Capítulo XXIX

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Recordar


Vayolet

Hay que bajar, es lo que pienso cuando mi estómago comienza a hacer ruido raros.

—Tengo tanto frío que el solo pensar en bajar, me da aún más frío.

—Solo traes un vestido de seda color azul pálido evidentemente tienes frío. Hagamos un trato.

Volteo a mirarlo y él tiene si justo esa sonrisa de lado y esa mirada curiosa. Se que dirá o hara algo que me hará enojar o reír la verdad es que puede pasar cualquiera de las dos pero ¿Qué podemos decir? Hablamos de Henry Balck.

—¿Qué clase de trato? —pregunto con desconfianza e indecisa si seguí con este juego o no.

–Es uno inofensivo, lo prometo. —levanta las manos al aire buscando que le crea pero la sonrisa aún sigue en su cara.

La experiencia me ha hecho no creerle a esa sonrisa y a lo que él considera inofensivo.

—Bueno... Pues solo dime. —digo alargando la o usando un tono retador, si lo admito caí.

—El último en salir hará la cena por todo un mes y también se encargará de ir por los cafés en la mañana antes de llegar de la oficina.

Me mira con su sonrisa aún más grande que nunca, como un niño traviesos y antes de que yo reaccione él ya abrió la puerta de su lado del carro.

Yo rápido hago lo mismo pero estoy descalza esto debe de ser una broma. Joder, ¡joder y mil veces joder!

—Henry esto no es justo saliste antes, esto debe de ser una broma eres un infantil. Joder, espera.

Seh ajá muy infantil y todo pero ya te saliste del carro y ahora lo miras mientras ambos se empapan y el maldito frío te hace abrazarte a ti misma. Me diste mi cabeza que usualmente me hace mucha burla

>>Joder, hace frío, mierda tengo frío.

Brincoteo en mi lugar intentando controlar el frío y él solo comienza a reise lo que hace que lo mire de nuevo.

Gotas caen de su cabello y sonríe como niño chiquito, libre y feliz.

—Hagamos un trato tienes razón hice trampa, salí antes. Ahora gana quien llegue primero a la puerta. Seré yo obviamente pero te daré ventaja.

—No, no quiero, deja de jugar.

La verdad es que mi cerebro no estaba pensando muy bien las cosas, uno por el frío y dos, por toda la helada lluvia que caía sobre nosotros y no me dejaba enfocar con claridad nada.

—Vamos, Vayolet, solo es agua, sin contar que si quieres que se te quite el frío se me ocurre dos cosas.

—No, ni lo digas no tendremos sexo en la maldita calle con una jodida tormenta sobre nosotros.

Henry levanta una ceja y se chupa los labios de manera traviesas y sensual, si sensual, malditamente sensual y caliente como el jodido infierno.

—La verdad, mi preciosa bruja, había pensado en algo más como la parte trasera del auto pero nunca lo he hecho como describiste... La verdad me gusta experimentar.

Lo miro desesperada y él al fin deja salír esa carcajada que tenía desde que escucho mi negativa.

>>Bueno mi preciosa bruja Campbell la otra opción es entrar a la casa. Así que vamos Vayolet, estira las piernas.

Dice corrirndo a la casa, yo como buena estúpida y por mi salud salgo corriendo tras de él y solo puedo sentir. Las piedritras en mis pies lo que hace que sea torpe pero al fin lo hago.

El Mujeriego Es Mi Prometido (editando) Where stories live. Discover now