La Sombra de las Estrellas [Luke Hemmings]

4. Bajada de la cima

Pocas veces en su vida Diana había estado tan nerviosa como en este momento, andando al lado del chico con el que tantas veces había soñado desde que le vio por primera vez por los pasillos siendo una niña, una niña invisible para los ojos del chico más perfecto que en su vida había contemplado. Desde pequeña siempre le había observado en silencio, pensado en lo estúpido que sería acercarse a él sin saber qué decirle o el simple hecho de poder ser rechazada nada más plantarse delante suya. Aunque una apuesta con su mejor amigo no es que hubiera estado alguna vez en la cabeza de Diana como método para acercarse a él, lo había conseguido, iba al lado de Hugo Smith.

Después de que la enfermera le hubiera puesto una especie de tirita blanca en el tabique ambos habían decidido ir a dar una vuelta por los pasillos del inmenso colegio en el que se encontraban. El colegio constaba de tres grandes edificios donde se dividían desde los más pequeños hasta los de bachillerato, además no podían entrar e irrumpir en medio de una explicación, por lo que tampoco les quedó otra opción que andar sin rumbo y sin saber que hacer por él.

- Bueno...- rompió Hugo el silencio mientras andaban por los pasillos.- Cuéntame algo de ti, ¿No? Aún sigues siendo la chica que iba corriendo y se chocó conmigo sin ninguna razón.- rió entre dientes.

- Iba a llegar tarde.- mintió y se rascó la nuca nerviosa.- Y sobre mí...Voy a 1º de ciencias, vivo a las afueras de la ciudad, adoro el pop de todo tipo... - hizo una pausa.- No sé qué quieres que te cuente, esto es muy incómodo y mi vida dudo que sea tan interesante como la tuya.

Hugo soltó una gran carcajada ante eso último, la verdad es que esta situación era un poco incómoda para ella, ya que él estaba acostumbrado a tratar con chicas que acababa de conocer. Siempre que conocía a alguna chica no escondía nada de él, se mostraba tal y como era, sin ser totalmente transparente pero sí un libro abierto. No se consideraba una perdona borde y anti-social, por lo que le resultaba fácil entablar una conversación con cualquier persona rápidamente.

- ¿Y cómo sabes que mi vida es interesante? - enarcó una ceja sin dejar de reír entre dientes.

- Hombre, tu madre es una cantante mundialmente conocida y tu padre fue uno de los hombres más sexis de su época...- se llevó la mano a la boca ante lo que había dicho y le miró un poco horrorizada. Había dejado ver que en realidad sí sabía sobre Hugo.

-¿Y tú decías que no me conocías al preguntarme por el nombre?- la miró intentando aguantar una carcajada. Diana por su parte notaba como los colores se le subían y su deseo de que la Tierra se la tragase aumentaban por segundos.

- Esto... Bueno... Eh... A ver yo...- se echó el pelo hacia atrás nerviosa.

- Tranquila mujer.- sonrió- No eres la primera que lo hace, no te rayes. Y por otra parte, mi vida no es que sea tan emocionante como la de un superhéroe o una estrella de cine, simplemente soy el hijo de los famosos como suelen decir algunos.- se encogió de hombros.

- ¿Te parece poco? - abrió los ojos como platos.- ¡No tienes nada que envidiar a nadie! Eres... Aaaaggg...

No tenía palabras ante aquello, ¿Cómo siendo rico, perfecto físicamente, agradable y con dicha fama podía decir que su vida no era emocionante? No podía explicarse aquello, tenía la vida que ella siempre había soñado y aún así no estaba contento con ella.

- Calla anda.- la cortó y una pequeña mueca apareció en su cara. Ambos estaban parados en medio del pasillo correspondiente a sus clases.- No todo lo que se ve en el exterior tiene que ser verdad, y menos si te lo idealizas. Se suele llamar fachada, ¿Sabes?

- Yo... Lo siento.- se puso seria. Nunca se hubiera imaginado aquella contestación por parte de Hugo.- Te dejaré en paz, no tenía que haberme metido donde no me llaman, de verdad perdón.