La Sombra de las Estrellas [Luke Hemmings]

14. Una noche larga

No podía creérselo, sencillamente no podía entender como una chica como Ally podía sonreír de esta estúpida manera al hablar con un chico como Diego Vega.

Si ya estaba molesto por la estúpida pregunta que la chica le había formulado minutos atrás, esto era sin duda la gota que colmaba el vaso. El que le preguntaran por su vida privada o por su personalidad era algo que desde siempre había detestado desde pequeño, se consideraba una persona desconfiada y misteriosa tras los muchos sucesos a lo largo de su vida y el haber vivido con un paparazzi en la puerta de casa toda su infancia no había ayudado en absoluto.

Ahí estaba ella, sonriente como una niña tonta a la cual le acaban de decir que la dejan salir hasta las 10. Vamos, solo le faltaba cogerse un mechón de pelo con el dedo y enrollárselo sobre este.

- ¿Qué ocurre?- dijo Ally sonriente.

La conversación podía oírse desde donde Luke estaba ya que no había ningún otro sonido que interfiriera y el volumen del teléfono de Ally era prácticamente para sordos. Todo muy cómico. ¿En qué momento se le habría ocurrido venir?

- Bueno, hace mucho que no hablábamos y me apetecía llamarte.- dijo Diego al otro lado del aparato con un tono divertido.

- Pues verás...- miró Ally a Luke mordiéndose el labio inferior.- Ahora no puedo hablar.

Luke resopló sonoramente y se dejó caer de espaldas a la cama quedando tumbado y cerró los ojos. Esta situación le ponía de los nervios, ya bastante tenía con su hermana como para tener que aguantar esto.

- ¿Y eso? Venga, además tenía que preguntarte una cosa.- insistió.

- Es que no puedo Diego... Estoy...- se detuvo a pensar.- estoy ocupada ahora mismo.

- ¡Esta ocupada conmigo, Troy Bolton! - dijo Luke elevando el tono para que este le oyera. El mote lo había sacado de las películas que se había tenido que tragar con su hermana cuando esta era más pequeña.

-¿Quién hay ahí? Y... ¿Me acaba de comparar con el melenas cantarín ese de Disney?- se quejó Diego, cambiando su tono por completo a uno más serio.

Ally fulminó a Luke con la mirada, lanzándole tal mirada de odio que si las miradas mataran, Luke estaría bajo tierra de un pestañeo. Él en cambio se limitó a reír sobre la cama con los ojos cerrados, disfrutando del giro que había dado la situación.

- Tranquilo, es un vecino que ha venido a que le enseñe un ejercicio de matemáticas.- improvisó nerviosa.- déjale, es un poco inmaduro.

- Pues el inmaduro está tumbado en tu cama, dulzura.- volvió a intervenir Luke en un tono similar.- Y se está quedando fría sin ti, así que ven ya para acabar los ejercicios... De matemáticas.

- Ally...- habló Diego algo nervioso.- Mejor voy al grano que no quiero molestar con lo que estéis haciendo. ¿Qué te parece que mañana pase a por ti a las cinco?

- ¡No estamos haciendo nada! Y sobre eso, no sé si podré... No puedo salir por una discusión con mi padre.- miró a Luke de la misma manera, a lo que él la guiñó un ojo.- Podrías venir a casa mejor.

- Me parece bien, luego hablamos. Adios guapísima.

- A-adiós.- contestó sonriente y tartamudeando.

Al colgar el teléfono y dejarlo sobre la mesa la sonrisa de Ally se desvaneció en una milésima de segundo y apretó los puños con fuerza para contenerse de no gritar y que sus padres no pensaran que hablaba sola o que efectivamente había alguien en su habitación.

Luke pudo ver como la chica giraba sobre sus talones con el ceño muy fruncido y la mandíbula tensa. Él mientras tanto se encontraba tumbado a lo ancho de la cama con ambas manos debajo de su cabeza bien cómodo. Sonrió de lado y la miró divertido. Empezó a acercarse a él lentamente mirándole como si le estuviera perdonando la vida hasta que se puso detrás de donde se encontraba su cabeza, teniéndole justo debajo de ella.