Capítulo XXXVIII

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La fiesta de aniversario parte 2



Vayolet

La fiesta había continuado justo como lo había planeado, todo se encontraba tal como siempre, perfecto.
Algunas veces nos teníamos que alejar pues teníamos que atender a los socios y a las personas que nos hablaban justo también a las personas que preguntaban por nuestra reciente relación.

Me sentía abrumada de formas extrañas las preguntas, el que todo el mundo me viera cómo el tipo de chica que siempre había odiado, me estaba desesperando quería salir corriendo y lo sentía de forma descomunal podría sentir a Aleck, como me miraba a lo lejos buscando el momento para darse cuenta que todo era una mentira, porque aunque lo haya aceptado sabía que muy en el fondo Aleck sabía la verdad, sí pensaba que esto era una mentira por eso se encontraba aquí, no había otra razón por la cual está en un aniversario de una fiesta que nisiquiera le interesaba. Estaba vigilandome de cerca para poder saber que estaba mal.

Justo me encontraba hablando con una señora de cómo era la vida de una mujer casada con un millonario cuando la sonrisa de Henry no estaba cerca para cautivarme y que no pensara lo que realmente estaba sucediendo. Cuando pude salí corriendo al baño decidida a relajarme, el problema tal vez ni siquiera era la boda, tal vez solo era  que le había mentido a todos y eso me ahogaba.

Estaba mirándome al espejo intentando relajarme.

—Nunca aprenderás a decír no ¿cierto? —me dije a mi misma. Mirando mi reflejo, sintiendo la humedad a de mis manos mojadas en mi nunca.

—Como si tu problema fuera ese. Yo diría que por el contrario eres muy buena diciendo no. Solo hay algo que me causa confusión ¿por qué estas tan nerviosa? —la mire y se veía radiante como siempre, me paralice  por un momento porque si a alguien nunca me hubiera imaginado aquí era a ella como yo la conocía prepotente alzada y como una víbora que te puede estrangular— felicidades cariño, tu y la vieja ganaron.

—¿Qué precisamente ganamos? Cuidar de ti a nuestra familia. Por supuesto, pero eso ya lo sabíamos —la mire decidida por qué aunque era una fantasma que causaba problemas no dejaría que me intimidará ni ella, ni sus amenazas.

—Como si ese fuera tu verdadero interés. No te hagas la buena, no conmigo. —sonreí decidida sí era mi sonrisa de enojo esa que hacía de lado y venía justo antes de que me regocijará con un comentario.

—Yo nunca me he hecho la buena, yo a diferencia de ti siempre he aceptado que no me importa lo que tenga que hacer si la causa lo vale. —y lo decía en serio, ¿han sentido que vibran? Sí, que vibran del coraje, del enojo a alguien, bueno ese era mi sentir con solo mirarla.

—Oh, por supuesto, justo porque hombres como Henry Black se fijarían en ti por tu gran atractivo. Sin tus mentiras estas más podrida que yo y lo sabes. —me señaló con sus dedos y si no fuera porque tengo que evitar que sepan que esta aquí la correría. Armaría un espectáculo y haría que el mundo explotara.

—Dí lo que quieras, haz lo que quieras. Sé perfectamente, donde estoy parada y tus insultos clásicos de niña de colegio no me desequilibran en lo absoluto. Así qué... —mire de mis uñas a la puerta en una señal clara de que podía irse por donde vino. Pero era terca y osada. —Largate, o hago que te regresen al manicomio del que te saco mi futuro esposo.

Sonreí triunfal, porque aunque era difícil no era algo que permitiría viera ella o cualquier persona.

—Vas a caer porque, estúpidamente te enamoraras de él y en ese momento llegare yo a decirle la verdad, por que tu no lo haz hecho. Cundo lo sepa te dejará y te dolerá tanto como cuando hiciste que se fueran. —algo debíamos  decir, y era que la rubia me odiaba tal vez más de lo que yo a mí misma por tomar decisiones tan estúpidas.

El Mujeriego Es Mi Prometido (editando) Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon