Capítulo 42

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¿Qué diablos te pasa?

Vayolet

Después de meditarlo unos minutos lo solté, como siempre, sin dejar que la otra persona procesará las cosas solo hable.

—No estoy comprometida, bueno lo estoy, pero no realmente. Henry y yo no tenemos nada, solo sexo un muy buen sexo. — Shan solo me miró con los ojos abiertos su ceño comenzó a bajar mostrando una clara molestia en su cara— y antes de que te enojes, esta vez nadie me obliga a nada, por el contrario él solo trata de ayudar.

—Bien y ¿por qué eso es un problema?, sin contar la parte de que te cáscaras con él y por en mundo en el que vives ya no podrás follar con otros hombres como el guapo de ojos lindos que te mira desde que llegaron. —dijo señalando a un hombre de tez obscura con unos impresionantes ojos que en otro momento sería el hombre con el que estaría hoy.

—El problema es que la mentira creció. Y joder no quiero que esto siga, yo no puedo seguir, en esta mentira, no sé que sentir al respecto.—dije intentando incubtir el que no sabía que diablos hacer con lo que sentía.

—¿No sabes que sentir a respecto con que en especial? Cariño es sencillo, si no quieres seguir con la mentira deja esto. No lo vale. Sexo podrán tener sin necesidad de casarse. —sus palabras  sonaban duras pero ella sabía como hablarme al respecto.

—Sabes que no puedo hacer eso. No puedo así de simple. No cuando involucre a muestra familia.

—Vayolet, ya lo has hecho antes, ese no es el problema y lo sabes bien. Hay otra cosa que te preocupa. Hay algo más interno que te está haciendo refugiarte en alcohol y tus amigos desastrosos. —dijo antes de voltearse y recibir con una sonrisa coqueta a Danille.

—¿Conseguiste que dijera algo? —Danille se acercó a ella y la abrazo por los hombros de forma cómplice sin coqueteos.

—No, dice que lo que la tiene mal es la mentira, sin que yo digo que no es eso. —le contestó Shan, ambos me miraban como si me estudiarán. Mi ceño se bajó porque eso me enfuresia se supone que deberían de distraerme no hablar de eso y justo cuando sentí que mis planes de distracción no podían estar peor, entro  mi dulce problema de uno noventa y ojos azules por la puerta.

—Lo bueno es que le hable a mi buen amigo para que nos ayude a saber que pasa con nuestra chica sexy. —le habló a la pelirroja como si yo no estuviera ahí y fuera un experimento, de nuevo.

—Ya se quedó sin aliento de solo mirarlo, ¿crees que el problema sea él? —ahora le dijo ella a él, de nuevo como si no estuviera ahí.

Yo solo podía seguir con la mirada a Henry, a quien dos chicas lo jalaron para hablar con él y él con una sonrisa coqueta se libro porque tenía como meta llegar a donde yo estaba, su mirada era seguía y me gustaba. Me gustaba que ni siquiera las miro solo se alejo sin pensar más y no eran chicas feas por el contrario eran el tipo de chica con las que salía.

—¿Por qué le llamaste? Se supone que me alejo de él ¡joder!—mire molesta a Dan, y seguí  buscando a Henry con la mirada.

—Asi que el problema es el sexy ángel. —Dijo Dann curioso con mi actitud.

—No maniquí hermoso, el problema es ella no él.—ella se empezó a reír y la miramos—No tienes ni puta idea de lo sientes cuando estás con él y por eso lo alejas. Es tan dulce.

—¿De qué hablas? No, por supuesto que no es como mi mejor amigo, dejen de decir tonterías. Sé lo que siento solo estoy abrumada.

—En otro momento eso me ofendetis pero... Awww, me siento como un papá realizado.—ignorandome como si no hubiera dicho nada, Danille llevo sus manos a su boca como si yo fuera un bebé.

El Mujeriego Es Mi Prometido (editando) Where stories live. Discover now