[Capítulo 154]

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-Sí, ¿tú quien eres? ¿Qué quieres?
-Tú estabas muerto...
-No respondiste mi pregunta.
-Soy Antonio Altamirano, viudo de Justine Blake-dijo y tanto mi esposo como yo soltamos un gritito ahogado.
El hombre entró a la casa luego de que se lo pidiéramos y tomó asiento. Hacía un frío tremendo y le ofrecí un poco de chocolate caliente que recién había hecho.
-Gracias-dijo cuando le entregué la taza en una mano, la otra no soltaba al bulto que sostenía. Desde que entró, no apartaba los ojos de Oli y su expresión no había cambiado; era como si estuviera viendo frente a él una cucaracha hablándole. En algún punto me daba risa su cara pero luego veía la incomodidad de mi marido por su mirada y lo gracioso se iba.
-Y bien... ¿Qué buscas? ¿Qué necesitas?-le preguntó Oli carraspeando como para que  Antonio notara que veía y sentía su "acoso".
-A tu... esposa-miró hacia mi mano. Hizo una sonrisita con maldad mirando a Oliver quien frunció el ceño desconcertado por el gesto.
-Y... ¿Para qué quieres a mi esposa?-me senté a su lado y él me pasó un brazo por detrás rodeándome la cintura y con la otra tomó mi mano izquierda. Ambas partes me aferraban fuerte como si temiera que de un momento a otro el tipo se pusiera de pie y me llevara a jalones con él.
-Julieta, Tiny me pidió que te buscara cuando yo ya no pudiera más. Me llamó un día después de haberte conocido y me explicó lo de tu existencia y esas cosas-acarició el bulto-Me dijo que... que ya no tendríamos de qué preocuparnos... ella, estaría bien.
-¿Ella? ¿Mi hermana?
-No-sonrió-Hasta donde entendí no te lo contó, lo que sucede es...-la puerta volvió a sonar.
-Yo abro-dije y me puse de pie para abrir. Frente a mí apareció Javier enchamarrado y titiritando-¡Entra! Te vas a congelar-se pasó.
-Lamento venir sin avisar pero es que mi papá insistió en que te diera de una vez los...-miró al hombre en el sillón-¿Antonio?
-¡Hola Javier!-dijo con gesto amable pero Javier no pareció alegrarse de su presencia. De hecho ni siquiera le contestó.
-¿Qué hace aquí?-me preguntó.
-Llegó aquí buscándome.
-Pues sí, seguro como ya te quedaste sin mi hermana ahora te buscas a la gemela-gruñó y Oli del otro lado de la sala también lo hizo.
-¡No! Por supuesto que no. Yo ni siquiera sabía de la existencia de Julieta hasta que tu hermana pocos días antes de morir me lo dijo, aunque debo admitir que no imaginé nunca que el parecido fuera tan increíble-me miró de pies a cabeza de nuevo. Cuando menos acordé ya tenía a Oli y a Javier a cada lado-Pero, aún así, no eres ella. Y supongo y tengo fe en que eres una gran mujer, pero para mí como Tiny no habrá dos. La amé, la amo y la seguiré amando en un más allá cuando yo...-empezó a toser muy fuerte, pero no era una tos normal. Era una similar a la de una persona con tuberculosis.
-¡Claro! Tanto la amas que por eso la dejaste regresarse sola, tanto la amas que no hiciste una sola llamada para saber si iba mejorando. ¡Ve! Fue ella quien te tuvo que hablar y tanto la amas que por eso no estuviste en su funeral. ¡Lo único que te interesaba era el dinero de mi familia y acostarte con ella!-Hizo por acercarse a él de manera violenta pero Oli lo detuvo.
-¡Cálmate Javier!
-Me lo he estado guardando, te lo he estado guardando para el día en que se te ocurriera regresar con total cinismo... y ya estás aquí-rió e hizo un gesto por demás malvado. Oli de nuevo lo jaló-¡Y suéltame Oliver que sino también te va a tocar paliza!
-¡Pégame pues! ¡Sólo así dejaré que te le eches encima!-ambos se miraron. Casper pareció controlarse.
-Sólo déjenme hablar, déjenme contarles cómo se dieron las cosas. Javier-él aludido lo miró-sostengo lo que dije y fue precisamente por amor que no estuve con ella en su lecho de muerte, en su funeral y que tardé tanto en regresar. Prometí desaparecer, prometí cuidar lo que ella tanto amaba y lo que pasó a quitarle la vida.
-Yo te creo-dije acercándome a él-Yo le pregunté por qué no estabas con ella pues me juraba que la adorabas y dijo que precisamente por amor no estabas ahí, porque tú sabías lo que ella quería-asintió.
-Gracias-me miró con verdadero agradecimiento-La cosa es muy simple. Al poco tiempo de estar de luna de miel, Justine se dio cuenta que estaba embarazada-todos hicimos exclamaciones ahogadas-Cuando me lo dijo estaba tan triste y yo no entendía por qué. Pensé que no quería tener hijos aún o que era por alguna razón así pero me enteré entonces que ella sí deseaba tener al bebé, mas tenía miedo de que no se lograra puesto que en su familia siempre habían tenido complicaciones en los partos. Ya era de familia y sabía que padecería lo mismo-de nuevo una tos estrepitosa la sacudió el cuerpo-Perdón-carraspeó-Le insistí en que volviéramos acá para que le dieran los cuidados adecuados pero se negó, decía que no quería preocupar a su familia. Por esta razón fue que se alargó la luna de miel. Allá la estuve cuidando, la llevé a los mejores hospitales, con los mejores doctores cada que se sentía mal y cuando venían los chequeos. Pero a partir del sexto mes, tuvo que pasarla postrada en una camilla de hospital. Se le venían hemorragias, perdía el conocimiento de repente y aparte, su corazón se detenía por largos lapsos-los ojos se le llenaron de lágrimas, supuse que al recordar las escenas que narraba-Pero fue fuerte, por su bebé, fue fuerte. Insistí de nuevo en dar aviso a su familia de la situación pero dijo que su familia jamás debía saber que ella estaba embarazada. Le pregunté el por qué y dijo que su madre seguido le preguntaba si esa era la razón, que ella estaba casi segura que ya lo sospechaba y que se había dado cuenta entonces que su madre quería adueñarse de la niña y que ella no quería esa vida para la criatura. No quería que pasara por lo mismo que había pasado ella-miró a Oli-Me pidió no decirle nada a mis padres ni a los suyos-suspiró-La niña por fin nació y... debieron ver con qué trabajos. Casi muere ella en el parto, en realidad murió ahí pero la "resucitaron". La bebé nació sana y hermosa-moqueó y sonrió entre las lágrimas-Tiny estuvo dos semanas inconsciente, en una especie de coma y para cuando despertó, las cosas no mejoraron, todo lo contrario; las hemorragias eran cada vez mayores y su corazón iba cada vez más lento y yo estaba asustado, no quería perderla, no quería que muriera-lloró-Encima de todo, resultó que yo también estaba enfermo y que no me quedaba mucho tiempo. Tengo una enfermedad rara en los pulmones por tanto fumar, creyeron que era tuberculosis o cáncer pero no fue ninguna de las dos. Me ha ido destruyendo poco a poco los pulmones y debilitando día a día. ¿Con quién se iba a quedar mi hija si ella no se salvaba? ¿Si ambos moríamos?-se limpió las lágrimas-Un día la desesperación me ganó y llamé a su madre y para cuando le dije a mi esposa lo que había hecho, se enojó muchísimo. Eloísa de inmediato se apuntó a ir y entonces Justine me hizo prometerle que me largaría lejos con la criatura y que no la acompañaría, que debía desaparecer. Amaba muchísimo a su hija aun con lo poco que pudo estar con ella, la adoraba... y yo a ella y sabía que era más que obvio que ambos estábamos condenados, pero la niña no. Le prometí cuidarla cuanto pudiera y Dios me diera vida. Me dijo que intentaría hallar alguna persona de confianza que pudiera cuidar a nuestra hija cuando yo muriera-suspiró-Llegó Eloísa y no me vio ni a mí ni al bebé, sólo a Tiny y para cuando pude hablar con ella sin la presencia de su madre, estaba aterrada y me dijo que su madre estaba desquiciada y que algo andaba mal con ella y que si había dudado en hacerle saber de la existencia de su hija, ahora estaba segura de que no debía ser así y entonces un día antes después de que Eloísa llegara, yo me fui de Rusia. Fue hasta varios días después cuando ella se comunicó conmigo para saber cómo estábamos y para informarme que había encontrado a la persona ideal-me miró-Pero que si aún me sentía con fuerzas, con vida, la cuidara por un poco más de tiempo, el necesario para que tu te alejaras de esa familia, de Eloísa. Incluso me dijo que, si podías jamás decirle nada a ella o a su padre era mejor, que Javier sería el único que comprendería. Y tras prometerle que así sería se despidió de mí... y esa fue la última vez que escuché su voz-más lágrimas. Luego rió-Anduve de aquí a allá por toda Asia y Europa. Consiguiendo trabajos donde me dieran oportunidad de tener a la niña conmigo, aunque fueran mal pagados, pero que me diera para tener qué ofrecerle de comida pues lo que aún tenía guardado de lo que me llevé y no gasté en hospitales y medicinas tan caras, lo usaba para hallar dónde vivir-tomó aire-Tantas veces pensé en volver, pero no sentía la necesidad, el momento aún no era, yo podía seguir-volvió a toser por varios minutos. Cuando apartó su mano, esta estaba embarrada de sangre. De inmediato le traje una servilleta-Gracias-suspiró-Hace ya un mes que me siento muy mal, ya no puedo, en cualquier momento mi pequeña quedaría varada sola mientras yo moría en el trabajo o la calle o en la misma casa-se alzó de hombros-Llegué a México y de ahí localicé a mis padres; después de 6 meses por fin hablé con ellos y aún así lo único que les pregunté fue por ella y por Eloísa. Supe que ambas habían muerto ya. Lo esperaba, lo imaginaba, pero me dolió al saberlo ya como un hecho. Lo de Eloísa, de algún modo, me alegró, pero aún así... mejor decidí buscarte por todo Acapulco hasta que en tu antigua escuela por fin me dieron tu dirección. Fui allá y la gente que vive ahí me dijeron que rentaban, así que busqué al dueño. Quiso pasarme tu número pero sólo encontró el de tu ex-compañera de casa. Ella a su vez se comunicó con alguna de tus amigas cercanas... o creo que una amiga suya que conocía a Javier... y pidió tu domicilio y aquí estoy, cumpliendo la última voluntad de Justine-vio a Oli y rió quedito-Y me vengo a enterar que el hombre al que durante tantas noches le lloró está vivo, no murió e incluso es el esposo de su hermana... estoy confundido.
-Es una historia extraña, pero si lo que piensas es que la engañé haciendome pasar por muerto-meneó la cabeza-No es así.
-Confío en que no, a como ella me hablaba de ti, estoy seguro que no. Algo raro pasó y no es de mi incumbencia ese "algo"-apretó contra él el bulto y luego se puso de pie caminando hacia mí-A lo que vengo es a esto y espero no me digas que no-se acercó hasta a mí, los dos chicos seguían uno a cada lado haciéndome "guardia". Extendió los brazos ofreciéndome el bulto y yo aún dudando un poco sólo me dediqué a destaparlo para luego quedarme sin aire al ver la pequeña criatura que descansaba envuelta en las mantas-A mí ya no me queda mucho tiempo Julieta, lo presiento, puedo sentirlo. Quiero irme sabiendo que la dejo en buenas manos.
-Just... ¿Justine te dijo que me la dieras?-pregunté y él asintió. Yo estaba boquiabierta al igual que los otros dos hombres en esa casa.
-Dime que la aceptas, por favor, dime que la cuidarás como si fuera tuya. Te lo suplico. Sé que si mi esposa me dijo que fueras tú es porque no dirás que no y porque la querrás como tuya-me salieron lágrimas.
-Antonio, todo lo que me cuentas... ¡Dios! Mi pobre hermana-miré a la bebé que dormía plácidamente-Pobre criatura-miré a Oli quien me miraba también. Supe la respuesta con sólo ver sus ojos-¿Sabes? Esto... debe ser una bendición o un milagro o cosa del destino ¡Yo qué sé! Yo no... yo no puedo tener hijos y... ahora tú vienes y me preguntas...-sonreí-Por supuesto que la cuidaré como si fuera mía, después de todo, es de mi sangre la que corre por sus venas-él sonrió también.
-Gracias-derramó un par de lágrimas. Volvió a toser-Tengo que ir a mi casa, despedirme de mis padres, estar con ellos los pocos días u horas que me quedan. Ellos no pueden verla, ni saber de su existencia-acarició el blanco rostro de la niña. Se quitó al fin la mochila-Aquí hay varias cosas de ella: ropa, biberones, etc. Y mañana les haré un depósito para que compren con eso la cuna y lo que haga falta de...
-No, yo me haré cargo de eso-dijo Javier que no apartaba sus ojos de la criatura-Ellos la cuidarán y yo quiero darle aunque sea... lo material-Antonio le sonrió. Luego miró al bebé.
-Llegó el momento bonita, debo dejarte con tu nueva familia-derramó lágrimas-Te amo y desde donde estemos, tu mami y yo te vamos a cuidar-besó su frentecita. El bebé se movió un poco. Me ofreció de nuevo a la niña y yo la recibí. No pude evitar hacer un gesto de sorpresa al tenerla en mis brazos. Su cuerpecito pequeño y cálido se amoldó perfecto a mis brazos en cuanto estuvo en ellos, como si hubieran sido destinados para ella, para cargar justamente a ese ser tan hermoso-Debo irme-limpió sus lágrimas y dio media vuelta.
-¡Espera! ¿Cómo se llama?
-No tiene nombre, en los 7 meses que tiene de vida, sólo la he llamado "Bebé". Tiny dijo que tú te encargaras de eso-miró a la niña en mis brazos una vez más-Cuídala mucho y...-sollozó-Que ella sepa siempre que sus padres son ustedes-volvió a sollozar y le invadieron los escalofríos mientras hacía una gesto de dolor como si le estuvieran arrancando el corazón sin anestesia y se estuviera desangrando. Abrió la puerta y salió.
-¡Antonio!-le gritó Javier saliendo a la puerta también, pero el hombre ya corría calle abajo-Luego intentaré localizarlo-susurró cerrando la puerta y volviendo a mi lado.
Oli hacía varios minutos que estaba tieso a mi lado y no sabía por qué... pero en ese instante lo único que quería era conocer a la pequeña que cabía tan perfecta en mis brazos, aquella extraña que a partir de ese día pasaría a ser alguien por demás importante en mi vida. La tercera persona por la que sería capaz de darlo todo, de hacerlo todo.
Comencé a desenvolverla por completo con cuidado para verla y estudiarla mejor. Sólo tenía su pañalero blanco con rosa puesto, sus calcetas y unos zapatitos realmente bonitos.
Su piel era blanca y el poco cabello que había en su cabecita era negro azabache. Los rasgos de su carita eran totalmente finos, no era porque fuera mía (sí, ya la iba sintiendo mía) pero era hermosa, incluso más que un nenuco o cualquier bebé de comercial o novela.
Se empezó a mover. Seguí estudiando su cuerpecito, esperando hallar algún rasgo que compartiéramos y lo encontré.
Dos lunares: uno en el tobillo y otro en la muñeca que yo también tenía, pero hubo uno que llamó mi atención justo en la parte donde se conectan el muslo y el inicio del torso. Uno de esos lunares grandes pero bonitos... ese lunar, con el mismo tamaño, forma y ubicación yo se lo había visto a alguien...
De golpe abrió ambos ojos y yo me quedé maravillada, mientras a mi lado izquierdo (donde estaba Javier) escuchaba una exclamación baja.
Si creía que no podía ser más bonita, me equivoqué: esos ojazos grises completaban el paquete del bebé más bello.
Sus ojitos se clavaron en mí mientras estiraba las manitas y yo acerqué mi rostro para que me tocara. Se suponía que no había conocido o estado en brazos de otra mujer más que mi hermana y tenía la esperanza de que en su memoria apenas en desarrollo y su subconsciente, me asociara con esa única mujer.
Acarició mi mandíbula y mejillas para luego agarrarme la nariz y reír divertida.
-Hola bebé, yo soy tu mami-dije al fin y Olidejó de estar tieso a mi lado para abrazarme por detrás y colocar su barbilla en mi hombro-Y él es tu papi-mi esposo rió quedito.
-¿Puedo cargarla?-susurró y yo me giré hacia él para dársela. La cargó perfectamente, ya no acunándola y la niña correspondió de inmediato a él-Eres tan bonita-la niña se acurrucó en su pecho sonriendo con sus diminutos labios perfectos, y el gesto que hizo Oli ante la acción de ella, me robó un suspiró-Dios-susurró acariciándole la espalda-Espero ser un buen papá.
-Lo serás-lo abracé. La niña se volvió a enderezar en dirección a Oli para comenzar a tocarle el rostro a lo que él la dejaba con gusto. De repente le tomó el labio inferior y se lo jaló.
-Estee ¿Auch?-la pequeña rió divertida para luego repetir la acción un par de veces más mientras mi marido la miraba con una sonrisa y brillo en sus ojos. No sabía si era porque de verdad le agradaba la idea de ser papá o porque aquella niña era hija de la mujer que había amado pero por la razón que fuera, la niña se lo había echado al bolso y estaba seguro que ya también pensaba lo mismo que yo. Era nuestra hija y a partir de ese día, si teníamos que matar por ella, lo haríamos sin pensarlo-Evangeline... ¿te divierte maltratarme verdad?
-¿Cómo le dijiste?
-Evangeline... así se va a llamar.
-Creí que el nombre lo iba a poner yo-enarqué una ceja sonriendo divertida.
-Pues ya te gané ¿Verdad Evangeline?-ella rió-¿Ves? ¡Le gustó el nombre!
-Está bien, Evangeline será-acaricié la espalda de Oliver.
-¿Puedo?-preguntó Javier estirando los brazos.
-¡Por supuesto! Eres el tío real-le entregó a la niña. Javier era un poco más torpe a la hora de cargarla, ni siquiera la abrazó realmente. La agarró con sus manos y la mantuvo alejada de su cuerpo mientras la miraba de arriba abajo como si fuera una especie de nuevo descubrimiento. Eva parecía divertida con la posición en que la tenía.
Vi a mi esposo pasar sus ojos de uno a otro y luego fruncir el ceño. No entendí por qué.
Entonces también los miré de uno a otro y me pareció entender la razón de su gesto. Unas palabras con la voz de Javier resonaron en mi cabeza, pero eran algo distorsionadas, no recordaba si en verdad me lo había dicho.
Los ojos de Blake se detuvieron en el lunar grande y lo vi tragar saliva. Entonces contuve el aliento y él igual. Sus ojos se encontraron con los míos y ambos hicimos una promesa, un pacto en silencio, sólo con las miradas.
-Es... m... muy... bonita-titubeó él mientras me entregaba a la niña. Carraspeó-Esteee.... esto no cambia sus planes ¿verdad?-me pareció que su pregunta más bien fue porque no quería permanecer lejos de Eva. No porque le interesara llevarnos a nosotros.
-No-habló Oli-Al contrario, nos hace estar más seguros de realizar ese viaje. Ya hay alguien más que depende de mí y quiero darle la mejor vida-la niña estiró sus bracitos hacia él mientras abría y cerraba las manitas en un gesto similar a "ven". De inmediato la abrazó-Te caí bien ¿ah?-le besó la mejilla y la niña lo abrazó. Javier siguió mirándola mientras en su boca leía que estaba haciendo cuentas. Suspiró y volvió a empezar a contar. Torció la boca y se rascó la cabeza. Volvió a suspirar.
-Debo irme-sacó un sobre blanco de su bolsillo-Aquí están los boletos de avión, creo que iré a comprar otro... ya saben-señaló a mi hija-Para Eva.
-Está bien-dije yo.
-Me voy. Cuídense-volvió a mirar a la niña y soltó otro suspiro mientras mascullaba algo que no logré entender-¡Bye!-y salió de ahí.
-¿Él está bien?-preguntó Oli-Es decir ¿siempre es así de raro?
-Sí, así es de raro-sonreí y luego me acerqué para abrazar y besar a ambos: Mi esposo y mi hija. Mi familia...
Mi propia familia.

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