con él mi "aniversario" de 2 meses con aquel chico de ojos grises que me hacía tan feliz.
Pero semanas antes de que él me pidiera ser su novia, me sentía mal conmigo misma. Era como si quisiera algo que sabía que no podía tener y al ver a Javier eso desaparecía pero seguía sintiendo que algo me hacía falta, que algo en mi vida había cambiado, mas no lograba recordar qué era.
Todas las noches de esas semanas despertaba de la nada llorando, un llanto sin sentido pero que me hacía sentir desdichada y completamente "vacía".
Me quedaba mirando a la nada, mi propio cuarto me resultaba extraño. Mas los días pasaron y aquellas noches desaparecieron.
Recordaba con detalle el día que Javier se "declaró". No fue una propuesta muy elaborada pero el simple hecho de saber que él había pensado en cómo hacerlo me hizo feliz.
Fuimos a un parque de diversiones y nos subimos a la rueda de la fortuna y cuando nos encontrábamos en lo alto me hizo la pregunta y, casi sin pensar, respondí que sí. La sonrisa en su rostro me llenó de alegría, de ternura y ese sentimiento de vacío fue llenado con lo que sentía por Javier...
Pero aún había ocasiones donde sentía que algo estaba mal, que algo me faltaba... sin embargo, decidía ignorar ese sentir y continuar mi vida con mi ahora novio.
Javier llegó a mi casa trayendo consigo un hermoso ramo de rosas que me entregó para después darme un beso.
-Gracias Casper, están muy bonitas.
-No más bonitas que tú-sonrió y yo me sonrojé-2 meses a tu lado, gracias por hacerme así de feliz.
-No tienes que agradecer Javier, no es ningún favor. Y yo también soy muy feliz.
El día se nos fue "festejando" nuestros 2 meses; fuimos a comer, a pasear y al final regresamos a mi casa donde ordenamos la cena y fue de madrugada cuando Javier se fue.

La idea de visitar a mis padres había estado rondando mi cabeza por días, la verdad era que los extrañaba demasiado. Ansiaba un abrazo de mi madre y por supuesto de mi padre. Gracias a Jordan sabía que ellos estaban bien y que me extrañaban de igual forma.
-Este fin de semana iré a casa de mis padres-le dije a Javier mientras entrabamos a mi casa.
-¿Segura?-preguntó nervioso.
-Son mis padres, los extraño-respondí sin entender realmente su "nerviosismo".
-Lo sé-bajó la mirada-¿Quieres que vaya contigo?
-Es muy buena idea-sonreí-A menos que tú creas que es muy pronto...
-Tú conociste a mi madre cuando ni siquiera éramos novios-Recordaba aquel día con claridad... al menos eso creía.

Al estar frente a la casa de mis padres me sentí nerviosa y quise regresar, pero Javier tomó mi mano y dijo que era hora de regresar mi vida a lo "normal"; aquello lo había dicho con cierto enojo y yo sólo asentí.
Pensé que cuando mis padres me vieran se iban a lanzar a abrazarme, pero en vez de eso se quedaron mirándome como si fuera yo un fantasma o algo parecido.
-¿Qué haces aquí?-preguntó mi madre alarmada.
-Aún no es tiempo de que salieras del hospital-dijo mi padre y me llevó varios minutos recordar todo aquello, pero no logré recordar el motivo por el cual había estado en ese lugar.
-Salió antes porque ya está bien-respondió Javier-Queríamos darles la sorpresa-sonrió y mis padres solamente lo miraron.
-¿Entonces ya no ves a ese...?
-¡No es bueno recordarle eso!-interrumpió Javier-Indicaciones del médico-dijo en un susurro que alcancé a escuchar. ¿A quién veía? ¿Por qué había estado en ese lugar? Todo en mi cabeza era un verdadero caos. Eso de no recordar algunas cosas lograba desesperarme y hasta me daba dolores de cabeza.
-¡Me alegra tanto que ya estés bien, hija!-dijo mi madre y me dio aquel abrazo que había estado esperando.
Después de una larga sesión de abrazos, besos en la mejilla y palabras de aliento, pasamos a la casa. Sonreí al entrar, sentía que había pasado mucho más tiempo del real desde que pisé esa casa por última vez.
-¿Y Jordan?-pregunté.
-Se quedará a dormir con un amigo-respondió mi madre. Nos sentamos en la sala y mi padre no dejaba de mirar a Javier quien sólo sonreía nervioso.
-Mamá, papá, él es Javier Blake... mi novio-Ellos se miraron entre sí y luego sonrieron.
-Es un placer, Señores-Javier se levantó y estiró su mano.
-El placer es mío, muchacho-dijo mi padre tomando su mano.
-Igual, Javier-respondió mi madre.
Mi padre comenzó con las típicas preguntas hacia Javier haciendo que el pobre se pusiera algo nervioso, pero no por eso dejó de responder y al final se había ganado a mi padre por completo. A mi madre se la ganó desde mucho antes, parecía tan feliz que me daba algo de vergüenza pues Javier podría pensar que estaba loca o algo parecido.
-Tranquilo, ya pasó lo peor-me senté a su lado y lo abracé.
-Pasaría por lo que sea para estar contigo-dijo a mi oído. Se acercó para besarme pero me quité rápidamente al ver que mi madre salía de la cocina.
La noche nos encontró aún platicando y a mis padres no les gustó la idea de que manejáramos de noche y mucho menos con la tormenta que se venía a juzgar por las densas nubes grises que cubrían el cielo.
-Esta noche Javier puede dormir en el cuarto de invitados-dijo mi padre mirándolo fijamente. Sabía qué había detrás de esa mirada.
-No quiero causar ninguna molestia-dijo Javier apenado-Yo puedo irme...
-Claro que no, no dejaré que te vayas solo.
-Mientras no salgas del cuarto de invitados, no causarás ninguna molestia, muchacho-Los hombres sonrieron algo incómodos.
Me encontraba acostada sobre la cama de mi habitación sin pensar en algo importante. Apenas volteé mi rostro sentí que mi corazón se aceleró al imaginar a alguien acostado ahí, pero ni siquiera tenía rostro. Era como si algo faltara en esa cama... entonces pensé que tal vez lo que yo necesitaba era un poco de calor dado el frío que era muy intenso gracias a la lluvia.
Me levanté de mi cama y, sin hacer ruido, me dirigí al cuarto de invitados. Abrí la puerta y sonreí al notar que Javier aún no se dormía, estaba acostado boca arriba mirando al techo.
-$1 por tus pensamientos-dije y al instante me sentí rara... Yo había escuchado esa frase de alguien pero... ¿Quién?
-Creo que mis pensamientos se han vuelto realidad-se enderezó.
-¿Pensabas que vendría a tu cuarto?-pregunté y me senté sobre la cama.
-No, sólo pensaba en ti.
-Hace frío ¿no?-pregunté sin mirarlo.
-Bastante, la verdad.
-¿Te importaría hacerme espacio en la cama?
-¿Estás segura?-dijo sorprendido.
-Sólo vamos a dormir-respondí rápidamente.
-Lo sé, lo sé... Pero si tus padres se enteran...
-No lo harán, despertaremos antes... Pero creo que será mejor si vamos a mi cuarto pues no estaremos cómodos en esta cama tan pequeña-dudó unos segundos sólo mirándome, luego sonrió con ternura.
-Vamos, bonita.
Salimos con cuidado de su habitación y en silencio entramos a la mía cerciorándonos de que nadie nos había visto.
Me acomodé en la cama y a los minutos Javier me rodeó con sus brazos. Me sentía a gusto estando con él. Tenía un recuerdo muy vago de haber dormido con alguien más en esa cama en el pasado, pero era imposible pues antes de Javier yo sólo recordaba otro novio y era Ricardo y con él jamás dormí en la misma cama.
Tal vez era mis nervios por ser la primera vez que dormiría con un hombre. Tal vez...

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