Capítulo 35

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¡Hola, hola!

Síííííí he vuelto! Os traigo nuevo capítulo, intenso, emotivo, chungo, de todo jajaja. Como ya dije, he recuperado mi ordenador (por fin!!!) y puedo volver a escribir con normalidad, dentro de lo que cabe, pero bueno, lo importante es que ya estamos de vuelta y que la cosa sigue complicándose jajaja.

Espero como siempre vuestros comentarios, que os guste el capítulo por supuesto, y que cualqueir cosa que se os ocurra me lo digáis, que yo estoy encantada de responder lo que sea.

Nada más, os dejo con la lectura. ¡Que la disfrutéis!

¡Mil besitos! =)

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En aquella ocasión, las noticias sobre el avance alemán turbaban los nervios de todos los ciudadanos de Southampton. Hasta el desastre de Londres, ningún británico había sentido el miedo de que la guerra pudiese llamar a sus puertas, y en poco tiempo, el país se había visto sumergido bajo su funesto velo negro.

Las pesadillas habían invadido los sueños de todos y en especial de una muchacha de pelo rojizo. Holly apenas podía probar bocado y su alterado estado de nervios hacían que Violet temiese por la salud del retoño que esperaba. Se esforzaba por cuidar a su hermana y mantenerla vigilada, pero cada día que pasaba la pequeña Ford se demacraba más y su propia vida comenzaba a peligrar. Todo ello influenciaba muy negativamente sobre la enfermera, que se veía superada por la presión de tener que cuidar de su hermana, de su sobrino no nato, de su mejor amiga, de su prometido... Eran demasiadas responsabilidad recayendo sobre una misma persona y por si fuera poco debía lidiar también con su propio miedo.

Porque no podía culpar a Holly de sentir lo que sentía, ella era esclava de los mismos temores que le impedían a la pelirroja conciliar el sueño. A pesar de que todos se habían hecho a la idea desde hacía mucho tiempo de la entrada de Inglaterra en la guerra, se sintió ridícula al llegar a pensar que ésta jamás llegaría a alcanzar a su territorio. ¡Qué estupidez! Una guerra nunca dejaría de ser lo que era, y desde el momento en que anunciaron por la radio la declaración de guerra, solo era cuestión de tiempo que acabase llamando a sus puertas.

Todo el mundo intentaba mantener la calma y normalidad en la medida de lo posible; John contrató a dos mujeres para que le ayudaran con la pastelería, ella siguió trabajando en el hospital y Holly con sus estudios, pero todos eran interrumpidos constantemente por la misma pregunta: ¿Cuánto tiempo tardarían en llegar las bombas a Southampton?

Aunque Graham les había asegurado que lo tenía todo preparado para una huida inmediata en caso de llegar a necesitarlo, ¿cómo iban a ser capaces de soportar el dolor de tener que dejar atrás toda su vida? Los mayores y más preciados recuerdos se quedarían enterrados para siempre entre los escombros.

Dejó caer las manos sobre las teclas blancas con enfado y desesperación, provocando que del instrumento saliera un sonido grotesco. Cerró los ojos y suspiró con cansancio, ni siquiera en esos momentos el piano conseguía evadirla de todos los problemas que se le venían encima, y sabía que solo tenía una forma de aliviarse de alguno de ellos.

Había hablado con John infinidad de veces sobre la situación con su hermana, y aunque al principio ella se mostraba reacia, al final había terminado por aceptar que lo mejor era confesarle la verdad a su padre. La única razón por la que lo habían estado ocultando tanto tiempo era por miedo a la represalias de Charlotte, pero ahora que ella se había marchado para siempre de sus vidas, no había motivos para seguir cargando con aquella responsabilidad ella sola. Era consciente de que a su padre no le haría ninguna gracia, se enfurecería y supondría añadirle una preocupación más, pero ¿qué otra cosa podía hacer? Tarde o temprano no habría vestidos que pudiesen ocultar su estado, y al final acabaría sabiéndolo. Además era una falta de hombría y consideración por parte de Calvin no asumir la responsabilidad de sus actos. Aquel niño era tanto de su hermana como de él, ya era hora de que empezara a implicarse de forma directa en el cuidado de Holly, y estaba segura de que en cuanto el muchacho tomara parte, su hermana se sentiría más reconfortada.

Violetas en las Cenizas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora