Capítulo XXXV

2.7K 180 15
                                    

A mi no me puedes mentir pequeña mentirosa

Vayolet

Había pasado toda la tarde con Danille y  también con el montón de paparatsis  que lo seguían a donde fuera que él se encontrará. Algunas veces él me abraza y eso sería un escándalo.
La señorita Vayolet campbell prometida del empresario y codiciado Henry Black. Estuvo saliendo con otro hombre el que era nada más y nada menos que Danille Halmiton “el pecado en persona”.
Ya podía ver los encabezados amarillistas sobre mi. Ya podía ver las revistas en mis escritorio con ese tema y las fotos de esta mañana en la primera plana.

—¿Así que te casarás? —Danille al fin había preguntado lo que llevaba toda la tarde queriendo preguntar.

—Sí, algo así. —Esperaba que con esa respuesta captará el que no quería hablar del tema

—Vy, mi amor no entiendo ¿No deberías de estar contenta? Tú prometido es un hombre muy sexy. Y sin dudas te da un buen sexo, lo note.— dijo Danille coqueto pero sin perder aquel tono de preocupación.

Y sí era atractivo, y sí, estaba teniendo tan buen sexo que me hacía perder la razón y la lógica de mis acciones. Pero siempre existía un pero ¿cierto? Bueno el mío era simple esto era falso y Henry era un mujeriego, y no sabía hasta que punto era buena opción decirle eso a Danille.

Me removí en mi asiento de forma incomoda. Él lo noto, desde luego que lo noto, Danille, era lo más cercano a la persona que conocía a todos tus demonios y aún así se mantenía a su lado.

>>Vayolet, ¿qué pasa? ¿Te está obligando? ¿Es eso? ¡Joder! ¿Por qué diablos tienes un imán para problemas de ese índole? ¿Ya le dijiste a Aleck? ¡Joder! Claro que no, yo le diré.

Danille hablo tan rápido que no había tenido tiempo de decirle que no era eso. Estaba a punto de levantarse con un aire furioso.

—Dan, Dan, no, ven, no es eso. Nada de eso. Por el contrario Henry nunca haría algo así. Él es demasiado perfecto, supongo que por eso me asusta, es todo.

Me miró aún buscando que le mintiera para ir con mi hermano y hacer que él arreglara todos mis problemas.

—Estuve a punto de hacer un desastre. Cariño, no es que sea demasiado perfecto, es que no estas lista para ese compromiso y lo sabes.

Sí, por un lado como siempre acertaba, pero esta vez ese no era el caso. Pero no podía decirle a Danille. Él se enojara y me diría que esto estaba mal y que en definitivo tengo que frenar todo este desastre.

—Supongo que lo quiero, pero solo me da miedo. — me encogí de hombros esperando dejara pasar el tema y así fue aún que no muy convencido comenzó a platicarme sobre las pasarelas, los diseñadores. Los modelos con los que se acostó y claro que por supuesto con las chicas con las que se acostó.

Me comentó que se había quedado hipnotizado por una pero que no la volvió a ver. Cuenta que la pelirroja pasó rápido con unos tacones en la mano y un costoso vestido de diseñador. Corría molesta lejos de un hombre que le gritaba.

Danille al ver eso se atravesó entre aquel hombre con la esperanza que la pelirroja pudiera huir de aquel hombre.

—Y ¿Cómo sabes que ella no había robado algo?

—Créeme cuando corres de esa forma de alguien no es por algo así. La había visto entrar al lugar un rato antes. Las pasarelas en Milán siempre están llenas de locura al igual que las discos en ibiza.

—¿Me estas diciendo que esa es tu chica? —pregunté asombrada. Tal vez al fin la había encontrado.

—No lo sé. Estoy moviendo unos contactos para que averigüen quien era esa pelirroja. Y así saber si ella era mi chica.

El Mujeriego Es Mi Prometido (editando) Kde žijí příběhy. Začni objevovat