9. Primera cita

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Tras el castigo, Ally tenía dos cosas claras: la primera que Luke sufría un leve trastorno bipolar sobre ella, y segundo que gracias a la mudanza había descubierto lo que era correr todos los días, ya que desde que llegó era prácticamente lo que hacía a todas horas, como ahora, que se encontraba corriendo por los pasillos en dirección a la salida para encontrarse con Diego.

Aún se preguntaba el como Luke había sido tan amable con ella y más que se hubiera ofrecido a hacerle su trabajo, no se explicaba como podía haber cambiado tanto de humor de la noche a la mañana, aunque sinceramente ella también lo hubiera hecho, ya que si quería acercarse a él tendría que ser amable por mucho que le molestara.

Ya en la salida se paró ante la puerta de cristal de la entrada y se arregló un poco el pelo ya que por culpa de la carrera había quedado hecho un auténtico desastre. Decidida salió a fuera y caminó hasta la carretera, donde efectivamente estaba aparcado en doble fila un Mercedes negro bastante nuevo. Se asomó un poco para ver su interior y se encontró a Diego con el móvil en las manos mirándolo fijamente recostado en su asiento. Antes de dar un par de golpes en el cristal se quedó observándole, quizá no era el típico dios griego por el que todas las chicas babearían a sus espaldas, pero para ella prácticamente lo era y le atraía por más que el físico por mucho que intentara negarlo.

Al dar un par de golpecitos en el cristal el chico reaccionó y levantó la mirada de su móvil hacia Ally, a la que sonrió de oreja a oreja y se estiró para abrirla la puerta.

- Buenas tardes cenicienta, veo que has sobrevivido a tu terrible hora de castigo.- dijo burlón mientras Ally entraba en el coche.

- Muy gracioso... Y sí, hoy no ha sido tan malo como yo esperaba.- se puso el cinturón.

Diego torció un poco el gesto ante la afirmación de la chica. Según tenía entendido, Luke le haría la vida imposible durante las horas del castigo, por lo que no podía explicarse que no hubiera sido tan mala aquella hora para Ally. No es que no se alegrara, sino que no entendía nada.

- ¿Ya os estáis haciendo amigos?- preguntó intentando sonar divertido para salir de dudas.

- ¡No!- se sobresaltó.- ¿Yo amiga de Luke Hemmings? - intentó reprimir la risa.- No sería amiga de ese imbécil ni en un millón de años... Simplemente hoy estaba de buen humor y decidió no hacerme la vida imposible.

- Veo que Luke está perdiendo cualidades... - sonrió sin que la chica lo notara.

- ¿A qué te refieres?

- A nada, da igual.- metió las llaves en el contacto. - ¿Lista para nuestra tarde juntos?

- ¿Y donde tienes pensado llevarme?- se mordió el labio nerviosa.

- Eso es sorpresa. Siempre me gusta impresionar en la primera cita.- sonrió de oreja a oreja y puso en marcha el coche.

El viaje no fue incómodo, sino todo lo contrario. Los dos hablaban sin parar, sacando un tema tras otro con risas de por medio y alguna que otra mirada conflictiva de por medio. Diego no dijo en ningún momento cual sería su destino, por lo que Ally cada vez estaba más nerviosa y cada vez le costaba más sonar coherente sin que sus nervios la dejaran en ridículo.

Ally no era una chica que se dejara llevar mucho, siempre solía pensarse las cosas dos o tres veces antes de llevarlas a cabo, pero con Diego en el poco tiempo que le conocía, no podía negarse a nada. Si echara la vista atrás y recordara su antigua vida estaría segura que nunca se hubiera atrevido a subirse al coche de un chico el cual conocía de dos días, ya que desde pequeña sus padres fueron muy sobreprotectores con ella.

Sumida en sus pensamientos notó como el coche paró haciendo que se sobresaltara y mirara a su acompañante como si la hubieran sacado de un profundo trance.

La Sombra de las Estrellas [Luke Hemmings]Where stories live. Discover now