Capítulo XXVII

4.1K 251 29
                                    


Vayolet's 19
Segunda parte


Vayolet


Levanté la mirada de mi zapato y un hombre rubio, de la estatura de mi alto hermano mayor y más corpulento que él, estaba en la puerta mirándome un tanto desesperado.

Su cabello rubio estaba largo pero no mucho, era un hermoso y grande desastre de cabellos rubios, algunos caían como mechones casi por sus ojos. Joder sus ojos. Sus ojos parecen un grande sueño.

—Mierda, ahora estoy alucinando a hombres rubios y jodidamente sexys en mi habitación. Estúpido calenton y estúpido Ian ¿Porqué dijo que no?

—Si bueno eso no lo sé, y si hablas en voz alta. Pero si soy real, también soy rubio y definitivamente soy muy sexy, pero de verdad necesito ir al baño. —Dijo de manera coqueta guiñando uno de sus hermosos ojos azul cielo.

Yo solo asentí despacio como si el moverme rápido lo ahuyentara o algo por el estilo. Sospecho que eso era por lo ebria y mareada que estaba.

El sexy y angelical rubio entró al baño de forma rápida y yo deje mi mirada en la puerta cuando se cerró, después de unos segundos y ver que él no salía y por ende pensar que sí, solo era un alucino regrese mi mirada al zapato.

—¿Por qué diablos Ian dijo que no? Solo quería tener sexo y ya. ¡Dios!, ¿no los hombres pagan por tener sexo?

Escuche ruido pero la verdad no tome demasiada importancia porque estaba muy, pero muy ebria, ¿ya había mencionado eso? ¿Qué diablos estaba haciendo? ¡A sí! , viendo mi zapato.

—Bueno hermosura, no sé porque Ian te dijo que no. Pero probablemte es un estúpido y si muchos hombres pagan por sexo.

Dí un salto en mi lugar, porque lo había olvidado, volteé rápido a verlo y apuesto me vi como en la película El exorsista cuando lo hice. Estaba parado cerca del baño pero ahora su rostro era más relajado.

—Mierda, si que eres real.

El hombre hermoso soltó una carcajada y yo solo me sentí más estúpida de lo que ya me sentía.

—Si que lo soy, aun que sospecho que tú no lo eres. ¡Dios! pareces una de esas sirenas de los cuentos de piratas.

—¡¿Qué?! ¿Crees que soy malvada y te quiero ahogar?. ¡Diablos no! yo solo quería sexo con Ian. —dije en tono desesperado y encaprichado.

—Sí, digo no, lo siento, lo siento, es que estoy muy ebrio. Pero eres demaciado sexy, respondiendo a tu pregunta de si alguien te diría que no, yo digo que no.

—Gracias, supongo...

Cuando me dí cuenta el sexy rubio estaba a mi lado sentado con un codo recargado en su rodilla y una mano sosteniendo su cara mirándome de forma boba con una sonrisa soñadora.

Su perfume entró a mis fosas nasales y fuera de lo que cualquiera diría, a mi me dieron ganas de salir corriendo a vómitar lo poco que aún quedaba en mi sistema, y así lo hice. Y no me malinterpreten él olía jodidamente bien pero mi sistema estaba muy sensible a cualquier olor.

Termine de vómitar como embarazada y realicé prácticamente la misma rutina. Solo que esta vez mientras estaba sentada en el escusado me quite el otro zapato y lo lancé por algún lugar en el baño.

Me levante y me mire al espejo, bueno si había sido buena idea recoger mi cabello en media cola con la pinza. Terminé de lavar mis dientes y cuando levante la mirada al espejo el rubio hermoso estaba ahí parado en la puerta.

El Mujeriego Es Mi Prometido (editando) Where stories live. Discover now