35. Fotografía

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LUKE

Sentía la sangre hervir por mis venas a una velocidad fuera de lo normal. Las preguntas y el desconcierto me golpeaban como piedras en la cabeza tiradas a mala leche y sin saber exactamente cómo a cientos de kilómetros de distancia alguien podía controlar mis pasos sin siquiera darme cuenta.

Aún por el buen tiempo que hacía por las mañanas, esa noche refrescaba y yo simplemente iba con una camiseta negra cualquiera y sin casco sobre la moto. No me importaba que los coches me pitaran, no me importaba el hecho de que si me caía podría matarme, lo único que tenía en mente ahora mismo eran dos cosas, uno, estrangular a Diego hasta dejarle el cuello más largo que una jirafa y dos, abrazar a Ally con todas mis fuerzas cuando la viera.

Cuando me dijo aquello por teléfono no pude hacer sino otra cosa que decirle que iba hacia allí antes de colgarla sin recibir una respuesta más larga que un "por favor" de su parte.

Pronto divisé su mediana casa, no se podía comparar con la mía, pero algo era algo. Aparqué la moto un par de casas más alejadas de la suya por seguridad, y cuando estuve en la entrada del jardín me percaté de que el coche de su padre no estaba.

"Vía libre." Pensé.

Corrí a la parte de atrás de la casa y recordando la última vez que entré a su casa por la terraza así lo hice. La verdad es que no me costó mucho subir aquel piso, el árbol de enfrente era una gran ayuda, lo que me hizo recordar aquella estúpida película de High School Musical que tanto le gustaba a mi hermana y me hicieron ver con ella cuando era pequeña como mil veces. ¿Cómo un tío tan mariquita como Troy Bolton consiguió escalar en menos de un minuto el árbol y entrar en la habitación de su novia sin que ella se diera cuenta? Vamos, si hasta a mí me había costado.

Ya en la terraza agité mi cabeza para despejarme de aquellos estúpidos pensamientos relacionados con Disney y entré por la puerta de cristal que para mi suerte estaba abierta. No se oía ni un ruido, ni siquiera había más luz que la que salía del cuarto de Ally en el otro extremo del pasillo, así que sin pensármelo casi corrí hasta allí impaciente.

-¿Se puede...?- pregunté cuando me asomé por el marco de la puerta y la vi en el suelo sentada con su espalda apoyada en la cama y abrazando sus piernas con la cara escondida.

- Luke...- susurró elevando un poco la cabeza para verme. Pude notar enseguida la sorpresa por mi presencia en su cara.

- Eh, nena.- cerré la puerta tras de mí y me acerqué a ella hasta que me puse de rodillas enfrente suya, sin importarme nada puse mis manos en su cara para hacer que me mirara directamente a los ojos.- Tranquila, ¿Vale? Estoy aquí, no te preocupes.

- ¿Cómo quieres que esté tranquila?- su voz era ronca de haber estado llorando, pero ahora hacía el esfuerzo de no llorar delante mía. Típico de Ally.- No puedo estar tranquila, yo, yo...- y volvió a enterrar su cara entre sus rodillas.

Simplemente no dije nada, no era el momento de decir nada. Me senté a su lado y pasé mi brazo por sus hombros atrayéndola hacia mí y que así pudiera apoyar su cabeza en mi hombro. Con mi otra mano trazaba círculos sin sentido por su brazo para reconfortarla. Esto sin duda era peor que horrible, sentía una impotencia descomunal y no podía hacer nada por ella, simplemente esperar a que se tranquilizara y así poder hablar. El frío que desprendía el pirsing de mi labio por toda mi boca conseguía relajarme, siempre lo hacía, pero estaba vez sentía la necesidad de arrancármelo de la rabia.

- Gracias...- susurró en mi hombro.

Inconscientemente la miré y deposité un delicado beso en su cabeza, donde me quedé ahí unos segundos con los ojos cerrados admirando el olor de su pelo. Oh mierda, ¿Cuándo me había vuelto tan vainilla?

La Sombra de las Estrellas [Luke Hemmings]Where stories live. Discover now