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Al levantar la vista ya no estaba en el estacionamiento, era mas bien una casa deteriorada con el piso de madera manchado por quien sabe que; el hombre, al que la mujer le gritaba, simplemente la ignoro, solo vio la ancha espalda desaparecer.

Después de esto se quedo observando como la pobre niña apretaba a un bebé entre sus brazos, parecía ser su hijo, entendió un poco lo que pasaba y sintió pena por la niña y el bebé.

De un momento a otro ya estaba en una habitación, el hombre que había dejado a la niña sufriendo ahora le estaba leyendo El Principito a... ¡a Yibo!, era Yibo, su Yibo, pero mas delgado, mas lamentable, esa escena lo hizo llorar, lloró mas cuando vio el rostro del hombre, era él o alguién igual a él.

No sabe cuanto tiempo paso, pero repasó toda la vida de esa persona idéntica a él, eso lo dejó aturdido, solo salió de su trance cuando alguien le tomó del hombro, era el señor Fei, quien al verlo tirado en el suelo fue a llamarlo preocupado de que algo malo le hubiera ocurrido.

Si, algo terrible le había ocurrido, Yibo se había ido. Para ser honestos, Zhan pensó que se lo tenía merecido, el karma le estaba haciendo pagar en esta vida lo que él hizo en la anterior, abandonar a Xuan Lu.

Regresó a su departamento aun mareado y conmocionado, fue cuando decidió salir a gritarle unas cuantas cosas a Hai Kuan, si todo eso que vio fue real, él no permitiría que nada en este tiempo lo alejara de Yibo, si la vida quería que él sintiera el dolor que sintió su esposa tras el abandono lo había logrado, pero ahora que eso había ocurrido él debía de hacer algo para estar con Yibo de nuevo, igual que en el pasado.

Se reconciliaron, por un momento penso en confesarle todas esas cosas durante la cita en el hotel, pero después de toda la sinceridad de Yibo pensó que decir esos detalles solo complicaría las cosas, mejor se quedo callado.

En la estación de trenes a Yunnan tenía que encontrarse a Fan Xing, fue asombroso ver ese rostro envejecido, poder distinguir esos rasgos del niño que en sus recuerdos no tenía mas que 15 años.

Trato de verse de lo mas natural ante él, era obvio que su hijo lo reconoció, trató de evadirlo diciendo tonterías, tratando de convencerlo que no era él.

Al menos cuando llegó a casa de su madre pudo dejar de pensar en eso, se mentalizó en el hecho de que esa había sido su casa en esta vida, sus padres lo habían cuidado bien y Yibo estaba a su lado, esta era la vida que ambos merecian tener y él se esforzaría al máximo para mantener lo que ahora tenían.

Estaba feliz de saber que la mujer con la que compartió parte de su vida hubiera hecho un buen trabajo criando a Fan Xing, a grandes rasgos, pudo notar que era un buen hombre, esperaba que pudiera mantenerse así por lo que le quedaba de vida.

Ahora solo se enfocaba en su relación con Yibo, vivían apretados, pero no le importaba; compartían todos sus momentos libres, cuidaban juntos a Aslan y con la llegada del nuevo hermanito de su novio ambos estaban emocionados. Yibo no lo decía, pero era así, él ya se había dado cuenta que a Yibo le costaba decir y expresar sus sentimientos, sobre todo si tenían que ver con sus padres.

Sabía también, que ese era el motivo por el cual no se alejaba de Yi Zhou, el niño perdió a su figura paterna cuando era adolescente y estaba claro que la encontró de nuevo en Yi Zhou, esperaba que su amigo siguiera estando al lado de Yibo, dandolé esa seguridad y consejos que hasta ahora le había brindado.

Su vida siempre se sintió como un rompecabezas, pero cuando encontró a Yibo, todas las piezas empezaron a ocupar su lugar, el gran desastre que tenía en la cabeza y en el corazón fue tomando forma, ya no era esa mancha borrosa y fea, ahora era un hermoso paisaje que podía ver claramente mientras sostenía la mano de Yibo.

Pronto, cumpliría 28 años, su vida pasada se fue a los 35, pero esta vez quería quedarse mas tiempo, quería estar toda la vida con Yibo, no sabía si esto era una segunda oportunidad del destino, pero si no aprovechaban podía ocurrir que en la siguiente oportunidad ní siquiera cruzaran caminos, no sabía si quiera si habría otra oportunidad.

Sacó todo eso de su cabeza y empezó a preparar el único postre que sabía preparar, mousse de fresa, nunca pudo realizar su cena romántica en casa a la luz de las velas, era justo darse el gusto para su cumpleaños.

Tenía que ser optimista, esperaba que Yibo no le obsequiara algo que no le gustara. El obsequio de Yibo seguía en la caja ya que el nunca la usó, se sentía triste, pero tampoco lo obligaría a usar algo que odiara.

En realidad no esperaba nada, el poder compartir con él ese día, era suficiente.

COINCIDIRWhere stories live. Discover now