Capítulo 45

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El desastre

Henry.

Día de la fiesta de compromiso. 10:30 ante del desastre.



Elisabeth se había obsesionado con hablar de nuevo conmigo, le había pedido a mi tierna rubia que la corriera como mil veces de la oficina. Smith siempre me decía las mismas palabras, “ella insiste tanto, lo lamento señor”. Algo dentro de todo esto estaba mal, sabía que Beth de alguna manera odiaba Vayolet, y me angustia el que seguía insistiendo en en enfrentarla y hacerla pagar. Quería controlar todo el desastre de querer verla con Liam que de alguna forma también la odiaba, estábamos en un gran momento, ella y yo éramos algo que no se podía explicar, la miraba y sabía que en definitivo ella me tenía perdido, desde hace meses me tenía a sus pies con su hermosa sonrisa, por lo mismo mi misión desde que se supo lo de la boda, era protegerla de Liam y de Beth. Mi ex podía ser algo caprichosa y yo era su más grande capricho.

—Hola, ¿puedo hablar con usted?—Me dijo Smith, suave, despegue mi mirada de Vayolet a la cual le acaba de pedir un futuro juntos aún que eso me ponía nervioso, esperaba otra reacción no un divertido sueñas cosas  muy grandes Henry Blakc. Mire a Smith y le sonreí era divertido su tamaño y la ternura de esta mujer. Era linda al punto de que parecía que si la tocabas la romperías.

—Dime, mi tierna rubia ¿Qué sucede? De nuevo tengo que alejarte de las garras del pelinegro con complejo de ganster.

—No, no, no es eso señor, es que los de seguridad de su condominio me llamaron.—la mire sorprendido.

—Bueno, ¿qué te dicen?

—Bueno la rubia otra vez quiso entrar. Bueno entró, esta en su departamento. Y bueno el señor Liam otras vez está por aquí.

—Supongo que no lo asustaron los guardias de la otra vez. Tengo que ponerle un alto a Beth.

—Señor, si le pasa algo le diré a la señorita Vayolet.

—No, no quiero preocupara, de alguna forma esto es problema mío, ella no tiene que pasar por esto. Smith ni una palabra a nadie, es importante, regresó pronto.

Ella solo asintió, y camino, por ahí se quedó sola, una chica que no conocía se acercó a ella.

Salí del hotel y fui al departamento. Llamé a Elizabeh para intentar razonar con ella pero no contestaba.

—Señor de nuevo vino su prometida.

—Ella no es mi prometida, ya se los había dicho señores. Por favor ya no dejen entrar a personas que no sepan la clave.

Camine a la entrada ella no se veía a simple vista decidí buscarla por el lugar hasta llegar al despacho del gigante departamento.

—Beth, dime ¿qué haces aquí? —ella dio un saltó y me miró, esa mirada era tan linda y a la vez tan dura, tan rara. Esos ojos que había amado con locura hoy me resultaba unos ojos lindos cualquiera.

—Amor, llegaste antes.

—Solo porque alguien usurpo la identidad de mi prometida. —me acerque a ella despacio pues Beth era algo impulsiva y algunas veces era algo complicada.

En el escritorio había una caja algo grande.

—Yo soy tu prometida, yo si te Mao y te hablo con la verdad —dijo como si estuviera tan indignada.

—Beth, tu sabes que las cosas terminaron y según yo habían terminado bien, sin problemas, con la libertar de hacer nuestra vida con quien quisiéramos.

El Mujeriego Es Mi Prometido (editando) Where stories live. Discover now