Capítulo 6

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Encantas a todo el que te conoce Bruja.

Henry


Cuando vi a vayolet por primera vez nunca me imagine que fuera tan guapa y es que era imposible no verla. Y era aún más linda cuando entraba en caos por no tener todo bajo control.
Era algo que me daba risa pero al mismo tiempo me daban ganas de hacerla enojar aún más.

Siempre estaba sería, encargándose que todo en ella y lo que la rodeaba fuera perfecto. Algo que me recordaba a mi intentando de igual forma ser como mis padres me habían educado.

Algo era claro cualquier hombre que la viera no podía evitar quitar los ojos se su ser y es que era una mujer radiante. Razón por la cual cuando me dijo que fuéramos a otro lado para compensarme sentí que el aire se iba de mi sistema.

Pero Vayolet era bromista lo había notado, muy a su forma y solo con las personas que la conocían muy, muy a fondo, pero lo era. Y no es que yo la conociera, pero a ella le gustaba hacerme sufrir.

Su grandiosa idea fue llevarme a un club nocturno de los de mi familia a que consiguiera a la que quiciera.

—Vamos Henry Black, no te traje a cualquier lugar, apuesto que cualquiera de las señoritas de aquí está a tu altura.—dijo de forma divertida con una enorme sonrisa en su rostro.

—Vayolet, esto debe de ser una broma, así no es como funciona.

Mi plan era más como yo entre tus piernas no buscar a alguien más, no es que eso fuera un problema pero me habría gustado la idea de ella, yo y como le dije una vez, mi cuarto, mi carro, mi oficina y todas las partes donde pudiera tenerla entre mis brazos, sudando y gimiendo mi nombre.

—¿A no? Bueno príncipe calentueiento, dime entonces ¿cómo funciona?, quiero verte en acción. Aún que no creo que hagas mucho, apuesto solo guiñas uno de tus bonitos ojos y con eso ya las tienes a tus pies o ¿En tu amigo?—Miro hacia mi entrepierna y de verdad que trague en seco.

Cuando el chico de la barra donde estábamos se acercó a preguntar que queríamos note la mirada que le envía a Vayolet. Y me dio lástima, lo siento amigo ella no es alguien que acceda, créeme lo he intentado.

—No haré eso, eres... ¿mi amiga? Y no esta bien que veas eso.

-¡Ay por dios! eres mi semental de oro. En el tiempo que llevamos aquí al menos 5 mujeres te han desnudado con la mirada y 3 de ellas me han lanzado miradas de odio.

-Buenas noches, ¿qué desean pedir?. -El chico nisiquiera hizo por disimular como miraba a la bruja, lo más curioso es que ella nisiquiera notaba como encantaba a todos a su paso.
Dios mío ella de verdad no se daba cuenta y decía que yo era el descarado.

-Para ambos tequila por favor, queremos mucho tequila.-contestó.

Estaba sentada en uno de los altos bancos que rodeaban las barras de los clubes nocturnos. La sonrisa malévola de Vayolet creció al ver mi cara de sorpresa.

-Oye preciosa si tu plan es embriagarme para que tengamos sexo, créeme que no lo necesitas ahora mismo puedo darte duro contra lo que quieras y en donde quieras.

-No, no así no tendría chiste, la idea es que te embriague y así no recuerdes mucho, más que, de que tuviste el mejor sexo de tu vida y que no podrás sacarme de tu mente nunca. -Hizo inconscientemente el sensual gesto de morder su labio mientras me miraba retadora y tocaba mi pecho con uno de sus dedos. -No al reves, que yo terminaré alucinandote y soñando con lo bueno que fuiste y con la gran desgracia que será no tener más. Porque curiosamente todos los mujeriegos son muy buenos en la cama. Y no, en mis planes de vida no esta terminar loca por un descarado, arrogante y mujeriego príncipe calenturiento.

El Mujeriego Es Mi Prometido (editando) Место, где живут истории. Откройте их для себя