30 * MEMORIAS

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Caminaba a paso lento por las calles donde Zi Yi quería conseguir material para la decoración de la cena dondé presentaría a su novio con sus padres. Lo había conocido en esa fiesta a la que Nian Zhen se había negado a asistir y ahora, después de varios meses, él insistía en formalizar la relación.

Era un rico hombre de negocios que no dudo en acercarse a la angelical señorita que vio por primera vez en una aburrida fiesta. Nian Zhen ya lo conocía, pues este se había involucrado a tal modo con Zi Yi, que incluso empezó a hacer negocios con el padre del mejor amigo de su novia.

El novio en cuestion heredaría una compañía de telecomunicaciones y el padre de Nian Zhen no dudó en invertir en el enpresa en el que veía prosperidad para el futuro.

Con la enfermedad de Nian Zhen y el negocio en puerta, sus padres no dudaron en mudarse a la ciudad para tener mejor control de las situaciones familiares.

Estaba esperando a su amiga, quien no se decidía entre decorar con naturaleza muerta o flores frescas, cuando por la ventana del establecimiento vio algo que le apretó el corazón.

Era Wei Qi, con la que parecía ser su esposa y el pequeño bulto que llevaban envuelto en una frazada indicaba que el bebé ya había nacido. Ahora observaban dentro de una tienda del otro lado de la calle donde estaba Nian Zhen.

Las lagrimas comenzaron a rodar, silenciosas pero grandes. Una calle era lo que lo separaba de él, tenía unos brazos fuertes, en los que sostenía al ¿niño?, parecía que si, ya que la frazada era de color azul.

Miró desde su lugar a la hermosa mujer que lo acompañaba, delgada y de facciones delicadas, con el cabello recogido y el vestido tan sencillo, pero que ella lucía con gracia... ¡ahora la recordaba!, había sido su compañera en la escuela, siempre revoloteando alrededor de Wei Qi. De haber sabido que esa niña se convertiría en su rival de amores hubiera hecho todo lo posible para alejarla de ellos en su momento, pero ahora, eso ya no era posible.

¿Qué hacían ellos aquí? ¿por qué tenían que venir a restregarle su felicidad en la cara? ¡que injustos eran!, él quería olvidarse de ellos, quería terminar la universidad y largarse a otro país lejos de ellos. Sus padres no pusieron objeción en que abandonara China despues de la escuela, pues querían que siguiera tratando su enfermedad en algun lugar con mas avances médicos.

El futuro era lo que menos le importaba ahora, colocó su manita en el vidrio tratando de tapar la figura de la mujer y trató de imaginarse que era él quien acompañaba a Wei Qi, de que ese bebé en sus brazos era suyo y justo ahora disfrutaban un lindo paseo familiar en ese espléndido domingo de julio.

Solo consigió sentirse mas miserable, sabía que ni volviendo a nacer consegiría esta clase de vida con su amado.

Zi Yi se dio cuenta de que algo no iba bien con su amigo, así que, silenciosamente se acerco a él, cuando vio a la dirección a la que este miraba se dio cuenta de porque Nian Zhen lloraba, ¿no era este el hombre que lo rechazó hace casi un año?, ella lo conocía porque había visto un par de fotografías y cuando vio al bebé y a la "esposa" no pudo hacer otra cosa que cubrirle los ojos.

-No mires Nian Zhen. -Podía sentir las lagrimas que humedecian sus manos. -No los mires, llora todo lo que quieras no te voy a detener, pero... ya no mires... -Entonces ella comenzó a llorar.

Las empleadas del lugar se quedaron mirando entre ellas, ya que la situación se torno incomoda, pero no podían simplemente echarlos, no a un par de jovenes de clase alta que se veía estaban dispuestos a gastar demasiado dinero en el establecimiento. Simplemente los dejaron ser.

Cuando Nian Zhen llegó a su casa lo primero que hizo fue prender la chimenea que tenía para abrigarlo durante el invierno y arrojar todos los diarios que estaban repletos de palabras de amor hacia Wei Qi. Arrojó todos sus sentimientos al fuego, vio como uno a uno los gruesos cuadernos desparecian hasta volverse cenizas. Quedaban solo las tapas gruesas y las delgadas hojas se perdian facilmente.

¡Tan efimero! Justo como el amor.



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