COINCIDIR

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-¿Gege, qué es eso?

-Campos de arroz.

-¿Y eso de allá?

-Son mas campos de arroz.

Quería lanzar del tren a Yibo, definitivamente no tendría hijos. Desde la salida en la estación, su noviecito lo había desesperado de manera increíble.

Se sentía como Shrek mientras viajaba con Burro a conocer a los padres de la princesa Fiona.

Yibo preguntaba cosas estupidas y se quejaba todo el tiempo de lo incómodo que era el viaje en tren. ¡Igual que viajar con un niño!, tuvó que haber traído algun libro para colorear o juegos para distraer a su pequeño de 20 años.

Gracias a la vid llegaron sin contratiempos a su casa, era temprano, la luz del día aun estaba en su punto mas alto.

Lo primero que hizo, cuando bajaron del taxi que los llevó a su hogar, fue abrir la jaula de viaje donde iba su bebé.

Aslan estiró todo su cuerpecito, lo llevaron con ellos porque Zhan no tenía corazón para dejarlo en una pensión para mascotas, además, los gatos de su madre querían conocerlo, al menos fue lo que ella dijo.

-Yibo. -Le tomó del brazo antes de que avanzara. -Recuerda que esta es casa de mi madre, comportate, aunque ella sabe sobre nosotros no quiero que me beses o abraces en su presencia.

-¡Pero gege!

-¡No!, ella me acepta, pero yo la respeto y respeto la casa de mi padre, también... Yibo, no dormiremos juntos.

Zhan vio como el color de la cara de Yibo se fue.

-¿Gege, crees que aun sea buen momento para regresar a Beijing? -Queròa matar a ese niño.

-¡Ya basta!, si no eres capaz de abstenerte por un par de semanas por amor a mí ¡entonces vete! -Apuntó dramáticamente hacía la calle.

De mala gana y haciendo esa expresión fea, Yibo tomó las maletas y empezó a avanzar hacía la entrada. Soltando un suspiro, Zhan solo pudo levantar a Aslan para seguir a ese niño llorón.

Su madre estaba barriendo el inexistente polvo de la entrada, estaba igual de obsecionada que él por la limpieza, después de todo, se dedicaba a esto. Cuando se enteraba que tendría visitas siempre pasaba días en vela limpiando su casa. Y, ahora que, sabía que el citadino novio de su hijo llegaría, se estaba esforzando mas para dejar impecable su modesta casa.

Cuando la señora Li escucho un par de voces levantó la vista, en cuanto vio a su hermoso hijo llegando por el camino de piedra, dejo a un lado la escoba y fue a recibirlo.

-¡Zhan Zhan! -Avanzo lo que sus piernas de 60 años le permitieron, extendió sus brazos hacía adelante, como si esto le permitiera llegar antes a él.

Madre e hijo se vieron al fin cara a cara, luego de varios meses. Zhan rodeó con sus brazos a esa mujer que era mas baja que él, ella apoyó su cabeza en su pecho y él colocó su mentón sobre su cabeza.

Cuando al fin se separaron ella se tomó un tiempo para inspeccionar el rostro de su hijo.

-¡Zhan Zhan, te ves tan delgado!, ¿has estado comiendo bien? -Las madres y sus preocupaciones sin sentido.

Zhan nació con un par de mejillas sanas y rosadas, las tuvo hasta su adolescencia, cuando se alejó de la comida de mamá estas se fueron. Desde entonces, su madre le decía que comiera bien, creía que moría de hambre en la ciudad.

-Muy bien, no te angusties. -Tomó las manos que aun estaban en su rostro y las besó tiernamente.

De pronto, sintió el ambiente congelarse, como si en ese día caluroso de verano de pronto una corriente invernal llegara de golpe.

¡Se había olvidado de Yibo!, este estaba detras de él con el rostro sombrió.

-Mamá, él... es Yibo.

Su madre se separo de él y avanzó con esa amable sonrisa en el rostro.

-Mira eso, ¡que niño tan lindo!

Como si se tratase de otra persona, Yibo se transformó en un cachorrito moviendo la cola en busca de atención.

-Mamá, ¡usted tambien es muy linda! -tomó sus manos y se inclinó educadamente ante ella. -Zhan-ge me dijo que era encantadora pero se quedó corto.

-¡Oh!, ¿él te dijo eso?, pues también dijo que eras extremadamente guapo y creo que también se quedó corto.

Zhan estaba viendo esa escena y se sintió un tanto incomodo, mirar a Yibo portandose decentemente era raro.

Esperaba de corazón que su buen comportamiento siguiera por el resto del tiempo que permanecerían ahí.