Capítulo 24

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¡Hola a tod@s!

Aquí tenéis el nuevo capítulo. No os he hecho esperar demasiado, y creo que os vais a llevar una grata sorpresa al final. Os adjunto una canción que ahora se ha puesto muy de moda pero que seguro que sabréis en qué momento tenéis que escucharla :P

NO OS DIGO MÁS QUE SINO OS ESTROPEO LA LECTURA.

Muchas gracias por todos los votos, lecturas, comentarios... ya sabéis que me encanta saber lo que opináis, así que no os cortéis y ¡decídmelo! 

Nos vemos en el siguiente capítulo,

¡Muchos besitos! =)

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       Después de su charla con Faith, Violet se sintió tremendamente aliviada. No le gustaba la idea de tener que ocultarle algo así a su cuidadora, y mucho menos cuando se había desvivido por ella. Había sido su confidente desde tiempo atrás, y la había aconsejado siempre en todo, no podía tener secretos con ella.

       Faith la comprendió y le dio su apoyo cuando regresó a Southampton y confesó que ya no estaba prometida, le habló de lo que era el amor…, y ahora que estaba segura de que aquello que la mujer le describió era lo que sentía por John, no tenía ganas de ocultárselo a ella. Esa sensación de que estaba haciendo algo mal había desaparecido casi por completo, pero no del todo. Una parte de ella sabía que no era sensato revelar su relación ante sus progenitores, sabía que no sería bien recibida, sobre todo por su madre, pero la otra parte le decía que si realmente estuviera segura de lo que estaba haciendo, no tendría dudas para confesar la verdad.

       A pesar de que al principio solo tuviera ganas de estar con John, y disfrutaba plenamente de sus escapadas y sus encuentros subrepticios, empezaba a notar que las fuerzas le flaqueaban, y se planteaba muchas dudas. ¿Hasta cuándo tendrían que permanecer así? ¿Por qué debían ocultar su amor? ¿Acaso nunca podrían disfrutar de una vida juntos sin tener que esconderse? Violet no quería eso. Era una sensación agradable y eufórica el escaparse por las noches, el ocultarse durante el día o robarse besos y miradas furtivas a cualquier hora sin que nadie los viera, pero desde luego tenía claro que no quería eso para el resto de su vida.

       ¿Qué pasaría si John no pretendiese nada más que aquello? ¿Y si su visión de futuro no contemplaba la posibilidad de cambiar esa situación? Una creciente preocupación comenzó a apoderarse de ella al comprender que tal vez aquello nunca cambiaría, y que si eso sucedía, la única opción era separarse de él. Sintió un pinchazo en el estómago al imaginar que algo así pudiera suceder, y aunque sabía que era algo precipitado compartir sus cavilaciones, no estaba segura de poder ocultarlas frente a John.

****

       Cuando Helen veía a su hijo canturrear canciones y levantarse a trabajar con una sonrisa cada mañana, sabía que estaba plenamente feliz. La pastelera brillaba igual que su hijo, y eso se notaba en el negocio. Desde que John había vuelto y comenzara a trabajar en el Moulin Chocolat las ventas habían aumentado y por ende, sus ingresos, incluso se permitía tomarse un día y medio libres a la semana para dedicarse a sus quehaceres, además de permitir a su hijo marcharse a pasar la tarde con Violet, después de que ésta saliera del hospital.

       Ladeó la cabeza sonriendo, se alegraba en demasía de que por fin su hijo hubiera reconstruido los pedazos rotos de su corazón, y se lo hubiera entregado a esa joven enfermera. Tenía que reconocer que además de hermosa era una espléndida persona y la adoraba, casi igual que si fuera su propia hija, y sabía que no había nadie más en el mundo que pudiera hacer igual de feliz a John. Él era el vivo retrato de su padre, con cada año que pasaba podía apreciarlo más, y su carácter no se quedaba atrás. Por eso, no podía evitar que unas lágrimas melancólicas le empañaran los ojos cuando veía a su hijo sonreír enamorado. Si cerraba los ojos aún podía sentir su calidez cuando él la miraba a ella, cuando la que canturreaba era ella y se le aceleraba el corazón cuando se acercaba la hora de verle…, aunque no siempre era por felicidad; el miedo a ser descubierta a veces era demasiado fuerte y terminaba optando por no asistir a la cita…, cuántas lágrimas había derramado por aquello.

Violetas en las Cenizas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora